
Ante la historia que iban encontrando decidieron proponer al centro la celebración del centenario de la actividad educativa en La Paloma, nombre que siempre ha conservado, aunque se haya ido alternando entre 'Nuestra Señora' y 'Virgen', y el tipo de centro haya sido colegio-asilo, institución sindical e instituto.

Cien años de historia
Según la investigación de Pilar Moltó y Jesús Manzano, en 1910 se inauguraron las Escuelas y Talleres del Asilo de la Paloma, situadas en la Dehesa de la Villa. Eran propiedad del Ayuntamiento y su creación costó algo más de un millón de pesetas, sufragado por varias donaciones, como la de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad. El objetivo de este centro, proyectado por Francisco Octavio, uno de los autores de la Gran Vía, era trasladar el antiguo asilo de San Bernardino a un centro más preparado para niños y ancianos.

Hasta 1928 no se reguló la formación profesional en España, pero ya se impartía antes, principalmente en este tipo de instituciones, en muchas ocasiones encomendadas a órdenes religiosas. El colegio asilo de La Paloma formó parte de esta tradición, con la presencia de las Hermanas de la Caridad. Pero la educación corrió a cargo de numerosos profesionales, algunos tan relevantes como Rodolfo Tomás y Samper, que introdujo métodos pedagógicos desconocidos hasta el momento en España, o José Garrido, que después sería el responsable de la educación del rey Juan Carlos. Los niños que estudiaban tenían el privilegio no solo de cubrir su necesidades de aseo y alimentación sino también de recibir clases graduadas, algo infrecuente todavía a principios de siglo en Madrid cuando gran parte de los niños estudiaban en escuelas unitarias, en las que las clases estaban formadas por alumnos de diversas edades.
Al comenzar la Guerra Civil la labor educativa de La Paloma se trunca y los niños que no pudieron ser acogidos por familiares marcharon a Barcelona, donde estarían más seguros, para seguir su formación. Una vez terminada la confrontación, los que seguían en edad de estudiar volvieron a Madrid al colegio municipal Conde de Peñalver (calle de Tabernillas) donde fueron acogidos hasta el punto de que se llegó a cambiar su nombre pore el Nuestra Señora de la Paloma. No fue posible reubicarlos en el centro de la Dehesa de la Villa pues habia resultado muy afectado por los bombardeos.

Ánimos caldeados
Precisamente, la extrañeza que podría causar el hecho de celebrar el centenario 18 años después del cincuentenario fue una de las principales razones por la que los órganos directivos del centro paralizaron la propuesta. Pero el director también apunta a que no cree que el centro sea sucesor de un asilo y argumenta que todo empezó en 1942. "No hay continuidad desde 1910 ni como asilo ni como centro de formación", señala. A continuación, ironiza: "Aquí también hubo un poblado celta, ¿lo celebramos también?". Los profesores, en cambio, creen que ha habido muchas rupturas durante estos cien años, pero defienden que ambas celebraciones pueden coexistir porque son conmemoraciones diferentes.

"Están desautorizando nuestra investigación", continúa el profesor. Su compañera se queja de que incluso "la han llegado a asociar con la memoria histórica; decían que no removiésemos el pasado". El director del instituto recuerda que es catedrático de Historia y mantiene que la investigación no ha descubierto nada nuevo.
Se querían organizar exposiciones y charlas con motivo del centenario para dar a conocer la historia de La Paloma, pero lo único que queda de esta efeméride es la página 'web' donde se han ido colgando las historias y las fotografías obtenidas durante la investigación, documentos que la Asociación Cultural Amigos de la Dehesa de la Villa ha reunido en un pequeño libro. En el colegio hay un monolito que recuerda el cincuentenario, pero solo las columnas de hierro del antiguo comedor, en las que a duras penas se puede leer '1907' -año de la fundición- y 'Asilo de La Paloma', remiten a su origen.