Heidi Álvarez

Si Magdalena Álvarez no existiera, habría que inventarla. Sus comparecencias en el Congreso empiezan a convertirse en un género literario en sí mismo y se esperan con una mezcla de ilusión y expectación mediática. ¿Cuál será la perla de hoy? ¿a quién le dará el zurriagazo? Las perlas se dividen en dos: las que tienen que ver con el tema que lleva a la Ministra allá donde tenga que estar en ese momento: este martes al Congreso; y las perlas que tienen que ver con su concepción del mundo, con esa especie de “visión Maleni” del problema en cuestión.

Un ejemplo: ¿a qué ministro o ministra se le habría pasado por la cabeza decir que lo del 9 de enero en un primer momento le pareció precioso y que ‘estaba entusiasmada con la nevada’? sólo se le ocurre a Magdalena Álvarez y sólo por eso hace de su concurso en el gabinete de Rodríguez Zapatero algo impagable para los medios de comunicación. Ese ataque de ‘Heidi’, esa imagen bucólica más típica de las altas montañas seguramente nos invade a todos cuando nieva. ¡pero no puede guiar los pasos de la encargada de esa administración!. Si Heidi se convierte en ministra: ¿acaso es Pedro el Secretario de Estado de Infraestructuras?. Si Heidi es ministra: ¿acaso es ‘El Abuelo’ el ministro de asuntos sociales?. Está claro que Heidi y la ministra no pueden ser la misma persona porque a nadie le gusta ser como ‘Niebla’: un perro pastor.

Y al final, cada vez que veo a Magdalena Álvarez, me invade una duda. ¿Qué hacer si uno fuera portavoz de la oposición? Hay una máxima que dice ‘cállate si no tienes que decir nada mejor que el silencio’. Y si la aplicamos al Congreso sería algo así como ‘cállate si no tienes nada que decir mejor que Maleni’. Es mejor no criticarla. Se critica sola. Sus perlas son tan contundentes que no necesita más ataque. Pero para desgracia de los madrileños, es la ministra que tenemos. ¡Heidi, vuelve!