Quienes en Madrid se dan cuenta que en los domingos y en Navidad- Reyes Magos no suele llover tienden a atribuirlo a su suerte, o a la Providencia, para facilitarles el cumplir con sus deberes religiosos. Ambos, confiando en esas hipótesis, tienden a tomar decisiones arriesgadas en otros campos, sufriendo las naturales consecuencias de su error. Pero la prosaica realidad es que eso se debe a que la disminución de la contaminación porque el descanso de las industrias y la menor circulación rodada dificulta la condensación y caída del agua.
Una joven francesa introvertida y enclaustrada en un convento creía que Dios cambiaba la situación atmosférica para adecuarla a su estado anímico, como si ella fuera la única persona de la que Él se preocupara. Esa desequilibrada es venerada como santa Teresita del Niño Jesús. Seamos sensatos, racionales, busquemos la verdad que nos haga realmente libres, como ya nos exhortaba, un siglo antes de la era corriente, P. V. Marón: “Feliz el que pudo conocer la causa de las cosas”.
Dr. Martín Sagrera Capdevila