El Instituto de Estudios Madrileños (IEM) y la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales han conmemorado este miércoles 1 de marzo el centenario de la llegada de Albert Einstein a Madrid para dar una serie de conferencias y recibir el título de doctor honoris causa por la Universidad de Madrid. Al repaso de los once días que en marzo de 1923 el físico pasó en la capital, Albino Arenas, doctor en Ciencias Físicas, dedicó su discurso de ingreso en el IEM seguido de un coloquio con la escritora Clara Janés sobre la importancia de este científico..
En su conferencia en la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, Albino Arenas hizo un repaso de la vida del eminente físico desde su nacimiento en 1879 hasta 1923 en que, ya convertido en una figura mundial, llegó a Madrid. Destacó el papel que tuvieron en ese viaje científicos españoles de la talla de Blas Cabrera, Esteban Terradas o Julio Rey Pastor.
En su intervención, Arenas narró desde la llegada de Einstein a Madrid en tren a las once y media de la noche del 1 de marzo de 1923, procedente de Barcelona, hasta su salida el día 12 hacia Zaragoza. Acompañado de su esposa Elsa, el físico tuvo una agenda apretada en la que impartió tres conferencias en la Facultad de Ciencias de la Universidad Central, una en el Ateneo y otra más en la Residencia de Estudiantes; mantuvo una reunión privada con los reyes de España; fue nombrado Académico corresponsal extranjero por la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales; visitó el Laboratorio de Investigaciones Físicas y la Sociedad Matemática Española; acudió al domicilio de Santiago Ramón y Cajal que se encontraba enfermo; asistió a una recepción de la Embajada alemana, y fue nombrado doctor honoris causa por la Universidad Central.
A pesar de tener programados tantos actos Einstein que, además de la ciencia era un enamorado del arte, la literatura –aseguró que Los hermanos Karamazov de Dostoievski y El Quijote de Cervantes eran, para él, obras cumbres– y la música –tocaba el violín desde niño–, tuvo tiempo para escaparse del hotel Palace en el que se alojaba y visitar en tres ocasiones distintas el Museo del Prado. Asimismo, dedicó un día a visitar Toledo acompañado de un grupo reducido de personas, entre los que se hallaba José Ortega y Gasset. Allí quedó impresionado con el cuadro de El entierro del señor de Orgaz
Aunque, diez años después, en 1933, el Consejo de Ministros decidió otorgarle una cátedra extraordinaria en la Universidad de Madrid, la agenda del físico, primero, y la guerra civil, después, impidió que tomara posesión de esta, por lo que la visita de 1923 fue la única que hizo en vida.
En el diálogo posterior que mantuvieron Albino Arenas y la poeta Clara Janés, miembro de la Real Academia Española y autora de varios poemas dedicados a la relatividad, se habló de la relación entre ciencia y literatura, del poder que teorías como la de Einstein pueden tener en la imaginación de un poeta, del sentido del humor que tenía el físico y de la popularidad que alcanzó, aunque los periódicos madrileños consideraran sus conferencias como inaccesibles para el público.

El acto, que contó también con la presentación del ponente por parte de Pedro García Barreno, estuvo presidido por el presidente de la Real Academia de Ciencias, Jesús María Sanz Serna. La presidenta del Instituto de Estudios Madrileños, María Teresa Fernández Talaya, agradeció la acogida de la Academia con la que el IEM ha firmado recientemente un acuerdo de colaboración para promover actuaciones de interés común, como la conferencia sobre Einstein.
El acuerdo con la Real Academia de Ciencias se suma al firmado el pasado 24 de enero por la presidenta del IEM y el decano del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid, Sigfrido Herráez, para organizar desde jornadas científicas y formativas hasta proyectos de investigación en aquellas áreas que se consideren de interés común.