Viajar es siempre una experiencia enriquecedora. Conoces lugares nuevos, culturas diferentes, gastronomías, edificios, museos, opciones de ocio... Lo cierto es que salir del espacio de confort abre la mente y ofrece recuerdos, anécdotas y momentos verdaderamente únicos
De todas estas cosas, lo que más suelen recordar los viajeros es a la gente que se han encontrado por el mundo. Con algunas (y terribles) excepciones, la mayor parte de turistas y aventureros solo pueden hablar bien de la gente local con la que han establecido contacto.
Henar de Cómete el Mundo recuerda, por ejemplo, que el país donde ha encontrado mayor hospitalidad ha sido en Uzbekistán: “Era un país en el que las puertas estaban abiertas al turista y podías pasar tardes enteras charlando con la gente local mientras degustabas un buen té”, explica la bloguera especializada en viajes por todo el planeta Tierra.
Cualquier punto del mundo, país, aldea, gran ciudad o desierto puede ser el escenario perfecto para encontrarse con personas maravillosas dispuestas a mostrar en profundidad su cultura y todo lo relativo a ese lugar.
Abrir el corazón, abrir la mente
Vivimos en grandes ciudades, lugares con un ritmo frenético en los que, desde pequeños, nos han enseñado a desconfiar de la gente. Todo puede ser un peligro o una amenaza.
Sin embargo, esto no es siempre así. De hecho, suele resultar justo al contrario: la mayoría de personas son amables y buenas, y están dispuestas a ayudar al viajero y a mostrarle lo mejor de su lugar de residencia.
Esto es sobre todo notable en zonas de Oriente, Asia y África. Visitar Marruecos es tener que luchar continuamente contra los regateadores para que no te agobien con sus ventas, pero también pararse a charlar con ellos, pasar un rato divertido bajando el precio de ese bote de especias tan preciado. ¡La mayoría de turistas acaban en la trastienda de algún puesto de los zocos con té de hierbabuena!
Pero ¡claro! Para que todo esto ocurra hay que abrir el corazón y la mente: “Si vas desconfiando, con miedo y dudas de todo probablemente te pierdas todas estas oportunidades que le da la vida a los viajeros”, explica Henar de Cómete el Mundo.
Evidentemente, esto no quiere decir que no haya que llevar cuidado y prudencia para no entrar en lugares hostiles o dejarse llevar por personas que no quieren hacer disfrutar al viajero, sino todo lo contrario.
Diarios de viaje
Mucha gente poco experimentada piensa que la hospitalidad que recibe el viajero es un mito. Todo lo contrario: basta con leer los diarios de viaje de los grandes literatos de la historia para comprobar cómo todos ellos han tenido experiencias similares en sus aventuras en cualquier rincón del mundo.
Si tú también quieres anotar estas anécdotas en tu diario de viaje particular, sigue estos consejos de abrir el corazón y la mente, atrévete a ofrecer tanto como puedas recibir y déjate sorprender. Los habitantes de ciudades, pueblos, aldeas, mares y desiertos están esperando cruzarse contigo.