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Investigación biomédica en Madrid, un convenio histórico

jueves 30 de mayo de 2019, 07:56h

Me resisto a comenzar estas líneas sin citar la manoseada máxima del premio Nobel español de Medicina, Santiago Ramón y Cajal: “Investigar en España es llorar”. La máxima, que forma parte de las entrañas de este país, se ha intentado superar cuando ha habido gobiernos de izquierdas, de progreso La investigación requiere inversión presupuestaria y ésta es la primera víctima de los recortes de los gobiernos de derechas.

La pata sociopolítica de las Comisiones Obreras hace que alentemos decisiones que posibiliten la investigación y la pata estrictamente laboral nos ha llevado a emprender una larga batalla para lograr firmar el histórico Convenio Colectivo de Fundaciones del Servicio Madrileño de Salud (SERMAS).

Y es que yendo más allá de Ramón y Cajal, diría que investigar en España es una carrera de obstáculos, obstáculos que para las mujeres son insalvables, como nos recordaban en Madrid Sindical (octubre de 2015), Juan Ángel Fresno y Raquel Castejón, investigadores biomédicos en el Hospital de La Paz y en el Puerta de Hierro respectivamente.

La pelea ha sido larga, dura, ejemplo de paciencia y trabajo en equipo, en unidad: desde el inicial interés confederal mostrado allá por 2012 por Salce Elvira en la C.S. de CCOO, hasta el trabajo permanente de la Federación de Sanidad de CCOO de Madrid y la labor institucional y comunicativa de las Comisiones Obreras de Madrid, apoyando y representando a los más de 1.200 investigadores con sus movilizaciones.

Tras dos años de insistencia, el Gobierno de la Comunidad de Madrid presidido entonces por Ángel Garrido, accedió a comenzar unas negociaciones que culminaron en unos seis meses muy duros para desatascar unas condiciones laborales en el que a investigadores e investigadoras se les aplicaba lo peor del sector público y lo peor del sector privado.

Lo más relevante es que hablamos de un colectivo que realiza un trabajo importantísimo para la sociedad, un colectivo cuya historia ha venido siendo la de la propia investigación, “llorar”.

Personas de las que se ha venido abusando por ese sentimiento vocacional que sólo se conoce en determinadas profesiones u oficios. Personas que con 50 años apenas han cotizado porque han saltado por el mundo de beca en beca; de licenciatura a doctorados y másters, de los de verdad.

Son multitud las personas con un prestigio internacional que en simil futbolístico serían Cristianos Ronaldos o Messis. En la Comunidad de Madrid estamos hablando de investigadores en plantillas hiperprofesionalizadas, en simil futbolístico capaces de llegar a una final de la Champions, pero con condiciones de amateur. Gentes cuya labor consiste, por ejemplo, en participar en diagnósticos en enfermedades tan extendidas y graves como la diabetes.

Trabajadores, trabajadoras, que con humildad y sin mayor reconocimiento encuentran respuestas a las preguntas que los médicos plantean en los hospitales para diagnosticar y mejorar la calidad de vida de los pacientes. Su objetivo es tender puentes, acercar el mundo de la investigación y la medicina, personalizar fármacos porque cada persona es un mundo.

Así, el objetivo de la investigación es mejorar la vida de las personas y, paradójicamente, las condiciones laborales de estas personas han venido siendo vergonzosas, especialmente para las investigadoras que, a la hora de ascender, finalmente se rinden porque terminan por ejercer de cuidadoras de sus familias, “por eso los puestos de mayor relevancia son copados por hombres”.

Ahora, gracias a su lucha e insistencia, a la pelea de la plantilla dirigida por sus representantes de Comisiones Obreras tendrán un marco regulador de sus condiciones laborales y económicas. Un acuerdo que tendrá vigor hasta el 31 de diciembre de 2021 y sin ultraactividad, o sea que se continuará aplicando aunque no se logre firmar un nuevo convenio.

También se incluye el teletrabajo Y es que hay empleos, oficios en los que el trabajo no termina nunca porque como nos recordaba Raquel Castejón, “puedes finalizar tu jornada en el laboratorio, pero siempre hay conferencias, seminarios, clases, siempre hay algo que leer o mirar para estar al día”.

Este primer convenio colectivo es muy importante para que investigar, en este caso en la Comunidad de Madrid, deje de implicar llorar. Desde CCOO de Madrid, tras las elecciones autonómicas, europeas y municipales seguimos abogando por gobiernos de progreso en los que no quepan los herederos de los principios de Queipo de Llano y su “muera la inteligencia”.

Se ha acabado el tiempo en que la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid, tenga un 90 por ciento de este personal con contratos temporales, con casi un tercio en fraude de ley. La apuesta madrileña y sus universidades debe ser por la I+D+i. No es de recibo que tengamos grandes científicos e investigadores, pero que no exista una industria en la que aplicar unos conocimientos que terminan fuera de nuestras fronteras. Patriotismo también es investigar y aplicar esa investigación en España.

Debemos felicitarnos y dar la enhorabuena al luchador colectivo de las fundaciones de Investigación Biomédica y, más allá de Ramón y Cajal, seguir el refranero cuando asegura que “quien la sigue la consigue”. Dicho de otra manera, la lucha sindical siempre da resultados.

Jaime Cedrún
Secretario general de CCOO de Madrid

Jaime Cedrún

Secretario general de CCOO Madrid

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