El nuevo extremismo ultra es ya algo más que una amenaza en Europa y también en España, donde se intenta que renazca el franquismo con la complacencia de lo que parecía una derecha más civilizada como podía ser Ciudadanos y una parte del PP. Si algo hay que agradecer al PP en estos años es que han tenido “controlado” al fascismo entre sus filas. El problema es que esta ideología ultra no sólo se les ha desmandado, sino que arrastra al resto de derechas empeñadas en envolver sus vergüenzas en banderas, gritos, himnos y fotos conjuntas en una amplia pinza que va desde Falange Española, Hogar Social, Vox, PP o Ciudadanos.
Hay que pararlos. Hay que parar esos autobuses con la cara de Hitler que deambulan por nuestras calles “sin complejos”, hay que parar a esos generales retirados que defienden el franquismo, ahora desde listas electorales, hay que parar a quienes quieren volver a meter a las mujeres en casa y “con la pata quebrada”… Hay que pararlos en las urnas. En Madrid, en España, en Europa hay que votar y reconstruir la democracia. Esa democracia basada en el bienestar social y la tolerancia.
En este escenario, con este fantasma recorriendo Europa, es en el que ha tenido lugar en Sofía, entre el 18 y 20 de marzo, la XVIII Conferencia de Sindicatos Regionales Capitales de Europa (ECTUN), European Capitals Trade Unions Network. Allí han participado treinta y nueve sindicalistas de diecinueve organizaciones sindicales de doce capitales europeas como representantes de millones de trabajadores y trabajadoras. La Conferencia ha contado también con la participación de Luca Visentini, secretario general de la Confederación de Sindicatos Europeos (CES-ETUC) y Philippe Pochet, director general dela Escuela Europea de Formación Sindical (ETUI).
El populismo reaccionario ha estado en el epicentro de las preocupaciones del sindicalismo de clase europeo que trabaja en sus grandes capitales: Madrid, París, Londres, Roma, Berlín, Lisboa, Atenas, Moscú, Oslo, Belgrado, Sofía y La Valeta. También por ello hemos aprobado la declaración “Vote por los derechos de los trabajadores y la democracia”, de cara a las próximas elecciones europeas, nacionales, regionales y locales.
La mencionada declaración diagnostica que “la derecha internacional europea ha lanzado numerosas señales sobre la supuesta necesidad de sustituir la democracia participativa y su sistema de valores”. De hecho, se explica cómo “el populismo y el extremismo ya están presentes en Europa” con ejemplos como el de Hungría, donde el poder judicial ya ha sido sometido al poder ejecutivo.
El peligro es desestructurar la democracia, desprestigiar las instituciones como lluvia fina, arrastrar a la ciudadanía con mensajes tan simples como contundentes porque “en una democracia, la voluntad de la mayoría no debe socavar los derechos de las minorías, las oposiciones o las estructuras organizadas de la sociedad civil como los sindicatos”, tal como reclama la declaración.
Por ello, consideramos necesarias nuevas políticas para reconstruir un sentimiento de confianza y llegamos a plantear una “ruptura” con las políticas seguidas hasta ahora. Así, “no queremos una Unión Europea que critique las actitudes xenófobas pero que tolere la construcción de muros en las fronteras de varios países. Una Unión Europea en la que cuando se está en la campaña preelectoral, algunos partidos políticos en el poder adoptan el tipo de discurso y propuestas de la extrema derecha contra la que supuestamente luchan, sólo para permanecer en el poder”. En mi opinión estamos viendo cómo los aparatos han llevado a la confusión del objetivo de los partidos políticos, involucionando de meros instrumentos para mejorar la sociedad, en fines en sí mismos.
Y es que son los partidos políticos los que tienen que negociar, acordar y dar respuesta a tantos problemas, fundamentalmente en las grandes ciudades. Asuntos como movilidad, vivienda, digitalización, mejora del medio ambiente y, por supuesto, impedir que la revolución feminista retroceda como se pretende desde las derechas, tal como debatimos en la Conferencia de la ECTUN.
Respecto a la movilidad en las grandes ciudades, debate y hechos que ya están en el tablero de la capital de España con asuntos como Madrid Central, la acción sindical europea común, se centra en la preocupación por los desplazamientos a los centros de trabajo, los tiempos empleados, sus costes y la accidentabilidad.
Asimismo el sindicalismo de clase va a influir, cuando no asumir, políticas de vivienda que impidan la expulsión de trabajadores y trabajadoras del centro a la periferia por su encarecimiento; convirtiendo los centros de las ciudades en meros parques temáticos, desbordados de turismo y sin una identidad propia. La apuesta es la igualdad y el reequilibrio de la ciudad, evitando alentar un norte rico frente a un sur pobre.
Engarzado con estos asuntos, está también la cuestión de la digitalización y los riesgos que conlleva para el empleo la aparición de nuevas plataformas. Nuestro objetivo prioritario como sindicatos es la defensa de los empleos, impulsar la formación y recualificación, así como combatir la idea de “nuevos emprendedores”, cuando estamos hablando de pseudoesclavitud en casos como el de los “riders”.
La quinta pata sobre la que los sindicatos tenemos que incidir en las grandes ciudades europeas es el medio ambiente. Es evidente que hay que detener el cambio climático, el calentamiento global, pero exigiendo una transición justa en el terreno de las relaciones laborales. Si hay que coger al toro del medio ambiente por los cuernos, si hay que acometer reconversiones, es imprescindible impulsar el dialogo social. Un dialogo social en los ámbitos local y regional que incluya los asuntos mencionados.
Y todos estos asuntos tienen un enemigo, no ya adversario, con muchos tentáculos: el extremismo ultra contra el que nos rebelamos. Por ello, desde la XVIII Conferencia de la ECTUN hemos reclamado al movimiento sindical europeo, a la CES y su secretario general una acción sindical más intensa y movilizadora. Por eso, vamos a reforzar la concentración convocada el 26 de abril ante el Parlamento Europeo, incorporaremos esta reivindicación el Primero de Mayo y haremos una acción sindical en todas las capitales el 9 de Mayo, Día de Europa.
Jaime Cedrún
Secretario general de CCOO de Madrid