El Jardín Botánico propone este año a sus visitantes, como novedad de la muestra, realizarse un ‘selfie’ delante de la veintena de variedades que se exhiben y, seguidamente, compartir esas imágenes en redes sociales como Facebook, Twitter o Instagram.
De este modo podrás mostrar variedades tan curiosas y singulares como ‘bip max’, ‘maza de Hércules’, ‘Peter Pan’, ‘turbante turco’, ‘cabello de ángel’, la clásica ‘calabaza de Halloween’ o la tradicional y querida ‘calabaza del peregrino’, toda una institución dentro de la multitud de variedades a la que los pequeños cariñosamente llaman “cantimplora”.

Originarias de América (Cucurbita) y de África (Lagenaria), aunque su cultivo está muy extendido por otras zonas del mundo, la calabaza es una herbácea rastrera, de la familia de las cucurbitáceas. Se trata de un fruto voluminoso, generalmente esférico, de corteza gruesa y carne pulposa con multitud de semillas. Tiene un 90 por ciento de agua, muy pocas grasas y azúcares. Entre todas las variedades encontramos prácticamente todos los colores: rojo, verde, amarillo, negro, gris, blanco, naranja e incluso azul, sucediendo de igual manera con las formas: de botella, alargada, redonda, lisa o rugosa.
Según su uso, se clasifican en comestibles (para humanos y ganado) y ornamentales. Las plantas cuyo fruto es comestible son anuales, aparradas y con raíces aéreas que nacen de los nudos del tallo. Normalmente se emplean en cremas, guisos, potajes o guarnición. La variedad, de color blanco con dibujos verdes y forma esférica más o menos alargada, se la conoce como 'Confitera de Cidra'. Y con su pulpa se prepara el famoso elemento culinario cabello de ángel.
La muestra de calabazas estará visible a la entrada del Jardín Botánico durante las próximas semanas hasta que los ejemplares seleccionados estén en condiciones de ser expuestos.
