Fue una visionaria aunque ni se le pasó por la cabeza que su vida fuese a dar un giro de 360 grados. Mercedes García se dedicaba a la industria farmacéutica hasta que un día, se compró un cactus y fue tal la atracción, que decidió hacerse coleccionista de este tipo de plantas. Abandonó su trabajo y la farmacia que adquirió en el distrito de Retiro de Madrid para estudiar Ingeniería Agronómica. Al finalizar la carrera consiguió una finca, hoy convertida en una auténtico oasis y uno de los jardines de cactus más importante de Europa. "Me di cuenta que me gusta más la bota que la bata", cuenta Mercedes recordando el impulso que le llevó a cambiar su fututo profesional y también personal.

Desert City es el nombre de el espacio creado por Mercedes, con más de 30 años de experiencia en el cultivo de cactus, situado en mitad de la A-1, camino de San Sebastián de los Reyes y limitado por el Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares. Es un gran vivero biotecnológico especializado en plantas xerofíticas, entre ellas figuran los cactus, los ágaves, los olivos, granados, la menta, la lavanda y algunas orquídeas. Hasta 400 especies en un superficie de más de 4.500 metros cuadrados que fueron rehabilitados para convertirse en vivero, punto de venta y en área de diseño de jardines. Unos espacios verdes adecuados a las condiciones semiáridas de Madrid, similares a las que están acostumbradas algunas especies de plantas en otras partes del planeta. "En nuestro jardín hay plantas muy resistentes provenientes de varios desiertos, como el del Sahara, Nevada o los autóctonos de Tabernas y Monegros", detalla su creadora.
Un jardín de cactus supone un importante ahorro de agua
Y es que los cactus son una planta muy resistente que luchan por la supervivencia en condiciones extremas. Si recibe los cuidados apropiados, pueden soportar bien las altas y bajas temperaturas aportando verdor y espectaculares flores al paisaje urbano. "Estas plantas utilizan poca agua por lo que un jardín de este tipo puede llegar a ahorrar un 80 por ciento", asegura la experta. Lo que muchos no saben, explica, es que en otoño los cactus entran en una especia de hibernación: "Necesitan descansar también en invierno para coger fuerza y echar las flores en primavera". Y en verano, con regarlos cada 15 días es suficiente. Explicaciones que en este vivero recibirán aquellos visitantes que quieran llevarse a casa algún cactus o planta suculenta.

En este jardín, los amantes de las plantas tambien pueden participar en talleres y cursos sobre el mantenimiento y cuidado e cactus. Mercedes siempre tuvo claro que quería convertirlo en "un punto de exposición y divulgación de este tipo de cultivos y de jardines sostenibles". Y un lugar donde descubrir los secretos y anécdotas que rodean a este tipo de naturaleza que solo algunos conocen. Como ocurre con el Agave Americana, una planta que tan solo florece una vez en la vida y que muere tras el brote de esa flor con una longitud de siete metros de altura. O el Echinopsis pachanoi, más conocido como cactus de San Pedro, por el jugo que los incas extraían de la planta e ingerían provocando una reacción alucinógena -quienes la probaban decían ver el cielo-. Las leyendas urbanas también han acompañado siempre a este especie vegetal. Quién no ha escuchado que los cactus colocados cerca de un ordenador absorven las radiaciones protegiendo la salud. "Las radiaciones son de onda larga y a los cactus no les afecta. Nos han hecho creer que es así". Así que si los vemos languidecer junto al equipo informático, el motivo no será otro que la falta de luz.
Un vivero armónico y ligero
La arquitectura, ligera, contemporánea y de gran escala, no es menos importante que las plantas en este espacio verde. El edificio, que se integra perfectamente en el jardín, es obra de Jacobo García. "El jardín se plantó primero y luego se construyo el edificio", explica. Una situación diferente porque normalmente la estructura se realiza antes. "El mundo al revés", subraya orgulloso de este proyecto que le resultó complejo y, al mismo tiempo, muy innovador. Tenía que tener en mente varios componentes como la intención de convertirse en vivero, la zona I+D, el diseño de los jardines y lo más importante, que se trata de un edificio donde existe mucha actividad.
"Es como una especie de vivero contemporáneo del siglo XIX inspirado en los viveros ingleses"
El complejo está organizado internamente por una secuencia de simetrías alrededor del jardín de cactus, en forma de claustro, mientras que el invernadero destaca por su techo liviano, resuelto gracias a una estructura de cables tensados a tracción tipo tensegrity, única en España. Un experiencia estética en toda regla que muestra una de las biodiversidades más importantes a un paso de la capital.
El equilibrio entre lo natural y artificial dominan en el espacio que "nada tiene que ver con la imagen descuidada de algunos viveros". Un jardín "utópico e introvertido", así describe el aquitecto este jardín botánico paisajístico que no dejará indiferente a los visitantes que se sumergan en su entorno vegetal.
Oda a la supervivencia from Desertcity on Vimeo.