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Vicálvaro, de la Restauración a la democracia

Vicálvaro, de la Restauración a la democracia

Por Enrique Villalba
martes 29 de noviembre de 2011, 00:00h
La editorial Temporae publicó a inicios del mes de noviembre el libro 'Vicálvaro. 1890-1975', escrito por Lourdes Sánchez y Valentín González, miembros de la asociación de investigación histórica Vicus Albus. El texto es un recorrido escrito y fotográfico por la historia del distrito. Madridiario repasó con González la evolución hasta la muerte de Franco de este municipio convertido en distrito.
A finales del siglo XIX, Vicálvaro ocupaba, además de la villa así llamada, lo que hoy es Pueblo Nuevo, la Concepción, San Blas, Moratalaz, Arroyo del Abroñigal y parte de Rivas-Vaciamadrid. La población pertenecía al partido judicial de Alcalá de Henares. El municipio todavía no se había recuperado de que Madrid hubiese iniciado años antes la anexión de parte de Las Ventas del Espíritu Santo y La Elipa para construir el cementerio de epidemias (que luego se llamaría de la Almudena), ni de la desaparición progresiva de la pedanía de Ambroz. "Era un pueblo eminentemente agrícola que surtía de pan, yeso y pedernal a Madrid. Había hasta viñas y huertos que aprovechaban la riqueza en aguas subterráneas de la zona", comenta González. Aparte del pronunciamiento militar (la Vicalvarada, en 1854), los madrileños conocían Vicálvaro por sus tahonas, el cuartel de artillería (primera sede de caballería de la Guardia Civil que resultó afectada por un enorme incendio en 1921 y contaba con un pequeño zoo) y la finca del marqués de Sevillano.

Vista de Vicálvaro desde las eras, actual zona de ValdebernardoPero, sobre todo, Vicálvaro se asociaba al tren de Arganda, "que pita más que anda", que en los días de fiesta llevaba a los madrileños a bañarse al Jarama desde la estación de cabecera situada junto al hospital del Niño Jesús. Añade el escritor: "Las locomotoras de los trenes chirriaban para poder superar las cuestas del pueblo. Tanto tardaba en subir que los viajeros bajaban y cogían uvas de los viñedos cercanos". En los años 50, la fábrica de cemento se hizo con la concesión para utilizar el trazado con objeto de transportar mercancías. Luego, se convirtió en el eje vertebrador que dio origen a la línea 9 de Metro. Cercanías aprovechó otra línea que pasaba por la estación construida a mediados del siglo XIX, conocida como 'la Ristra'. Para viajar a Madrid también había camionetas, que luego se convirtieron en líneas de autobuses. No obstante, era común ir andando a Madrid para trabajar.

Una fábrica con piscina y colegio
A principios de siglo ya se fue observando una lenta transformación del municipio agrícola en un espacio industrial. En 1923 se edificó en el cerro del Tío Juanón una construcción que haría la competencia en altura al icono del pueblo: la torre de la iglesia de Santa María la Antigua. La empresa vallecana Valderribas se trasladó a Vicálvaro, dejándose la 'b' por el camino. La nueva fábrica de cementos Portland-Valderrivas, con su alta torre se convirtió rápidamente en un núcleo de actividad para la zona. A su alrededor surgieron empresas auxiliares como Fibrocementos Castilla y Hormigones y Morteros Preparados. Propietaria de gran parte del suelo de los alrededores, Valderrivas construyó una colonia para sus trabajadores que contaba con colegio propio y piscina. También se ocupó en 1926 de cimentar la calle Real que era la principal de la población y que enlazaba con la avenida de Daroca. Algo de agradecer si se tiene en cuenta que gran parte del pueblo pisó barro hasta bien entrados los años 70.

Hasta que el Canal de Isabel II llevó las conducciones al pueblo, los vecinos tuvieron que utilizar los antiguos viajes y los manantiales para proveerse de agua. Entre las fuentes más importantes destacaban la de los Cinco Caños, desaparecida en 1975, y la Carrantona, que duró hasta los años 90. También era conocido el manantial de Villa Juana, cuya agua, según se decía, tenía propiedades medicinales.

En las zonas limítrofes de Vicálvaro con Madrid se produjo el 'efecto frontera' y se multiplicaron las zonas de casas bajas y chabolas. A tal punto llegó la acumulación que la población era más numerosa en estos puntos que en el propio pueblo. Durante la República se eligieron alcaldes de las barriadas, en vez de en el casco histórico. El ayuntamiento tuvo que crear dos tenencias de alcaldía y trasladó los juzgados a Pueblo Nuevo.

Vicalvareños trabajando en una de las fábricas de encurtidos del puebloLa Legión Cóndor
Mientras, los 'ahumados' (nombre con el que se conoce popularmente a los vecinos de Vicálvaro) cimentaban su propio poso cultural y social. El 24 de mayo de 1921, se construyó un convento y colegio femenino de claretianas que tenía un extenso huerto. Tras la guerra, los terrenos del convento fueron malvendidos, iniciando un proceso especulador. En 1928 el fútbol tomó gran importancia en la localidad con la creación del primer equipo oficial del pueblo. En el ámbito musical, Eduardo García Ruiz, 'El chata de Vicálvaro' se convertía en una celebridad del flamenco a nivel nacional y el palacio de la condesa de la Vega del Pozo se convirtió en plató de cine para dos películas: 'El niño de las monjas' y 'Currito de la Cruz'.

La Guerra Civil dejó Vicálvaro en zona republicana. El cuartel se sumó al alzamiento pero fue cercado y rendido tras la toma del cuartel de la Montaña. Posteriormente, Largo Caballero acantonó en el pueblo a la XI Brigada Internacional y a lo largo de la guerra los campos se llenaron de casamatas y trincheras mientras el pueblo contaba con refugios subterráneos. El 12 de marzo de 1939, un avión alemán modelo Heinkel 111 de la Legión Cóndor fue derribado en la localidad.

Cuando concluyó la guerra, muchos vecinos habían muerto ejecutados y el patrimonio histórico se encontraba destruido. Precisamentee, en donde confluyen Vicálvaro, Canillas y Canillejas se inauguró el 24 de octubre de 1943 la Cruz de los Caídos, monumento que recogía los nombres de los muertos en el bando nacional. También las calles del pueblo cambiaron de nombre para homenajear a estos fallecidos. Tras la contienda, el gobierno franquista continuó la industrialización del pueblo y comenzó a construir el polígono industrial.

A medida que Madrid fue consolidando su proyecto de gran metrópoli, fue anexionando nuevos territorios de los alrededores para convertirlos en espacios industriales. Progresivamente, Vicálvaro perdió sus zonas más pobladas, repartidas entre la capital, Coslada y Rivas. La puntilla se produjo el 20 de octubre de 1951 cuando Vicálvaro fue anexionado a Madrid. "En ese momento, el pueblo firmó su propia esquela. El alcalde de la época -el conde de Santa Marta- dijo que desde entonces los vicalvareños serían también madrileños. La realidad es que el municipio perdió su personalidad y frenó su desarrollo. La vecina Coslada es hoy un municipio con sus problemas, pero con muchos más servicios y más población de la que tiene el distrito. Y no se puede argumentar que es una ciudad dormitorio, porque los distritos de la periferia son tratados como tal. Si hubiésemos mantenido nuestro territorio original, ahora seríamos una ciudad de 350.000 habitantes", asegura González.

Cuatro años después de la anexión, se habían eliminado las corridas de toros y las fiestas de agosto de Santa María la Antigua languidecían. A cambio, los festejos de San Juan, en el mes de junio, tomaban fuerza. En 1956, Vicálvaro fue anexionado al distrito de Mediodía y en 1971 al de Moratalaz.

El fin del Ayuntamiento
En los años 60 cerró la fábrica de pedernal, que había surtido a la capital para empedrar las calles. En sus últimos días vivía de fabraricar aislantes eléctricos para La Felguera, en Asturias. A cambio, el polígono industrial y la carretera de Vicálvaro apostaron por un nuevo negocio minero en expansión: la sepiolita. Destacó la empresa Gresite. Por Vicálvaro pasaba el teleférico del Jarama que conectaba Madrid con las graveras de Velilla de San Antonio.Como el resto del país, Vicálvaro experimentó el 'boom' de la construcción. La población creció hacia el Norte y el Oeste de forma exponencial (el Sur y el Este estaban 'bloqueados' por el ferrocarril y la fábrica de cementos) y multiplicó la población que rondaba los 5.000 vecinos. Las Mil Viviendas, San Juan y el Sol fueron poco a poco rodeando al cuartel.

A partir de 1970, todos los colegios privados de la zona fueron transformados en públicos en cumplimiento de la Ley de Educación. El 29 de noviembre de 1972, Franco inauguró la estación de clasificación de mercancías Vicálvaro-Coslada y, un año antes de la muerte del dictador, el 24 de septiembre de 1974, el Gobierno municipal derribó el antiguo ayuntamiento, cuyos elementos más valiosos fueron vendidos como chatarra, salvo la balconada que fue rescatada por la asociación de vecinos. "Arias Navarro dio la orden y García Lomas la hizo efectiva, a pesar de que salía más barato rehabilitarlo que hacer uno nuevo", concluye el historiador.
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