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Usuarias del SAD de Clece leen los cuentos que han tejido a los niños de una escuela infantil.
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Usuarias del SAD de Clece leen los cuentos que han tejido a los niños de una escuela infantil. (Foto: Chema Barroso)

El SAD de Madrid: una oportunidad para ‘tejer’ nuevas amistades

Por MDO
miércoles 19 de octubre de 2022, 07:00h

El 1 de octubre se conmemora el Día Internacional de las Personas de Edad, pero en Clece celebran a los mayores durante varios días. Han diseñado una agenda de actividades en las que los protagonistas han sido los beneficiarios del Servicio de Ayuda a Domicilio (SAD) del Ayuntamiento de Madrid, que Clece gestiona en ocho distritos de Madrid. Una oportunidad más para que nuestros mayores socialicen, contribuyendo así a paliar la soledad no deseada. "Me hacen sentir que estoy en contacto con el mundo", valora Élida, una de las usuarias.

La primera semana de octubre comenzó para los usuarios del SAD de Clece con una excursión a Chinchón y continuó con un encuentro intergeneracional en dos escuelas infantiles en las que grupos de mayores leyeron a los niños un cuento que han tejido durante meses y culminó con una fiesta en las oficinas del SAD. Todas las salidas suponen un buen pretexto para que los usuarios estrechen lazos y se sientan parte de una comunidad que se preocupa por ellos. "Nuestro objetivo es mantener activas a las personas mayores, pero también fomentar que amplíen sus redes sociales", expone Laura Martín, animadora sociocultural de la compañía.

Dos usuarias del SAD leen un cuanto en una escuela infantil. Foto: Chema Barroso

Tejer como terapia

Las actividades programadas combinan además otros beneficios para los mayores. Es el caso de los cuentos solidarios que una docena de mujeres han elaborado, como parte de un proyecto en colaboración con la asociación IAIA. Su presidenta, Concha Rey, explica las bondades de tejer como terapia: "Investigaciones científicas demuestran que tejer tiene un efecto positivo en la salud porque ayuda a mejorar la conexión cerebro-mano y la psicomotricidad fina". Al mismo tiempo, esta tarea facilita la distracción: "Cuando tejes te enfocas en un objetivo, tienes una meta y te abstraes de los problemas", destaca.

Lo han comprobado las usuarias del Servicio de Ayuda a Domicilio, a las que dar forma a un cuento ha supuesto un reto, pero igualmente una vivencia muy enriquecedora. "Ha sido una experiencia muy bonita y más para alguien que vive sola como yo, porque me permite juntarme y hablar con más personas", señala Cristina. Durante varios meses se ha reunido con sus compañeras en la sede del SAD para preparar el libro, confeccionado en lana. Ella ha sido una de las 'capitanas' de la iniciativa, poniendo sus conocimientos de diseño de moda al servicio de las demás, aunque subraya que "el trabajo ha sido conjunto, pues cada una tiene unas habilidades diferentes".

Élida, por su parte, se ha servido de Internet para agudizar el ingenio. "Yo me desenvuelvo muy bien con el ordenador y he visto vídeos en Youtube. En mi vida había tejido una abeja o una calavera y lo he aprendido gracias a tutoriales", comenta. Esto le ha permitido durante unas horas a la semana contar con un pasatiempo que le ha hecho más llevaderas las jornadas de calor que le han impedido salir del domicilio este verano. "Las tardes se hacen muy largas y esto me ha entretenido muchísimo", subraya.

La actividad se completó, cuando Élida, Cristina y el resto de tejedoras vivieron una jornada de convivencia con niños y niñas de dos escuelas infantiles del Ayuntamiento de Madrid gestionadas por Koala en la capital. Allí les leyeron el cuento, que narra la amenaza de los pesticidas para las abejas y el medio natural. Gracias a este proyecto, ambas generaciones no solo han disfrutado, sino que también han aprendido y ganado conciencia medioambiental.

Usuarias del SAD leen cuentos a niños de una escuela infantil. Foto: Chema Barroso

Un nuevo núcleo de amistades

Clece se vuelca no solo en preparar una Semana del Mayor atractiva para sus usuarios, sino en organizar durante todo el año actividades y visitas que inviten a los mayores a abandonar la monotonía y el aislamiento. "Los recogemos puerta a puerta para facilitar su participación", afirma Laura Martín. La animadora cultural se congratula de que desde que impulsaran estas iniciativas en 2016 se haya constituido "un grupo muy estable, con usuarios que se pasan los teléfonos e incluso quedan a tomar café". Año tras año suman nuevas incorporaciones, en algunos casos por recomendación de psicólogos, fisioterapeutas y otros profesionales que componen el equipo interdisciplinar del SAD.

"Gracias a esto he conocido a tres señoras que viven a dos calles de la mía y no había visto nunca. Ahora podemos quedar en cualquier momento", agradece Élida. Arrastra problemas de movilidad y, según traslada, por sus propios medios no podría vivir experiencias como el viaje a Chinchón que realizaron esta Semana del Mayor. "Me hizo muchísima ilusión porque hacía por lo menos 20 años que no iba y pensé que ya no volvería", cuenta. Para ella, las amistades que ha creado a través del SAD se han convertido en un apoyo fundamental. "El contacto con este grupo es más familiar y afectivo que en los centros de mayores", asegura.

En una situación similar se encuentra Cristina, también con dificultades para moverse por sus prótesis. Una auxiliar del Servicio de Ayuda a Domicilio la ayuda a bañarse y le da unos masajes "que me dejan como nueva". Para fortalecerse hace gimnasia, pero los jueves los reserva para las actividades de Clece. "Esto me ha dado otra experiencia de vida. Disfruto mucho de mi familia, pero esto es diferente, porque tengo mi espacio", remarca.

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