Cultura y Madrid

Una de las cosas más hermosas que he aprendido en este mes largo de aventura política es que la gente normal construye un mañana mejor para esta ciudad con un coraje y una determinación admirables. Ser concejala te permite (te obliga) a conocer de primera mano el pálpito de tu ciudad. El cambio habita en nosotros de manera horizontal, no vertical. Las personas escriben el futuro con zumo de limón. Estuve visitando a los trabajadores de la Biblioteca Histórica del Centro Cultural Conde Duque, por ejemplo, y quedé fascinada por su tesón y entrega. ¡Pedazo de trabajo el que realizan! Visité la Biblioteca Pública de Canillejas y descubrí en sus trabajadores una honestidad y una vocación del diez. El área de cultura del grupo municipal socialista ha decidido patearse Madrid. Quien habla y habla sin escuchar llega al éxtasis ególatra, alcanza una desconexión con el mundo que deforma la percepción de lo que realmente se necesita por lo que dogmáticamente se quiere. Un partido político debe ofrecer luz, no iluminados.

La Real Fábrica de Tapices está viviendo una situación desoladora a nivel humano y bochornosa a nivel institucional. Se la ha dejado al borde de la muerte. Soy de las que piensan, como los representantes de los trabajadores de UGT, que habría que promover una investigación seria de por qué se ha llegado a esta situación y, sobre todo, quién lo ha permitido. El grupo municipal socialista se ha ofrecido sin fisuras al gobierno de Ahora Madrid para conseguir detener la hemorragia que castiga a esta Fundación de un interés cultural incalculable. En el último pleno nuestra colaboración fue aceptada con amabilidad por la señora Mayer. Nosotros somos oposición, quedamos a la espera de un movimiento por parte del gobierno municipal para exponerles nuestras soluciones o para colaborar en las medidas que se determinen desde Cibeles. No queremos que la Real Fábrica de Tapices entre en un bucle de reanimaciones cardiopulmonares. Hay que lanzar un plan de viabilidad riguroso e ilusionante. No se puede estar todo el día hablando de lo importante que es al tiempo que no se hace nada por ella.

La cultura de Madrid, la cultura en Madrid es heterogénea. Cultura y poder están condenadas a una relación turbulenta. Se debe huir, como de la peste, de una determinada cultura emanante de un concreto tipo de poder. La cultura es heterodoxa y ortodoxa, de masas y alternativa. Como dicen que dijera el gran Diógenes (el del candil, el del “quítate que me tapas el sol”): La cultura es un adorno en la prosperidad y un refugio en la adversidad. La cultura gusta de caminar sola. Desde la política hay que quitarle obstáculos. No forzarla. La cultura es pasión y la pasión o es espontánea o es impostada. La cultura trasciende la rectitud, provoca y excita. Allá donde nazca un brote de cultura la política debe velar para que crezca (si hay sequía financiara se riega, si hay enemigos leporinos se les espanta, si la tierra está agotada se la abona).

Desde el grupo municipal socialista entendemos la cultura como el elemento de identidad más importante de Madrid, una vez garantizada la dignidad vital de todos los madrileños. La cultura no se somete al turismo. La cultura nos convierte en más humanos. Y la humanidad es fraternal, aunque a algunos no les guste y se empeñen en desilusionarnos.