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Sonata y fuga de Aguirre

Por Ángel del Río
lunes 07 de abril de 2014, 09:56h

Después de la de Juan Sebastián Bach, no hay una sonata y fuga más escuchada, vista, twiteada y comentada que la interpretada el pasado jueves por Esperanza Aguirre, para quien se trató de una sonata, y no de una fuga, de una marcha al final de un incidente, y no de una huída hacia adelante, aunque para los agentes de movilidad se trató de una sonata y fuga en do mayor. Queda descartado por completo que Rajoy estuviera al mando de esa unidad de Movilidad. Propongo que se levante un monolito en el lugar de la Gran Vía donde se produjo este acontecimiento, que ha acaparado portadas de prensa y de telediarios, por delante de noticias como los detenidos por los salvajes incidentes de la manifestación de los indignados, o el caso del asesino Bolinaga. El caso Aguirre colapsó las redes sociales e invadió las tertulias periodísticas y las charlas de mercadillo.

No quiero en ningún momento cuestionar la profesionalidad de los agentes de movilidad, pero desde que se creó este Cuerpo, he mantenido, y mantengo, que no me pareció acertado que éstos agentes sustituyeran a los policías municipales en la regulación del tráfico en Madrid. No tienen condición de autoridad; pueden denunciar las infracciones de tráfico, como cualquier hijo de vecino, pero sus denuncias tienen que ser ratificadas por la Policía Municipal para que puedan convertirse en sanciones. He asistido a más de una situación grotesca entre estos agentes y conductores, y en ningún caso he visto, o conocido, que alguno de ellos sufriera ataques de ansiedad en esas discusiones, cosa que dicen ocurrió el día del incidente con Aguirre. Se trata de un Cuerpo fuertemente sindicalizado, y eso se ha demostrado sobradamente, cosa que por otra parte es normal.

Aguirre se habría evitado este incidente si se hubiera acogido al estatuto del expresidente de la Comunidad, creado por Gallardón, que provee de secretaria, despacho y coche oficial a los que han sido presidentes regionales. Por cierto, extraña que los socialistas hayan reaccionado con mayor virulencia a la sonata y fuga de Aguirre que a las palabras de su secretario general en el País vasco, Jesús Eguiguren, afirmando que con ETA se vivía mejor en Madrid, donde, que nadie olvide, la banda terrorista ha dejado 123 muertos a lo largo de su historia.

Ángel del Río

Cronista Oficial de Madrid y Getafe

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