jueves 26 de enero de 2012, 00:00h
Cada día amanecemos con grandes cambios en relación al día anterior. La moda, móviles, música, éxitos o fracasos, las noticias o logros tienen un cortísimo recorrido vital.
Vivimos inmersos en un momento de la historia donde el cambio es tan acelerado que empezamos a ver y entender el presente, sólo cuando está desapareciendo. Si hiciéramos resumen de las noticias mas importantes de una semana a la siguiente, nos sorprendería ver cuantas y variadas son y de qué importancia capital son todas y cada una.
Cuando salimos a la calle los periodistas, micrófono en mano, nos encontramos con la realidad de que los ciudadanos apenas tienen tiempo de digerir tanta novedad informativa, como cada semana me pasa ante este espacio blanco inmaculado, que no se elegir sobre lo que opinar, por tanta variedad de contenidos.
La justicia esta semana creo es la noticia, una cuestión de tal magnitud y transcendencia, que cualquier reforma española de nuestras leyes tan obsoletas ya como el tranvía y los barquilleros, es la gran noticia escrita con mayúsculas.
Ha sido Gallardón,ya nuestro ministro de Justicia, el precursor de la primera y única alegría que ha regalado hasta hoy el gobierno Rajoy. La vida de gente como la niña madrileña Sandra Palo o la sevillana Marta del Castillo bien merecen una respuesta legal, su esfuerzo institucional; y por todos nosotros la de los que aun estamos aquí tenemos que luchar porque la ley nos ampare.
Condenar a veinte años, que por buena conducta se vuelvan siete; o si eres menor, tres y a la calle, es un precio muy barato de pago por asesinar, y si no fuese tan dramático,están cifras de condena darían risa.
Que alguien se responsabilice de manera política es algo a lo que no estábamos,hasta ahora y desde hace tiempo, acostumbrados… el sistema se encogía de hombros y la justicia desaparecía a gran velocidad por los sumideros del entramado judicial legal vigente.
Ahora la esperanza tiene que hacerse efectiva, claro!, y convertirse en realidad que abarque e incluya a todo tipo de gentuza asesina que arrancan vidas; aunque se escondan tras la demencia, enajenación, incultura o terrorismo.
Para volver a creer en la justicia española de nuevo, espero que condenen al yernísimo por chutón, y de paso devuelva el dinero recibido. Que los estafadores políticos, con traje y cargo, sean imputados y condenados, andaluces o gallegos, y sobre todo, que muy pronto en este país alguien pague con una condena permanente, por el crimen cometido. Sentiremos que al fin se hace justicia.