"La crisis ha afectado mucho al sector del lujo -señalan desde el hotel Miguel Ángel de Madrid-. La gente quiere pagar menos y hay que bajar los precios para poder mantener la calidad del servicio". En su caso, la huella de la crisis ha quedado impresa porque sus principales clientes, las empresas, lo están pasando mal.
"Ya no gastan tanto y, además, tienen muy presente la cuestión moral -explican las mismas fuentes-. Hay muchas empresas que creen que no estaría bien visto, con la que está cayendo, organizar eventos o alojarse en un hotel de cinco estrellas". Esto convirtió los años 2008, 2009 y los primeros meses de 2010 en los peores desde que empezaron las vacas flacas, lo que obligó a los responsables del lujoso hotel a rebajar sus tarifas "hasta un 20 o un 30 por ciento" respecto al precio medio. Esa medida, además, abrió las puertas del hotel a nuevos segmentos del mercado, como parejas o turistas de fin de semana.

Su combate contra la crisis, de hecho, tiene sus ejes principales en la búsqueda de nuevos mercados fuera de nuestras fronteras. "En el último año -señalan desde el Palace-, se ha triplicado el porcentaje de clientes que provienen de mercados emergentes como India, Brasil u Oriente Medio. El mes pasado, además, la cúpula directiva de la cadena a la que pertenece el hotel -que incluye algunos de los mejores hoteles de todo el mundo- se desplazó a China para intentar abrirse paso en la segunda potencia económica mundial.
La llegada de estos nuevos clientes les ha permitido mantener los precios, aunque también ha obligado a los responsables del hotel a especializarse y profundizar en estas culturas para dar un valor añadido ofreciendo, por ejemplo, desayunos con productos típicos de Rusia, India o de los países árabes. "La idea es que el hotel sea un espacio en el que siempre pasen cosas", explican desde el Palace.
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Todos estos reajustes, al menos, no están siendo en vano. Los hoteles de cinco estrellas, según los datos de la AEHM y de los propios establecimientos, están recuperando las cifras anteriores al año 2008. En concreto, la asociación de hosteleros cifra la ocupación actual en un 56,65 por ciento, muy cerca del 57,16 por ciento que se alcanzó de media en el año 2010.
En otro de los hoteles más prestigiosos de la capital, el Villa Magna, la ocupación se ha mantenido "gracias a la fidelidad" de sus clientes. En el Palace, por su parte, cifran la ocupación actual en torno a un 60 por ciento, una cifra muy elevada teniendo en cuenta que los meses estivales son los peores para los establecimientos de lujo.