Llegar a la parada, mirar la pantalla y saber cuánto va a tardar en llegar su autobús. O mandar un mensaje de móvil desde casa y poder calcular a qué hora hay que bajar a la parada más próxima. Este sistema, que ya funciona en la Empresa Municipal de Transportes de Madrid, estará pronto al servicio de los usuarios en todos los autobuses interurbanos de la Comunidad de Madrid.
Dentro del especial por los 25 años del Consorcio Regional de Transportes,
Madridiario les adelanta parte del Plan de modernización que toda la flota de autobuses de media distancia de la Comunidad de Madrid va a acometer en breve. La
fecha clave es 2011. A partir de ese año, y una vez superado el período de implantación, las compañías que prestan servicio a los municipios van a ponerse al mismo nivel tecnológico que las de Madrid capital.
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Éste futuro, como explica el Jefe de Innovación Tecnología del Consorcio, Antonio Rubio, va a implicar tres mejoras fundamentales. La primera de ellas es que las actuales paradas contarán con paneles que detallarán en
tiempo real cuánto tardan en pasar los autobuses que hacen ese recorrido. En segundo lugar, el usuario podrá mandar un mensaje y recibir la misma información en su
teléfono móvil (introduciendo el código correspondiente de la parada y la línea) desde cualquier punto. Por último, pero no por ello menos importante, se introducirá -
como ya les adelantó este digital- el
abono sin contacto, que no sólo permitirá facilitar y hacer más rápido el acceso a todos los modos de transporte, sino ajustar con mayor precisión la oferta a la demanda de los pasajeros en cada momento.
¿Dónde está el autobús?
La pregunta que surge llegados a éste punto. ¿Por qué todas estas evoluciones, que ya funcionan en la
EMT y en la
zona A de transporte en el caso de la targeta sin contacto, no han llegado antes a los autobuses que circulan hacia los municipios? Primero, por la complejidad de la red de interurbanos, donde era necesario poner de acuerdo a todas las empresas concesionarias que prestan el servicio. Y en segundo lugar, porque la
existencia de los intercambiadores ha obligado a los técnicos del Consorcio a idear
soluciones tecnológicas innovadoras en un sistema de transporte público.
"El problema", explica Rubio, "no era transmitir la información a las paradas o por SMS, sino obtenerla. Para tener localizado un autobús hay que dotarle de sistemas que no solo permitan decir dónde está, sino también qué vehículo es, qué hace, si está donde debe, si cumple el horario y cómo afecta su comportamiento al resto de la flota. Una vez hecho hay que integrarlo en el sistema de gestión de la flota y que funcione automáticamente. Esto es el
sistema de
ayuda a la
explotación (SAE): el conjunto de reglas que determinan cómo funciona una flota que hace un determinado servicio apoyandose en determinadas tecnologías.".

¿Cómo organizarlo entonces? Para poder tener absolutamente controlados los autobuses, cada uno de ellos va a transmitir toda ésta información a un centro de control mediante un protocolo
GPRS como el de los teléfonos móviles. Cuando entre en el intercambiador, donde la cobertura se acaba, el sistema "conmutará" cambiando automáticamente a un sistema de localización a través de
tecnología wifi instalado en el distribuidor. Como complemento, y a fin de aumentar la efectividad y que haya los mínimos errores en la identificación, la matrícula de los autobuses será fotografiada al entrar.
Rompecabezas
El rompecabezas, admite el experto, ha sido considerable hasta llegar a la solución ideal, ya que todo el sistema debe funcionar coordinado e integrado. De hecho, cualquier mejora en este sentido debía ser compatible, entre otras, con el sistema de localización continua que desde hace más de dos años se implantó por seguridad en los autobuses que ejecutan las
líneas nocturnas de la Comunidad de Madrid. Por el camino han quedado otras iniciativas que no llegarán a ver la luz como por ejemplo el experimento de instalar una
parada 'a demanda' en un polígono industrial de Getafe, que a través de un pulsador permitía avisar al conductor de que debía parar.
"Nosotros partimos de un principio, todo no vale para todo, debe adaptarse. Hay que ver la aplicabilidad de las tecnologías, cómo puede ayudarnos a resolver nuestro día a día, porque las cosas se hacen con mucha antelación y para que respondan a las
necesidades sociales", concluye. De 2011 en adelante, los interurbanos podrán poner toda ésta tecnología en práctica a beneficio de los usuarios.