La borrasca Efraín se ensañó con Madrid este miércoles, descargando una tromba de agua que convirtió calles como la céntrica Alcalá en una piscina que desaguó en la boca de Metro de Banco de España. Las 'cataratas de Quevedo' bautizaron otros a la estación del suburbano homónima, que también se inundó. Las calles del Ensanche de Vallecas como ríos y un sinfín de estampas similares también se produjeron en otros municipios de la región como Móstoles o Fuenlabrada. Ante estos sucesos, el alcalde de la capital, José Luis Martínez-Almeida, se ha comprometido este jueves a "estudiar cuáles son las causas de esas balsas de agua para poner el remedio que sea adecuado". El diagnóstico preliminar que avanza es una "falta de imbornales" que, de confirmarse, "tendremos que solventar en su momento".
Sitúa el regidor estas posibles deficiencias en el alcantarillado en puntos como la glorieta de Carlos V, frente a Atocha, y en la citada calle Alcalá, cuya reforma se culminó este verano. No descarta el primer edil que se requieran nuevas obras "para evitar estas escenas" que ya se han repetido en otros episodios meteorológicos adversos de los últimos años, como ha reconocido. La solución pasaría, ha dicho, por aumentar el número de alcantarillas.
No obstante, el máximo dirigente municipal ha asegurado que no se registraron sucesos significativos vinculados al chaparrón en la ciudad. "No se produjo ninguna incidencia que pusiera en riesgo la seguridad de las personas", ha aseverado. El alcalde ha puesto el acento en que los problemas que las lluvias causaron no se circunscriben en exclusiva a la capital. "No los hubo solo en la ciudad de Madrid", ha subrayado antes de apostillar que también se se dieron en otras localidades del sur de la Comunidad, en la M-40, la A-42 -que llegó a estar cortada en ambos sentidos- o en la C-5 de Cercanías.
Cuestionado por si falló la previsión o la organización ante estas circunstancias, Martínez-Almeida ha asegurado que los servicios públicos municipales "funcionaron". Los Bomberos tuvieron que realizar 140 salidas y "quienes dieron los avisos no tuvieron tiempos de espera", ha remarcado. Respecto a la responsabilidad del Ayuntamiento en los episodios vividos, el mandatario 'popular' ha puesto en relieve que en la ciudad cayeron 26 litros por metro cuadrado de agua en solo una hora y media cuando el promedio de precipitaciones en diciembre se sitúa en 47 litros. Asimismo, ha incidido especialmente el regidor, apoyado por la delegada de Seguridad y Emergencias, Inmaculada Sanz, en que la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) "dijo expresamente que para ayer por la tarde no se preveía ninguna inclemencia meteorológica que pueda afectar gravemente y se desactivaba a la alerta amarilla".
El Plan de Inundaciones del Consistorio madrileño, aprobado hace apenas dos semanas, está vinculado a que se active el aviso amarillo de la Aemet. El Plan municipal no estaba operativo porque la Agencia había desactivado ya la alerta cuando Efraín comenzó a descargar agua. "Un tuit en sus redes públicas dice que 'ya no hay avisos vigentes en la Comunidad de Madrid a las 19:20", ha señalado Sanz. Pese a que las aplicaciones en las que la ciudadanía consulta el tiempo advertían de una probabilidad de lluvia del 100 por 100, desde el Ayuntamiento inciden en que la Administración "tiene que acomodarse a parámetros técnicos y objetivos de la Aemet" para lanzar sus operativos.