La Comunidad de Madrid cuenta con una de las cifras más altas de pobreza y exclusión social, datos que han aumentado en los últimos años como consecuencia de la pandemia del Covid-19. Según esta entidad, el 22 por ciento de los madrileños se encontrarían en riesgo de exclusión social, lo que suponen 370.000 personas más que en 2018.
Cáritas ha presentado este miércoles el Informe sobre Exclusión y Desarrollo Social en la Comunidad de Madrid, de la Fundación FOESSA. Según Enrique Carrero, director diocesano de Cáritas Getafe, las políticas públicas para estimular la economía y paliar los efectos sociales de la pandemia no han sido “ni suficientes ni eficaces” en los grupos socialmente vulnerables.
Las zonas urbanas de la región madrileña son las que concentran mayor población en riesgo de pobreza y exclusión social. Cáritas advierte que afecta tanto los municipios grandes como aquellos más pequeños. Sin embargo, el colectivo más afectado es el de las mujeres: aquellos hogares sustentados por ellas tienen una incidencia de exclusión del 23 por ciento.
En peligro también, las familias monoparentales, y aquellas en las que la sustentadora principal es de nacionalidad extranjera la prevalencia de la exclusión social es del 51 por ciento, frente al 17 por ciento de los hogares encabezados por personas de nacionalidad española.
“La inestabilidad laboral era ya una tendencia previa al Covid, pero ahora se ha agravado”, apuntaba Carrero. La pandemia ha dibujado un panorama a su paso marcado por el empeoramiento de las condiciones laborales así como del paro de larga duración, que ha tenido una evolución especialmente negativa, pasando del 30 por ciento en 2018 al 39 por ciento de 2021.
"Aun teniendo trabajo no pueden salir de la pobreza"
“Aun teniendo trabajo no pueden salir de la pobreza o de una situación de vulnerabilidad”, definía así el director de Cáritas Getafe el concepto de “trabajadores pobres”, aquellas personas cuyos ingresos son insuficientes para cubrir sus necesidades básicas a pesar de contar con un empleo.
Por su parte, el precio de la vivienda se ha incrementado en un 44 por ciento desde 2015, lo que se ve agravado por el aumento de los gastos de suministros básicos como electricidad y gas.
Dejar de comprar medicamentos por razones económicas
Otro factor clave, más aún tras la pandemia, es la salud, que tanto a nivel físico como mental se ha visto deteriorada en su atención. Los datos revelan que el 11 por ciento de los hogares han dejado de seguir tratamientos, comprar medicinas y prótesis por problemas económicos.
Ricardo Ballesteros, director diocesano de Cáritas Alcalá, ha querido poner el foco también en la salud mental, cuya situación se ha visto empeorada de un lado, por la situación económica y, de otro, por la “soledad no escogida” a la que se ha visto abocada parte de la sociedad, especialmente los mayores. Precisamente los mayores de 65 años se ven afectados por la brecha digital, así como el colectivo de personas sin estudios.
Ante esta situación “crítica” que presenta el informe sobre la Comunidad de Madrid, Ballesteros apela a la necesidad de “servicios sociales adaptados a las nuevas realidad sociales, en los modelos de trabajo social y en el modo de organizarlo”. Desde Cáritas temen que medidas como el Ingreso Mínimo Vital –que llegaba solo al 19 por ciento de la población en situación de pobreza– resulten insuficientes.