En el barrio del Lucero (c/ Cebreros, 2) se abre desde hace dos años el espacio escénico multidisciplinar que lleva el nombre del actor Carlos Lemos. Su nieta, la también actriz Esperanza Lemos, está al frente: --Lo abrí a principio de 2019 y el primer año fue bastante bien. La pandemia de 2020 ha sido un mazazo tremendo. Estamos intentando recuperarnos pero las limitaciones sanitarias en recintos como este, de reducido aforo, nos están poniendo en serios peligros. Seguimos pagando impuestos como siempre pero los ingresos son notablemente inferiores.
En el espacio, que cuenta con auditorio, escenario y una amplia sala para actividades diversas, se imparten clases, se ensayan montajes profesionales y, cuando es posible, se intenta mantener una programación de espectáculos de pequeño formato, sobre todo los fines de semana.
Esperanza Lemos, hija de la actriz Rosa Fontana, comenzó profesionalmente en el teatro el año 1995 con Aventuras, misterios y maravillas del Rey Arturo, a las órdenes de Alberto Miralles. Desde entonces trabaja regularmente en la escena, aunque ahora tiene algo apartada la interpretación:
--Yo me inmolé un poco en favor de este proyecto escénico. Antes de ponerlo en marcha estuve trabajando frenéticamente durante siete años consecutivos en montajes como Una boda feliz y La cena de los idiotas. Con ellos hice giras como las de antes. Con suerte, teníamos quince días de descanso cada temporada. Pero tenía en mente poner en marcha un local mío. Yo no me puedo comprar un teatro, pero sí abrir algo como esto en un barrio escaso en infraestructuras culturales. Cuando ya me metí, fueron primero diez meses de obras y luego empezar a darle contenido y difusión. Así que decidí dedicarme prácticamente en exclusiva a mi aventura personal. Sigo siendo actriz y si mi ofrecen un trabajo interesante, seguiré actuando.
Cuenta Esperanza que veraneaba con sus abuelos, Carlos y Esperanza, en una urbanización costera en la que también habían comprado viviendas sus tíos Lola y Aurelia Lemos. Lola, gran actriz, sería la más longeva de los hermanos falleciendo a los 96 años. Aurelia, regidora y apuntadora de gran trayectoria, murió atropellada por un vehículo en esa urbanización veraniega. Carlos le leía obras a su nieta y, a veces, la llevaba a ver los teatros donde actuaba. Sin embargo no llegó a verla sobre un escenario porque falleció en 1988.
--Mi abuelo representó grandes personajes atormentados, como el Willy Loman de La muerte de un viajante o Enrique IV. Él, por el contrario, era un hombre muy divertido y familiar. Le encantaba la casa, salir con el perro, hacer la comida… Lo último que hizo fue el Don Juan Tenorio de Alcalá de Henares, en 1987. Interpretaba al Comendador. Él, que había sido tantas veces el Tenorio, acabó haciendo un papel al que, decía, le tenía mucha manía.
Carlos Lemos nació en Ciudad Real en 1909 durante una gira de sus padres. Todo a su alrededor era teatro. Eran tíos suyos el actor Gaspar Campos y la tiple Enriqueta Campos. Con poco más de veinte años entró en la compañía de Rosario Pino y Emilio Thuillier y ya no se bajó de los escenarios. Fue uno de los puntales de la compañía Lope de Vega, fundada por Tamayo. Con ella hizo todos los grandes papeles del teatro universal. Cuando llegó la televisión, también se convirtió en protagonista de decenas de grabaciones de Estudio1 y Novela. En dos ocasiones obtuvo el Premio Nacional de Teatro. Se casó con Esperanza Muguerza, también de familia artística. Su padre era el compositor Severo Muguerza y su madre la cantante María Berrio. Esperanza subió muy pronto a los escenarios con el nombre de María Berry. Su madrina fue, nada menos, la gran estrella mexicana Esperanza Iris. Tras el matrimonio con Carlos, Esperanza se fue alejando de la interpretación.
Hoy Carlos Lemos, que como tantas figuras de su generación, pasaba al olvido, vuelve a sonar gracias al proyecto de su nieta.
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