El Juzgado de lo Penal número 29 de Madrid ha absuelto a un hombre que, la Nochebuena del 2018, se saltó un semáforo localizado en la calle Bravo Murillo dando positivo posteriormente en un control de alcoholemia. Según ha podido conocer Europa Press a través de la sentencia, el juez ha decidido eximir al acusado de un delito contra la seguridad vial basándose en el principio 'in dubio pro reo', que quiere decir que no existen las suficientes pruebas para demostrar la culpabilidad del acusado.
El conductor dio un resultado de 0,55 miligramos por litro de aire espirado en la primera prueba y de 0'51 miligramos en la segunda, no superando en ningún momento el límite del 0,60 establecido para considerarlo infracción penal. "El Tribunal Constitucional sostiene que la presunción de inocencia ocasiona un desplazamiento de la carga de la prueba a las partes acusadoras a quienes incumbe exclusivamente probar los hechos constitutivos de la pretensión penal", ha añadido el magistrado en la resolución.
La defensa, en manos del despacho Ospina Abogados, defendió la existencia de una duda que impide considerar que el acusado haya cometido los hechos con trascendencia penal, basándose en el resultado de la prueba, que no supera el límite de 0,60 establecido por el artículo 379.2 del Código Penal para considerarlo infracción penal.
El suceso a detalle
Los hechos ocurrieron la Nochebuena del año 2018, cuando el conductor, acompañado de su mujer, regresaba a su domicilio tras haber disfrutado de una cena en casa de sus suegros. La acompañante gritó de forma sorpresiva "para" justo en el momento previo a sobrepasar un semáforo en ámbar y tras darse cuenta de la presencia de un vehículo de la Policía Local. El conductor no se detuvo al momento, sino que lo hizo a unos 15 metros, delante de un semáforo que se encontraba en rojo.
Fue la maniobra lo que llamó la atención de los agentes, que se pararon al lado del vehículo del acusado, obligándole a detener su coche más adelante. Tras realizarle una prueba de alcoholemia, el conductor arrojó un resultado de 0,55 miligramos por litro de aire espirado. Posteriormente se sometió a una segunda prueba en la que el resultado descendió a 0,51 miligramos. Tras el resultado positivo que arrojó el conductor, la Policía sometió a la prueba a su acompañante, quien tras ofrecer un resultado negativo se puso al volante del coche para regresar a su casa. El acusado reconoció que había consumido dos copas de vino y un gin-tonic una hora antes de montarse en el coche.
A pesar de que el concutor aseguró que no se detuvo ante el semáforo en ambar porque no llegó a darse cuenta hasta que fue su mujer quien le avisó, la versión de los agentes fue relatada de forma diferente. Los miembros de la Policía Local aseguran que el hombre rebasó de forma inequívoca el semáforo en color rojo y no en ámbar, como él mismo afirmó. Además, los policías recalcaron en la declaración que su estado para conducir no era el idóneo ya que presentaba los ojos hinchados, desprendía un fuerte olor a alcohol y mantenía un habla repetitiva.
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