Eso hace que los muebles usados en estos lugares no presenten demasiadas señales de haber sido utilizados, lo que los hace ideales para el mercado de segunda mano y para nosotros si queremos montar una oficina sin gastar mucho.
Obtenemos un ahorro de costes enorme
La gran ventaja de los muebles de segunda mano para las oficinas es que el ahorro que obtenemos es enorme. Podemos amueblarla entera por menos del 50 % del precio de los muebles nuevos.
Esto se nota, sobre todo, en los más caros como la silla giratoria para oficinas, puesto que las de buena calidad son muy costosas. Adquiriendo las usadas podemos dotar a nuestros empleados de sillas ergonómicas de gran calidad cuyo precio es prohibitivo en el mercado “de primera mano”, pues estamos hablando de importes de un mínimo de 300-400 para una silla que se pueda usar durante ocho horas.
La calidad de estos muebles está fuera de toda duda
No hay que temer por el estado de los muebles de oficina de segunda mano, ya que lo primero que hacen las empresas que los venden es revisarlos para retirar los que tienen taras evidentes.
Los que ponen a la venta no van a pasar por nuevos, pero en muchas ocasiones sí que lo parecen porque es cierto que algunos de ellos no tienen un uso muy intensivo ni muy duro.
De hecho, un armario, un mostrador o una mesa de trabajo no debería recibir maltrato alguno y tras una buena limpieza están listos para entrar en otra oficina y ser usados durante otros cuantos años más.
Ayudamos al planeta
Cuando compramos muebles de segunda mano como los que hay en Sistemas Tormoy lo que estamos haciendo es reciclar.
Es cierto que no vamos recogiendo los muebles de la calle, pero si no fuera por estas empresas una gran cantidad de armarios, sillas, mesas, cajoneras, etc., acabarían en los puntos limpios de las ciudades.
Nosotros les damos una segunda oportunidad, reutilizándolos para nuestro proyecto y ahorrando al planeta una gran cantidad de emisiones de CO2, pues no es necesario fabricar más muebles cuando podemos usar los que no quieren otras empresas.
Nos dan garantía
A veces, adquirir cierto tipo de mobiliario usado como las sillas puede darnos algo de miedo. En este caso tienen partes móviles que son susceptibles de fallar y lo mismo para con otros muebles, aunque lo cierto es que la preocupación es infundada.
Además de los controles de calidad que hacen los vendedores están obligados, por ley, a darnos una garantía de seis meses. Medio año es más que suficiente para probar un mueble y para que dé fallos si venía con problemas.
Si medio año nos parece poco, existen empresas que dan hasta un año, el doble de la garantía legal, aunque en este caso hay que comparar precios al ser posible que paguemos esa garantía extra comprando los muebles más caros.