Fútbol es fútbol, claro. Y un clásico es un clásico, también. Pero, más allá de los topicazos tan frecuentes en el deporte rey, hacía tiempo que no se llegaba a un Madrid-Barça con uno de los dos equipos tan favoritos. Por supuesto, los blancos: No sólo por los tres puntos y un partido menos, que ya es mucho. También por la situación anímica, con los de Zidane a tope y semifinalistas de 'su' Champions. Y los de Luis Enrique llenos de dudas en juego y goles, y eliminados de la máxima competición europea y mundial.
Los pronósticos favorables a su equipo no quiere Zidane que sirvan para que sus jugadores salgan tranquilos y confiados, como les ha ocurrido en algunos encuentros de esta campaña, que después no siempre remontaron. Porque, con su equipo de lujo, a excepción del lesionado Bale, el francés sabe que una victoria les dejaría el título en bandeja y los esfuerzos se centrarían ya sólo en Champions ante ese tan repetido duelo frente al eterno rival.
Por el lado azulgrana, Luis Enrique ya ha adelantado que "está olvidada" la reciente eliminación europea ante la Juve, a la que el triplete de lujo de Messi, Luis Suárez y Neymar (baja por sanción ahora en el Bernabéu), fue incapaz de marcar un gol en las tres horas de los dos partidos de cuartos de final. Falta le hace a los barcelonistas superar ese fracaso, porque son conscientes de que este clásico es una final que tienen la obligación de ganar para no despedirse en una semana trágica de su segundo título.
Con las ausencias del lesionado Bale y el sancionado Neymar, ambos conjuntos tirarán de sus onces de lujo. Port parte del Barça con Ter Stegen; Sergi Roberto, Piqué, Untiti, Alba; Rakitic, Busquets, Iniesta y Denis Suárez o André Gomez, Messi y Luis Suárez. Mientras que el Madrid alineará a Navas; Carvajal, Pepe, Sergio Ramos, Marcelo; Kroos, Casemiro, Isco; Cristiano, Benzema y Lucas Vázquez.