Los andamiajes, y las correspondientes lonas publicitarias, han desaparecido del edificio Metrópolis, unos de los iconos de Madrid. La bellísima fachada, con las esculturas de Benlliure y la cúpula ‘pompier’ resaltada con adornos de pan de oro, brillan como debió hacerlo hace más de un siglo. Siempre sorprende, cuando se realizan trabajos de limpieza en los edificios madrileños, descubrir la blancura de los grupos escultóricos. La polución procedente del tráfico y la contaminación ambiental acaban por ennegrecerlas hasta hacernos creer que son grises.
Este edificio, proyectado por los
arquitectos Jules y Raymond Fevrier, comenzó a levantarse en 1907 y se inauguró cuatro años después. Fue, por tanto, el pionero en los edificios monumentales de la Gran Vía. Además del
grupo esculpido por Mariano Benlliure, luce también artísticos trabajos de Saint Marceaux y Lambert. El Ganimedes original que coronaba la cúpula fue sustituido por una
victoria alada, de Collaut Valera, cuando la firma La Unión y el Fénix, vendió el edificio en los años setenta.
En los últimos meses –desde marzo de 2015- ha estado oculto mientras se llevaban a cabo los trabajos de restauración y limpieza. Como ya es habitual –y sin que se haya producido la modificación de la correspondiente ordenanza-
los andamios han servido de soporte publicitario. La Puerta del Sol, ahora mismo, es otro gran escaparate. En una de las fachadas cubiertas por publicidad, se aprecian trabajos de albañilería. En la otra, en la esquina con Carretas, no se adivina trabajo alguno, pero la publicidad lleva ahí meses.
El fin de los trabajos en Metrópolis coincide con el
ocultamiento de la diosa Cibeles para llevar a cabo otra restauración. La gran fachada del Banco de España también lleva meses oculta por andamios. Así que una de las perspectivas más espectaculares de Madrid no puede apreciarse en toda su belleza.
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