Los grandes musicales con niños comenzaron a ser muy populares con Sonrisas y lágrimas, donde los pequeños de la familia Von Trapp, tanto en el cine como en la escena, atraparon a los espectadores. Cuando aparecieron corría el año 1959. Saltaron a la gran pantalla en 1965. En Madrid se han estrenado, desde entonces, tres producciones. La primera en La Zarzuela, en 1968, en 1982 en el Príncipe-Gran Vía y en 2012 en el teatro Coliseum.
Sin retroceder tanto en el tiempo,Billy Elliot, basado en la película del mismo título, dio casi todo el protagonismo al nutrido elenco infantil. En Madrid se estrenó hace seis años con el mismo éxito que en otras capitales del mundo.
Esta temporada los niños van a ser los grandes protagonistas de School of rock, el primer estreno musical que se producirá el jueves día 14 de septiembre. Desde hace un año, los jóvenes artistas se han estado preparando para poder cantar, bailar y tocar algunos instrumentos. Por la reglamentación laboral, la producción necesita tres elencos diferentes, contando con un total de cuarenta y dos niños. Para levantar el telón cada tarde se necesitan cien personas entre artistas y técnicos.
Andrew Lloyd Webber, una de las modernas estrellas de los musicales, compuso la música de School of rock a partir de la película con el mismo título que dirigió Richard Linklater el año 2003. El estreno se produjo en Broadway en noviembre de 2015, manteniéndose un año en cartel.
El gran protagonista de la historia es Dewey Finn, un guitarrista de rock al que, por su egocentrismo, expulsan de su propia banda, la No Vacancy. Cuando ya se encuentra sin grupo, lo echan también del piso que comparte y del que no abona el alquiler. Ante esta situación, encuentra trabajo como maestro sustituto en un elitista colegio, dirigido por la estricta Rosaline Mullins. Las reglas de la institución chocan con el nuevo profesor, que tampoco agrada a los padres de alumnos. Pero Dewey comprueba que algunos de ellos tienen talento para la música aunque, de momento, no sean roqueros. Decide entonces convertirlos en una banda de rock y presentarse a un competición, que deberán ganar para satisfacer a todos.
Tanto cuando se estrenó la película como cuando lo hizo el musical, el rock estaba en retroceso entre las preferencias de la juventud. Lloy Webber acertó a revitalizarlo, aunque no haya recuperado el trono que ocupó en la segunda mitad del siglo XX. Si a este espectáculo se acercan jóvenes espectadores, seguramente se sorprenderán ante un estiló tan contundente y pegadizo.
Poner en pie la primera producción en español de School of rock, se convirtió en una aventura, con inicio en Argentina. Allí estaba prevista para estrenar en los primeros meses de 2020. Los ensayos iban a comenzar el 24 de marzo de ese año y entonces llegaron los confinamientos por la Covid19. Los artistas no llegaron a comenzar a trabajar pero sí los otros departamentos técnicos. Gran parte de esa producción no nata es la que, finalmente, ve la luz en Madrid, en el Espacio Delicias. Se trata de una coproducción con equipos de ambas naciones, aunque el elenco de adultos y de niños es exclusivamente español. La dirección de escena corre a cargo del argentino Ariel del Mastro, la coreografía es de Analía González y la supervisión musical de Julio Awad. José Luis Sixto ha corrido con la dirección de actores.
Leo Rivera, que descubrió sus dotes musicales en Mamma mia!, hace ya veinte años, encarna al excéntrico Dewey Finn mientras que otra veterana del musical, Julia Müller, da vida la directora. Completan el reparto, entre otros actores, Nacho Redondo, Karmele Aranburu, Marc Parejo, Teresa Ferrer, Óscar Hernández e Iván Cozar.
El público, además de asistir a un espectáculo teatral, se encontrará ante un auténtico concierto ya que la banda sonora tiene veinticinco temas. Al final, seguro que proclaman aquello de: ¡Larga vida al rock and roll!
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