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Las invisibles

Por Francisco Naranjo
martes 24 de marzo de 2020, 15:44h

Como en cada casa en estos días de encierro, al que llaman “confinamiento”, uno tiene tanto tiempo de fijarse en casi todo a través de las redes sociales, las TV, las emisoras de radio, etc., y se encuentra con información de todo tipo al minuto.

Como resultado del análisis de esas informaciones, te encuentras con que personas trabajadoras, que hoy por hoy está el alza y además con todo merecimiento, como son los servicios sanitarios en su conjunto, médicos, enfermeras, etc. Lo dicho, con todo merecimiento. Además a las 8 de la tarde de todos los días, desde que estamos en Estado de Alarma, le dedicamos muchos un merecido aplauso.

Después, esta destacando en los últimos días, solo llevamos 7 de confinamiento, los servicios públicos esenciales, bomberos, metro, cercanías, limpieza viaria, desinfección, etc. Merecido también.

También los cuerpos de seguridad y servicio a los ciudadanos. Bomberos, Policías, Guardia Civil y hasta el Ejército -con pequeñas excepciones- se está comenzando a ver con buenos ojos. También van ganando enteros en estas fechas, poco a poco, las cajeras y reponedores de supermercados. Ya iba siendo hora.

Bien, todo bien, se lo merecen todos ellos, pero para que nos demos cuenta de lo que es la sociedad, incluida la progresista, os cuento: Al estar uno confinado las 24 horas del día y de la noche (no me gusta la palabreja de confinado, pero es la que hay), uno recibe llamadas telefónicas, pocas pero las hay y muchos Whatsapp, personales y de grupo. Más de grupo que personales. Eso es lo malo de estar en muchos grupos.

Pues bien, de algunas de las variadas llamadas recibidas, describo la conversación de dos de ellas:

--Que tal, como vais.

--Bien, bien y tu…

--Yo bien, tele trabajando desde casa

--Han cerrado las oficinas

--No, no del todo, pero han quedado muy pocos, alguno de mantenimiento, la recepción, algún informático y poco más.

-- Vale, vale, un abrazo y que todo vaya bien.

Otra llamada:

--Que tal estáis

--Bien, bien y vosotros…

--Pues encerrado en casa desde que suprimieron las clases

--Y no va nadie al colegio (privado para más señas)…

--Si, si, la directora, una secretaria, alguno de mantenimiento y un cocinero.

--Ahh, muy bien pues me alegro que sigáis bien.

Como habéis podido observar en ninguna de las dos conversaciones que describo como ejemplo se habla de la limpieza de las oficinas o del colegio y no es que no limpien, es que las limpiadoras son invisibles para el resto del personal. Digo limpiadoras porque la inmensa mayoría que trabajan en estas labores son mujeres. Y su trabajo es de los más necesarios, por no decir imprescindibles siempre, pero sobre todo en los días que actualmente vivimos. Un trabajo que consiste especialmente, hablando sencilla y llanamente, en limpiar las mierdas que van dejando otras personas.

Igual o similar situación podría decir del personal de Ayuda a Domicilio, una forma genérica de denominar a las criadas de toda la vida, pero parece ser queda más fino decir ayuda a domicilio.

En fin, creo que ahora, que con esta crisis pandémica del coronavirus que nos ha invadido, que parece que muchas personas se han vuelto más solidarias, cuando a las 8 de la tarde de todos los días salgamos a nuestras ventanas a aplaudir a los del gran servicio sanitario que tenemos, nos acordemos –aunque sea mínimamente- de esas invisibles mujeres y algunos hombres, que limpian Hospitales, Oficinas, Locales, Colegios, Ministerios, Consejerías, Comunidades, Ayuntamientos, etc, y también muchos hogares de nuestro querido país llamado España.

Gracias compañeras del servicio de la limpieza, por estar ahí siempre. Que quede claro, mis aplausos de esta tarde, al igual que en días anteriores, va también por vosotras.

Francisco Naranjo

Director de la Fundación Abogados de Atocha y sindicalista de CCOO

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