El centro de la capital, el barrio de El Rastro, cuenta con una nueva plaza que, aun no estando inaugurada, ya ha sido tomada por los vecinos. Se trata de la surgida con las obras de construcción del nuevo polideportivo de la plaza de la Cebada. Al nuevo edificio se va a acceder por un amplio atrio entre las calles de Toledo y de la Cebada. Ya existía una plazoleta inhóspita, lastrada por la entrada al aparcamiento subterráneo. Ahora ha surgido un espacio amplio, con gradas para que puedan estar los vecinos y un pequeño rockódromo. Con esta nueva plaza se aprecia la perspectiva del moderno edificio que, finalmente, parece listo para su apertura. Desde el exterior también se puede contemplar la nueva piscina cubierta. Lo que los viandantes no ven son las pista de atletismo habilitadas sobre la cubierta. También se aprecia mejor el interesante edificio del cantón de limpieza construido por Antonio Arenas en 1915.
Llegar al final de este proceso ha sido largo y complicado. Durante la alcaldía de Ruiz Gallardón se presentó un ambicioso proyecto que contemplaba derribar la anterior piscina cubierta, abierta en 1968, y el mercado de la Cebada para levantar nuevos edificios y habilitar una plaza pública en el centro del complejo. De aquella idea solo se ejecutó el derribo de la piscina cubierta. La crisis económica paralizó el resto durante diez años. Mientras de decidía qué hacer, el solar resultante se cedió a asociaciones vecinales para que desarrollaran sus actividades. Finalmente se optó por dejar el mercado actual y por levantar un nuevo polideportivo sobre el terreno del anterior. Esta vez la plaza iba a nacer delante de esta construcción con un proyecto presentado en 2017 por el equipo de Manuela Carmena, que no pudo ver finalizada la obra. Su adjudicación se produjo a final de 2018, así que la construcción va a durar cuatro años, con un presupuesto inicial publicado de 10.400.000 euros. En noviembre de 2020 Madridiario publicó un reportaje en el que ya comenzaba a ser visible la complicada estructura que soporta el edificio. Desde hace ya bastantes semanas, este parece que se encuentra listo para su apertura, lo que agradecerán los habitantes de este barrio, escaso en infraestructuras deportivas.
Una plaza cambiante
La plaza de la Cebada, cuyo perímetro parece más una calle actualmente, ha sido muy popular en la historia de Madrid. Puerta de acceso a la Capital desde Toledo, fue el enclave en el que paraban los agricultores que traían provisiones a la ciudad. Por ello se formaron, además, las plazas de la Paja y de los carros, durante siglos a extramuros de Madrid.
A caballo entre los siglos XV y XVI, Beatriz Galindo La Latina, y su esposo Francisco Ramírez El Artillero, levantaron allí el hospital que se conoció popularmente como de La Latina y acabó por dar nombre al barrio. Aguantó hasta 1899. Hoy se levanta allí el teatro La Latina.
El derribo en 1868 de la Cerca de Felipe IV fue fundamental para que toda la zona cambiara de aspecto. Pero también provocó la desaparición de edificios como la iglesia de San Millán, el Humilladero de Santa María de Gracia o la iglesia de San Patricio de los Irlandeses. También desapareció al fuente del siglo XVII, popularmente como de la Abundancia, que representada esta por la estatua de una mujer con un niño que la coronaba.
La plaza tuvo en las primeras décadas del siglo XIX una historia siniestra, pues en ella se ejecutaban algunas sentencias de muerte, como la de Rafael del Riego. Por eso, tras la Gloriosa de 1868, pasó a llamarse plaza del Riego. Luis Candelas también fue ejecutado en la Cebada.
La llegada de los campesinos con sus productos hizo que fuera un mercadillo callejero hasta que, en 1875, Alfonso XIII inauguró el primer gran mercado cubierto, que aguantaría en pie hasta 1958. Su derribo no gustó nada en la ciudad. El actual mercado de la Cebada se abrió en 1962.
Enfrente de la plaza, en la calle Toledo, estuvo el teatro Novedades, incendiado en 1928 y provocando más de ochenta muertos. El Metro llegaría a la plaza en 1961.
La construcción del polideportivo y la apertura de esta plaza (¿Se le dará nombre?) han vuelto a cambiar la fisonomía de este entorno, uno de los accesos al popular rastro dominguero.