Tras recibir este martes una carta en la que el marido de Teresa solicitaba su dimisión, Rodríguez pidió disculpas por las declaraciones realizadas sobre la actuación de la auxiliar de enfermería. Sin embargo, la cuñada de Teresa ha manifestado que las disculpas "llegan tarde". "La opinión pública puede ver que son unas disculpas políticas", continúa, "no vemos que haya humanidad en ellas, no creemos que se arrepienta de lo que ha hecho hacia Teresa".
Se suman además a la demanda presentada por el Sindicato de Auxiliares de Enfermería contra la Administración por no proteger a los trabajadores contra agentes biológicos. También se quejan de no poder hablar ni con ella ni con su marido, ambos aislados en distintas plantas del Hospital Carlos III. Afirman que Teresa está "muy enfadada" ya que tampoco pueden comunicarse entre ellos. "Está aislada" insiste Charo, cuñada de la auxiliar, "pero si está consciente debería tener comunicación al menos con su marido porque ahora mismo lo que nos interesa es que esté tranquila para salir adelante". Sin embargo, según apuntan los familiares, le retiraron el móvil tras los primeros días de ingreso y "nadie sabe dónde está". Desde el hospital alegan que esta medida es porque Teresa "tiene que estar con mascarilla para respirar y le sería complicado usar un teléfono". En el caso de su marido, dicen que no ha hecho la solicitud necesaria para que se le permita comunicarse con su familia. El Sindicato de Técnicos de Enfermería (SAE) ha registrado este miércoles en la Consejería de Sanidad un total de 33.357 firmas de profesionales y usuarios de la sanidad para exigir la dimisión de Rodríguez.
Respecto a la decisión de no dar información sobre su estado de salud, Charo ha reconocido que Teresa así lo ha pedido "por respeto a la familia mas allegada, que es gente muy sencilla. Para protegerles". Tampoco ella recibe información de fuera, salvo lo que le puedan comentar los sanitarios que la atienden. "Eso es positivo para ella, para que esté mas tranquila", admite Charo. Tanto el hermano de la auxiliar de enfermería como su pareja se han manifestado "muy ilusionados" por la evolución de la paciente, pero han admitido que "hay que ser precavidos, porque es una enfermedad que se desconoce. Cada hora es una hora ganada y está avanzando a pequeños pasos, pero hay que tener mucha prudencia".
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