Buenas notas... ¿Calabazas en septiembre?

Madrid 2020 ha acabado el curso con muy buenas notas. Ha sido un alumno aplicado, ha estudiado bien sus asignaturas, ha presentado los ejercicios limpios y en plazo, ha cumplido con la puntualidad y ha tenido buena actitud. Los examinadores del COI han apreciado, y así lo han dicho, que progresa adecuadamente, y al darle el boletín de calificaciones, no han dudado en señalar que es lo que suele conocerse como un "buen escolar". Todo lo cual está muy bien, pero no garantiza que en septiembre no volvamos de Buenos Aires con unas orondas calabazas.

Porque así es el olimpismo: los miembros del COI que deciden cuál es la ciudad organizadora de los Juegos no tienen que dar cuentas a nadie de a quién eligen, ni justificar su voto, ni explicar sus criterios; son absolutamente libres para hacer o deshacer a su antojo. Y así ha ocurrido en otras ocasiones: en 2005, cuando eligieron Londres y dejaron con un palmo de narices a un París que, de puro ofendido, decidió ese mismo día que no se volvía a presentar. O en 2009, cuando optaron por un Río de Janeiro que en los propios informes del COI aparecía con graves deficiencias en seguridad, alojamiento y movilidad.

Madrid se enfrenta esta semana en Lausana a un nuevo -y dicen que definitivo- examen ante los miembros del COI. Y se presenta, de nuevo, con la lección aprendida y los deberes hechos, y con ponentes de lujo: nada menos que el Príncipe Felipe, junto al que también intervendrá el ministro de Economía, Luis de Guindos. Y Mariano Rajoy llegará desde Berlín para hacer "lobby" también a favor de Madrid 2020. Todo un despliegue de voluntad, con vistas a convencer a los cien miembros del club más selecto y más opaco del mundo. Buena suerte.