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Mediocridad

Mediocridad

Por Mara Colás Amor
viernes 19 de octubre de 2012, 00:00h
Estamos asentados, y no sé si a tiempo de escapar, en un lodazal de mediocridad colectiva, que se ha dado como resultado de años de alegre permisividad.

Mediocridad en medios de comunicación, donde cualquiera vale para sentar cátedra sobre cualquier otro, con tal de tener parcelita de chismorreo.

El espejo público donde mirarse ha dejado de ser el esfuerzo y la constancia, solo la fama cuenta a base de lo que sea y como sea. Tenemos los medios visuales llenos de personajes creados en un mundo paralelo sórdido y vulgar. Los profesionales de verdad, ya sean artistas, pintores, bailarines, autores, compositores, arquitectos o intelectuales no tienen un sitio donde contar sus novedades porque nadie quiere saber nada de ellos. Solo hay hueco para lo que huela a mediocridad en este presente.

Mediocridad en cultura general; nuestros jóvenes en general no saben geografía ni historia, no saben hablar bien ni debatir educadamente; y su agresividad en el lenguaje demuestra su dificultad básica para enfrentarse al mundo desde la mediocridad educativa básica. Todos hemos sido cómplices de aceptar alegres una ley de educación que permitía pasar de curso con tres suspensos y faltas de ortografía, sin exigir desde casa al menos, más aplicación y excelencia a nuestros futuros hombre y mujeres, lo que nos ha llevado a ser hoy, el furgón de cola del mundo, en educación formativa.

Mediocridad política sean de uno u otro color, ministros, diputados, senadores que no son titulados y lo que es peor, que nos parezca aceptable natural y hasta gracioso; aunque nuestro futuro como nación este en manos tan inexpertas, y hagamos siempre el papelón internacional de que ningún presidente de gobierno español hable nunca  inglés fluido, o que unos cuantos de esta misma casta mediocre, quieran porcionar este país hasta segmentarlo en barrios independentistas, si les permitieran, cuando cualquier persona inteligente sabe que sumar es lo que da fortaleza, y no al contrario.

La mediocridad se premia y la excelencia se castiga y margina. Aquí si no tienes ganas de esforzarte, se te ayuda en todo; pero si eres de la clase silenciosa trabajadora que pagas impuestos y luchas por sacar como sea adelante tu parte, no tienes derecho que a pagar más y más…

Hay veces que las informaciones llegan a  un mismo tiempo, uniéndose en forma de bombardeo, como un pensamiento universal, en la línea de lo escrito por Forges…

Mires por donde mires solo el gris de la maldita mediocridad es ensalzado, y los actuales dioses de barro, sin valores, principios ni decencia son los líderes indiscutibles de este tiempo, a borrar del recuerdo en un futuro, espero, más claro y honroso para nosotros.
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