La acompaña su grupo de los últimos tiempos, formado por tres músicos de primer nivel: el pianista y arreglista, Benjamin Lins (Brasil) y dos mujeres artistas de formación sólida y profunda sensibilidad: Annabelle Gouache en cello (Francia) y Sara Bondi en flauta (Italia)

Pilar Rodríguez-Castillos es una artista de la vieja escuela que encuentra y muestra una estrecha relación entre el arte y la sociedad: “Ninguna propuesta artística está completa si no existe un compromiso latente con la sociedad.” Hija de un prestigioso músico uruguayo de profundo compromiso político en la época de las duras dictaduras latinoamericanas, sigue pensando que el mundo podría ser mejor mundo si nos permitiéramos vivir según pautas de libertad y respeto.
Tras una casual aproximación al tango posterior a la edición de sus tres discos en los que cantaba sus propias composiciones, rescata en 'Carne de Luna' algunas de sus composiciones y ofrece con su particular voz que alterna entre la dulzura y el desgarro, su homenaje a autores imprescindibles del cancionero más sensible como Víctor Jara, el recientemente desaparecido Joan Baptista Humet y la cubana Marta Valdés.
En relación con su nombre, que algunas personas abrevian, señala: “Mi nombre es el nombre de mi padre. Largo, compuesto y con “s” al final. Es un homenaje a uno de los hombres más íntegros que he conocido en mi vida. Me honra llevarlo tal cual es y no es negociable”.