Escribía hace pocas semanas en este mismo espacio que “cada accidente laboral es un fracaso de la sociedad”. La pasada semana, Madrid ha vivido un terrible accidente laboral cuyas causas concretas no puedo valorar ya que la investigación del siniestro continúa abierta. Pero el derrumbe de un edificio en la Calle General Martínez Campos, que ha terminado con la vida de dos personas, sí hace que nos preguntemos por el grado de integración de la prevención en todo el proyecto y con todas las empresas actuantes.
Sí ha puesto de manifiesto este accidente la profesionalidad de los servicios de emergencia que hora tras hora y con una presión inhumana trabajaron entre los escombros. Un reconocimiento que aprovecho para resaltar en estas líneas y, en especial, al cuerpo de bomberos que con una entrega excepcional demostraron, una vez más, su valía.
Una vez más, los sindicatos de clase nos movilizaremos y daremos visibilidad a este siniestro, mañana viernes, 1 de junio, a las 11 horas en la Puerta del Sol. En esta concentración rendiremos homenaje a las dos víctimas del derrumbe del edificio y del trabajador de Metro fallecido hace una semana, víctima del amianto. Es imprescindible que la sociedad tome conciencia de la terrible realidad y que se genere intransigencia y rechazo porque no podemos resignarnos a que salir a trabajar cada día nos cueste la salud y la vida.
En esta toma de conciencia es muy importante también la labor de los medios de comunicación. En las terribles horas de la pasada semana en que se intentaba rescatar los cuerpos del cúmulo de escombros, no dejó de llamarme tristemente la atención cómo muchas notificaciones de los medios de comunicación se referían a este hecho como “suceso”, trasladándonos a épocas muy viejas.
Muchos años costó que la siniestralidad laboral engrosara las páginas de “información laboral” en los medios de comunicación, en lugar de la sección de “sucesos”. La involución de los medios de comunicación nos ha hecho retroceder décadas, llegando a desaparecer la “información laboral” en beneficio de “finanzas”. La perversión del lenguaje hace que la muerte en el trabajo quede difuminada como un suceso…
Desde las Comisiones Obreras de Madrid tenemos que denunciar la situación que se está dando en el sector de la Construcción en la Comunidad de Madrid, y de la que ya veníamos alertando. El sector de la construcción está teniendo un comportamiento muy preocupante en nuestra región, es el único sector que ha aumentado su índice de incidencia de accidentes de trabajo en el año 2017, y que sigue creciendo en los primeros meses de este año. Así, con estas nuevas muertes, se eleva a 25 el número de personas fallecidas por accidente de trabajo en la Comunidad de Madrid.
Tal como ha venido denunciando Carmen Mancheño, secretaria de Salud Laboral de CCOO de Madrid, esta situación es un fiel reflejo de las nefastas condiciones de trabajo que imperan en el sector, y que se caracterizan por una precariedad indignante, un incumplimiento sistemático de las normas en prevención, una falta de inversión en prevención de riesgos laborales y, en muchas ocasiones el desprecio más absoluto de algunos empresarios respecto de la salud y la vida de sus trabajadores y trabajadoras.
En este sentido, hay que destacar la especial opacidad que envuelven las obras de rehabilitación. Un oscurantismo que en muchas ocasiones esconde incumplimientos en todos los ámbitos también en la prevención de riesgos laborales donde los plazos y los beneficios económicos se imponen sobre la salud y la vida de los trabajadores.
Ciertamente, las subcontratas en el sector de la construcción son legales, pero no hay que obviar que la cadena que las origina va perdiendo calidad tanto en condiciones de trabajo como en prevención de riesgos, y todo esto genera una mayor vulnerabilidad del eslabón más débil que es la clase trabajadora, fundamentalmente engrosado por personas jóvenes.
Otro dato en que desde los sindicatos de clase tenemos que insistir es el de la negativa influencia de la reforma laboral en asuntos de salud y seguridad en el trabajo porque finalmente la responsabilidad más clara de la siniestralidad recae en las empresas. Así, desde el año 2013 los accidentes de trabajo totales se han incrementado un 16,2 por ciento; los accidentes en centro de trabajo, un 15,6 por ciento y los “in itinere”, un 5,8 por ciento. Esta preocupante tendencia se mantiene en el primer trimestre de este año. En comparación con el mismo periodo del año pasado el incremento total de accidentes es del 6,07 por ciento, con el trágico crecimiento del 50 por ciento en los mortales, pasando de 12 a 18.
Propuestas para erradicar la siniestralidad existen, comenzando por derogar la reforma laboral y, paralelamente, mantener y profundizar en los acuerdos entre los agentes sociales y administración como medida preventiva estructural. Además, como instrumento fundamental, es imprescindible potenciar instrumentos como la Inspección de Trabajo como instrumento de control y defensa del derecho al trabajo. No es de recibo que la plantilla en Madrid ronde el centenar de inspectores y subinspectores, un tercio menos de lo que dicta la Unión Europea.
Imprescindible es también el fortalecimiento de la negociación colectiva. Debe tratarse con mayor rigor en el marco de las empresas la recuperación de inversiones en prevención y, especialmente, la centralidad de la negociación colectiva en las relaciones laborales.