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Si no hay acuerdo habrá conflicto

jueves 24 de mayo de 2018, 08:00h

El pasado año, el empresariado negó un pacto salarial para a la clase trabajadora. En una actitud decimonónica y caciquil, CEOE y CEPYME negaron el acuerdo, una situación que este año no va a poder repetirse. Tal como los sindicatos de clase dejamos claro en toda España el pasado martes, o hay acuerdo con contenidos, o habrá una movilización permanente. Es decir, como asegura Unai Sordo, secretario confederal de CCOO, “el desacuerdo no será pacífico”.

La Reforma Laboral de 2012 está sirviendo para que toda la mejora de la productividad se la lleven los beneficios empresariales. En estos últimos seis años la productividad ha crecido diez veces más que los salarios. Desde el año 2000, la participación de los dividendos empresariales en la economía ha aumentado un 60 por ciento mientras los salarios siguen estancados.

En los momentos más duros de la crisis, la excusa era la necesidad de concentración de rentas de capital porque los beneficios empresariales se usaban para pagar la deuda de este país y los salarios bajos permitían a las empresas tener más margen para pagar sus deudas. Pero ya no hay excusa. Es una evidencia contundente que la deuda de este país la han pagado los salarios.

Algunas cifras resultan muy esclarecedoras. La Comunidad de Madrid es paradigmática, ya que es la más rica de España con un aumento de su Producto Interior Bruto (PIB) en 20.000 millones de euros durante los últimos tres años.

Paralelamente, los salarios en la región se han reducido en un 20 por ciento desde el año 2008. La pregunta es, por lo tanto, a dónde va a parar esa riqueza. En Madrid hay más de 600.000 trabajadores y, fundamentalmente trabajadoras, con ingresos inferiores al Salario Mínimo Interprofesional (SMI). Para hacernos una idea comparativa, supondría al equivalente a toda la población de Luxemburgo. Los datos macroeconómicos indican que la Comunidad de Madrid ha salido de la recesión.

Pero toda España, hoy, es sinónimo de bajos salarios, y los bajos salarios son el elemento fundamental que vertebra la desigualdad de este país. La recuperación salarial es urgente. La riqueza aumenta pero no se distribuye equitativamente sino que se concentra en una minoría, con mayores rentas y patrimonio, mientras que a la gran mayoría no le llega la recuperación.

El poder adquisitivo de los salarios se ha recortado en un 7,5 por ciento, llegando al 15 por ciento en los más bajos. El porcentaje de trabajadores y trabajadoras en riesgo de pobreza se ha elevado hasta el 13,1 por ciento, el tercero más alto de toda la Unión Europea.

Desde que en 2001 se instauró el AENC (Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva) en dos ocasiones no se ha alcanzado un acuerdo. La última fue en 2009, en plena crisis, cuando el empresariado ni siquiera se sentó en la mesa. El pasado año hubo un largo e irregular proceso que concluyó con una falta de respeto por parte de la patronal, tanto al diálogo social, como a millones de trabajadores y trabajadoras, pendientes de actualizar sus convenios. Este año, ni CCOO ni UGT vamos a aceptar cualquier acuerdo, ni un portazo a la negociación.

La propuesta sindical que proponemos es tan sencilla como realizable. Así, consideramos que los salarios deben crecer, al menos, un 3,1 por ciento, resultado de la suma de previsión de inflación de 2018 más 1,5 puntos adicionales para recuperar el poder adquisitivo perdido durante la crisis y la productividad, según sector y empresa. En este escenario, consideramos que deben crecer especialmente los salarios más bajos, que son los más devaluados durante la crisis. No debería haber salarios convenio inferiores a mil euros mensuales.

Además, hay que proteger los incrementos salariales pactados con una cláusula de revisión salarial y dar prioridad al empleo estable, racionalizar las jornadas de trabajo, frenar la siniestralidad laboral y luchar contra la desigualdad y la discriminación por razón de género en el puesto de trabajo.

Las organizaciones empresariales están aprovechando la salida de la recesión para engrosar sus billeteras, mientras una inmensa mayoría de trabajadores y trabajadoras siguen padeciendo los efectos de la crisis, en grandes porcentajes, expulsados a la exclusión social. CCOO y UGT no lo vamos a permitir. Avisados están.

Jaime Cedrún
Secretario general de CCOO de Madrid

Jaime Cedrún

Secretario general de CCOO Madrid

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