La formación continua de muchos y muchos profesionales, sin importar su sector laboral, es cada vez una necesidad más apremiamente que la mayoría entiende e invierte en ella. También las empresas, en el marco de la voraz competitividad sectorial, donde el desarrollo de las competencias profesionales de sus trabajadores es un elemento clave para su propia supervivencia.
Se ha experimentado un aumento notable en el volumen de compañías que hacen uso de su crédito anual para invertir en formación interna para su plantilla. La formación de empresas permite acceder a miles de cursos bonificados, homologados o sin homologar, específicos y técnicos de cada nicho, gracias a la Fundae. Una oportunidad, a ojos de muchos CEO's, de incentivar a los empleados, especialmente a aquellos con roles más preponderantes, o que trabajan en áreas con un mayor peso específico en el modelo de negocio de la empresa.
Miles de centros, entidades e instituciones educativas ofrecen sus formaciones con la posibilidad de ser bonificadas por la empresa y el estudiante. Entonces, surge una duda: elegir siempre (o no) cursos homologados universitarios por su mayor estatus. ¿Es realmente así?
Consideración generalizada inconsistente
El hecho de buscar cursos universitarios bonificables cuando las empresas piensan en formación interna para sus equipos, ¿Damos por hecho que va a ser mejor que la no universitaria? Es, sin duda, una afirmación inconsistente del todo. Sólo en España existen (algunas desde hace décadas) numerosas instituciones académicas reputadas con un catálogo de formaciones sólido, y ejercido por profesionales expertos en sus campos laborales.
Más aún si cabe cuando hablamos de formaciones bonificables en las empresas, lo que debe primar es el contenido y su actualización y nivel técnicos, no la categorización de la misma en función de su acreditación universitaria o no. Ese nivel técnico también se evalúa y se mide por la experiencia y background de sus profesores/tutores. Cientos de excelentes profesionales en sus áreas de expertise encabezan formaciones, no universitarias, pero cuyo valor práctico y teórico (competencias profesionales) es incuestionable.
Dicho esto, los cursos online homologados universitarios siempre son una garantía en relación a los vitales aspectos que acabamos de mencionar: actualización, nivel de especialización y profesorado experto. Pero, como venimos diciendo, las instituciones privadas especializadas en formaciones específicas, son toda una garantía para un mercado laboral siempre agitado y siempre necesitado de adaptaciones constantes a las necesidades de los diferentes sectores.
Peso de la titulación a la hora de contratar H3
Los departamentos de RR.HH. ya no le dan tanta preponderancia a las formaciones provenienes de universidades o de acuerdos con ellas en sus procesos de selección. Por supuesto que lo tienen en cuenta, pero ya el hecho de leer el nombre de una universidad en un currículo no le otorga preferencia al candidato/o sobre el resto de aplicantes al puesto.
Como decimos, lo que prima son las competencias adquiridas, que se deben, lógicamente, que demostrar en el momento de una prueba técnica en la entrevista o en el periodo de prueba (generalmente de 3-6 meses) que tenga el rol si se produce la contratación.
En definitiva, la formación técnica continua que los trabajadores en activo deben hacer para seguir siendo competitivos, ya sea por decisión personal o por la de la empresa, se ha democratizado dando cabida a cada vez más y más centros educativos especializados, ya sean universidades o centros privados. El contenido y la capacitación del trabajor tras la formación, es lo único que cuenta para individuos y empresas.