La crisis económica en la que nos adentramos no es consecuencia directa del Coronavirus. Esta crisis la han provocado las medidas que ha tomado el Gobierno de España para hacer frente al colapso sanitario generado por su negligencia, por su falta de previsión ante la realidad de la expansión de una enfermedad provocada por un nuevo y desconocido virus.
Aun siendo demasiadas las muertes y bajas provocadas por el coronavirus, no son suficientes para provocar la pérdida de capacidad productiva de nuestro país. Pero la falta de previsión y de principios del Gobierno de Sánchez nos han llevado al colapso de los sistemas sanitarios y el Gobierno se ha refugiado en medidas de reclusión y supresión de libertades que ha querido llamar de “distanciamiento social” para evitar un número de muertes inasumible para la sociedad española, si es que no lo es ya.
Este Gobierno ha reaccionado al funcionamiento de la Economía ante un agente externo con medidas comunistas que la paralizan. Ante un fenómeno que ni sigue las reglas del mundo económico ni responde a las medidas correctoras que los agentes económicos pueden tomar, el Gobierno quiere anular incluso la poca capacidad que les queda para paliar sus efectos. Los agentes económicos no son capaces siquiera de prever cuánto van a durar las medidas de paralización, dada la constante prórroga del mal llamado Estado de alarma.
Al igual que el virus, la crisis económica se ha extendido a nivel mundial, golpeando más duramente a los países cuanto más negligentes han sido sus Gobiernos. Por ello, a los efectos propios del coronavirus en la Economía de nuestra nación y de nuestra región, habrá que sumar los de la dependencia mutua de la Economía española de la de otros países, y de la Economía madrileña de la de la nación en su conjunto y del resto de regiones que la conforman.
Pero hay algo que puede hacer aún más daño a la economía que cualquiera de estos factores: que el Gobierno de España no sea capaz de entender las señales que indican el momento adecuado para volver a impulsar la Economía, para recorrer la cuesta arriba de la famosa V, y alarguen las medidas de confinamiento y consiguiente paralización de la Economía por encima de lo necesario.
Hay Gobiernos que pueden provocar peores efectos que una pandemia. Si mal gobierno y pandemia coinciden en el tiempo, los efectos pueden ser devastadores.
La Comunidad de Madrid acaba de publicar los datos correspondientes al paro. Y las cifras son insólitas. Antes del mes de marzo, 4.144 trabajadores se encontraban sometidos a Expedientes de Regulación Temporal de Empleo, los ya tan conocidos ERTE, en nuestra región. En dos meses se ha incrementado esta cifra en 471.348 trabajadores.
Con una población ocupada que supera los tres millones de trabajadores, la tasa de paro en la Comunidad de Madrid alcanza hoy el 10,60%. El total de parados ha aumentado en más de 78.000 en relación con el año pasado por estas fechas.
El cobro de los ERTEs se está retrasando, hay trabajadores que llevan desde marzo sin ingresos, y los empresarios imploran al Gobierno la flexibilización de las condiciones de retorno de los trabajadores para poder sobrevivir. Si no se permite que las empresas incorporen a los trabajadores al ritmo que lo permita la recuperación de la actividad económica, si las empresas asfixiadas se ven obligadas a echar el cierre, podemos encontrarnos de golpe con una tasa de paro del 25%, que superaría con creces los peores momentos de la anterior crisis. Si se mantiene el ritmo de autónomos que se dan de baja de su actividad (150.000 en los últimos meses), la tasa de paro podría acercarse peligrosamente al 30% antes del final del verano. Una auténtica hecatombe social.
La situación, por tanto, es crítica y la Comunidad de Madrid no tiene las competencias necesarias para mitigar el riesgo de una crisis social sin precedentes. La solución a la peor crisis a la que se enfrenta el Gobierno de Ayuso, la crisis social, está en manos de Sánchez y su socio comunista, y lo peor es que a sus filas se han sumado sin dudarlo tanto la señora Arrimadas como el señor Aguado. No olvidemos que Sánchez tiene un único objetivo, el poder absoluto, y si tiene que valerse de la crisis social para conseguir sumar la plaza de Madrid, lo hará.
Por ello, el Gobierno de la Comunidad de Madrid debe centrar sus esfuerzos en el establecimiento de un plan de contingencia para paliar una posible crisis social consecuencia de las decisiones del Gobierno central. Para ello es imprescindible elaborar un Presupuesto de Emergencia Sanitaria, Económica y Social que permita destinar todos los recursos -humanos y económicos- de la Comunidad de Madrid a lo esencial: superar esta crisis con salud y con futuro.