Itinerario de la libertad

Se cumplen 18 años del vil, cruel y despiadado asesinato del concejal de Ermua, Miguel Ángel Blanco, uno de los actos más crueles y salvajes perpetrados por la banda terrorista ETA a lo largo de su sangrienta historia; un asesinato que conmovió a toda la opinión pública de una forma muy especial, y que despertó una reacción unánime de la sociedad española como hasta entonces no se había conocido.

En Madrid, en el distrito de Chamartín, hay unos jardines que llevan el nombre de Miguel Ángel Blanco, y hoy, allí, se le rinde homenaje, con la presencia de autoridades. No sé si estará la alcaldesa, Manuel Carmena, o considerará que es un acto de partido, un acto del PP como recuerdo a su concejal de Ermua.

La última corporación municipal, la que precedió a la ahora preside Carmena puso en marcha el proyecto Itinerario de la Libertad, una ruta en la que, con placas alusivas, quedarían marcados los lugares donde los terroristas de ETA dejaron su huella asesina en la capital de España, una ruta de la barbarie, de la sangre derramada, de la hemorragia de muertes que provocó la zarpa asesina del terrorismo en la capital de España, para que el recuerdo no se pierda con el paso del tiempo, para que permanezca en la memoria. Este sí que es una plan de nuestra Memoria histórica reciente, lejos de esos planes que ahora se quieren activar, como el de la Memoria Histórica, revisionista, que vuelve a cribar más sobre lo que ya se cribó en la primera y gran oleada de cambio de nombres, que llevó a cabo la Corporación presidida por Tierno. Ahora corren el riesgo de desaparecer del callejero otros nombres a los que cuesta relacionar con el franquismo, con los que hay que hilar muy fino para encontrar alguna relación. Pero todo se andará, mientras las víctimas de la dictadura asesina del terrorismo, esperan que la nueva alcaldesa, siga adelante con el proyecto de su antecesora, de hacer factible ese Itinerario de la Libertad, que es nuestra historia más reciente.