Las
organizaciones sindicales y empresariales (CEOE, CEPYME, UGT y CCOO) hemos
firmado el Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva (AENC)
2015-2017. En un país crispado y
golpeado por la crisis y los recortes sociales, parece que es obligado explicar
lo evidente. No pocos tertulianos y comentaristas de la actualidad centran el
debate de la firma de este acuerdo en la importancia del "hasta el 1%" en la
subida de los salarios para 2015. Ello
supone ya una buena muestra del reduccionismo mental que sitúa el valor de la
negociación colectiva exclusivamente en la subida de los salarios. Parece
absurdo, pero funciona y permite opinar sin profundizar demasiado, ni conocen
especialmente el asunto en cuestión.
Si al
reduccionismo salarial le unimos la mala prensa de la cultura del pacto, como
causante imaginario de los desastres vividos por el país de la transición
democrática para acá, se entiende la devaluación mediática de un acuerdo como
el AENC, suscrito el pasado 8 de junio en la sede del Consejo Económico y
Social de España. El acuerdo ha sido posible, pero no ha sido fácil y durante
meses ha permanecido atascado y sin visos de avanzar. Pudo, tal vez, ser un mejor acuerdo, pero
también fue posible y, durante largo tiempo, más que probable que no hubiera
habido acuerdo alguno.
Va
siendo tiempo de salir del marasmo mental y de la degradación política y social
a las que nos ha conducido la crisis. Va siendo hora de poner en valor lo que
los propios votantes han decidido en las recientes elecciones: para salir de la
situación actual es necesario negociar y acordar.
El
acuerdo debe formar parte de la vida política y social de cualquier país. Y para acordar hay que negociar. La negociación y el acuerdo son una de las
caras de la moneda. La otra es la del
conflicto y la movilización. Las dos
caras pueden dar valor a la misma moneda, siempre que todos admitamos la
expresa renuncia a la violencia. Más que nada porque es difícil liarse a tortas
y luego firmar un acuerdo sobre las ruinas de lo destrozado.
No ha
sido fácil el acuerdo, porque cualquier acuerdo en esta materia no puede sino
contravenir el contenido de las reformas laborales sucesivas, que han crispado
y judicializado los sucesivos conflictos laborales.
Un
Acuerdo de carácter general, como ocurre con éste de negociación colectiva,
beneficia siempre a los sectores más débiles, que difícilmente pueden obtener
condiciones salariales y laborales, sin el paraguas de un acuerdo de amplia
cobertura.
Para
empezar, este acuerdo es un instrumento que alcanza al 90% de las personas
asalariadas. De que así sea, de que
beneficie a la mayoría de la población trabajadora, va a depender que el
consumo interno de las familias se recupere y que la economía comience a crecer
con bases más sólidas, creando empleo estable, seguro y con derechos.
La
devaluación de los salarios ha sido lo habitual a lo largo de los años de la
crisis. Una situación que se ha visto
acompañada de una precariedad cada vez mayor en los empleos. El acuerdo pone fin a devaluación de los
salarios y supone poner pie en pared contra la precariedad laboral,
En
2015 el Gobierno ha fijado una subida del salario mínimo del 0,5% y un 0.25%
para las pensiones. Nos encontramos con
un panorama de inflación negativa. El mismo Gobierno, que sigue trasladando a
sus responsables de empresas públicas, instrucciones para imponer la
congelación salarial para este año. El AENC, ante esta situación y en estas
condiciones, supone un varapalo a las políticas del Gobierno y del propio Banco
de España.
Uno de
los debates introducidos por el presidente de CEPYME al considerar que el
"hasta el 1%" de crecimiento salarial supone establecer un tope de
crecimiento de los salarios, queda resuelto en el propio acuerdo, cuando
establece que en cada empresa o sector se determinarán los incrementos
salariales adaptándolos a su situación, teniendo en cuenta la evolución del
empleo y el incremento de productividad media, o la rentabilidad empresarial.
Son
perfectamente posibles, por lo tanto, incrementos salariales, superiores al 1%
en 2015 y el 1,5 % en 2016, en función del empleo y la situación de la empresa.
El acuerdo establece, además, la cláusula de garantía salarial que funcionará si
la suma de la subida de los precios, en 2015 y 2016, supera el 2,5 %. La
cláusula funciona en función de la inflación, el IPC, y no con otros factores
vinculados a la situación empresarial.
Crecimiento
salarial, creación de empleo de calidad, fomentando el contrato indefinido y
recuperar la capacidad adquisitiva cuando la inflación es más alta que la
subida salarial, son elementos importantes para los trabajadores y
trabajadoras.
Pero
reitero que el contenido salarial, siendo importante en la Negociación
Colectiva, ni es ni puede ser el único a tomar en cuenta. El desarrollo de los
derechos de información y consulta. Las políticas de igualdad y no
discriminación entre mujeres y hombres. La defensa y promoción de la Salud y Seguridad en el Trabajo. La
promoción de la contratación indefinida y los límites a la contratación
temporal. La contratación de trabajadores y trabajadoras con mayores
dificultades, la jubilación parcial y el contrato de relevo, entre otros
elementos del Acuerdo, deben ser valorados como avances importantes que van a
influir en el acceso a un empleo, en la condiciones de trabajo y en la salida
hacia la jubilación.
Otro
de los temas incluidos en el acuerdo, no menor, es el que hace referencia a la
ordenación de la negociación colectiva, desarrollando el papel de las Comisiones
Paritarias de cada convenio y utilizando los sistemas de solución extrajudicial
de conflictos, para evitar el incremento de los procesos judiciales, a que nos
han conducido las sucesivas reformas laborales y de la negociación colectiva.
Uno de
esos temas, que ha sido amenazado por los recortes, ajustes y reformas del
Gobierno, es el de la ultractividad de los convenios. La pervivencia de algunas de sus cláusulas
más allá de la finalización de su vigencia. La defensa de los avances en
derechos, ha hecho que hayamos tenido que ganar en los tribunales lo que el
Gobierno ha querido arrebatarnos. El acuerdo incorpora medidas para preservar
los derechos del convenio más allá de la pérdida de su vigencia.
Hay
más temas, pero el AENC es público y al alcance de cualquiera que quiera
profundizar en el mismo. Por eso quiero
terminar con algunas consideraciones.
Un
Acuerdo sobre Negociación Colectiva y Empleo, es un valor en sí mismo. Una señal para la economía, las empresas y
para el conjunto de la sociedad. Para salir de esta crisis no hay otra solución
que promover el empleo estable, la recuperación del poder adquisitivo de los
salarios y fortalecer y vertebrar la negociación colectiva y las relaciones
laborales. Sin estas condiciones el pelotazo que originó la crisis será
sustituido por un nuevo pelotazo no menos peligroso para nuestro futuro como
país. Los beneficios de la temporalidad y la precariedad son siempre efímeros y
banales, puro espejismo.
La
negociación colectiva ha sido el objetivo a batir de los recortes y "reformas"
emprendidos por el Gobierno del PP. Durante los años de la crisis los
retrocesos salariales y la caída de cobertura de la negociación colectiva han
sido evidentes, pese a las huelgas generales, la resistencia sindical y las numerosas
movilizaciones que hemos impulsado.
Es
hora de recuperar los convenios colectivos y utilizarlos como instrumento para
repartir la riqueza generada y para redistribuir los beneficios. Es la hora de reforzar la negociación
colectiva, mejorar los salarios, defender los derechos de los trabajadores y
trabajadoras en la empresa. Es la hora de la negociación colectiva y de la
creación de empleo de calidad, estable y con derechos.
Francisco Javier López Martín
Secretario de Formación de CCOO