La escuela bolera
Produce una gran alegría que la anunciada como noche española no tenga ni batas de volantes ni taconeos desenfrenados. Sí hay palillos, elegancia y bastante baile en zapatilla, ese que deja las piernas destrozadas a los bailarines.
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Laura y Oscar
Los promotores del espectáculo son también sus estrellas centrales. A ellos corresponden los momentos más clásicos, en los que pueden mostrar su formación largamente acreditada. Primero bailan “Carmen”, la pieza que su maestra Alicia Alonso, inmortalizó en las últimas etapas de su carrera artística. Es una selección que permite, sobre todo, el lucimiento de Laura Hormigón. Luego bailan el paso a dos de “Don Quijote”, en el que Laura y Oscar Torrado pueden exhibirse a conciencia y el público lo agradece.
Es una obra que podrían bailar, seguramente, a ciegas y sordos. La dominan de tal manera que transmiten una facilidad que, realmente, no existe en esas complicadas variaciones. Pero ellos no vacilan y aprovechan cada salida para hacer alarde de facultades. Ellos, además de Penélope Sánchez, consiguen que el público salga con una sonrisa de satisfacción en el rostro tras la velada.