La candidata del PP a presidir la Comunidad de Madrid ha empezado las negociaciones para su investidura con su "socio preferente", Ignacio Aguado. De momento no hay fecha para reunirse, pero sí han mantenido ya sus primeras conversaciones telefónicas. La líder de Vox en la región, Rocío Monasterio, espera su turno.
Con mano izquierda. Así ha comenzado Isabel Díaz Ayuso su camino hacia la Presidencia de la Comunidad de Madrid. La número uno del PP en las pasadas elecciones del 26 de mayo aspira a conformar lo que en su formación solían llamar una "coalición de perdedores" con Ciudadanos y Vox. Pero el trayecto no será fácil.
Al menos, así se deduce de las exigencias que ya han lanzado de uno y otro lado. Por un lado, Ignacio Aguado, que se negó a gobernar con "extremos" durante toda la campaña, prefiere un bipartito. Por otro, Rocío Monasterio, cuyo partido considera que ya ha sido suficientemente "generoso" en Andalucía, exigirá su asiento en el Consejo de Gobierno.
Ambas opciones son, por tanto, contradictorias y el PP deberá jugar muy bien sus cartas si quiere lograr mantener la Puerta del Sol. Por ello, Ayuso ha empezado el proceso mimando a su "socio preferente" -como ya lo calificó ella misma al día siguiente de los comicios- y fue Aguado quien recibió la primera llamada.
Monasterio insta a Ayuso a demostrar su capacidad de negociación convenciendo a Aguado de que acepte la mesa a tres
De momento no hay una fecha fija para reunirse, sentarse a comparar programas y hacerse la foto. Tanto en el PP como en Ciudadanos niegan que tengan nada cerrado todavía, pero en ambos partidos reconocen que aún no han decidido si sus encuentros serán públicos -como sí ocurrió con Aguado y Cristina Cifuentes hace cuatro años- o secretos.
En cualquier caso, PP y Cs han iniciado ya su relación postelectoral mientras Rocío Monasterio espera su turno. En Vox aseguran que aún no han recibido ninguna llamada del PP y se niegan a mostrar sus bazas antes de tiempo.
En lo único que insisten, hasta la fecha, es en que exigirán "respeto" para sus electores, en palabras del coordinador de campaña, Iván Espinosa de los Monteros, y la propia líder de Vox en Madrid. A Monasterio no le vale el llamado "pacto a la andaluza" (donde PP y Ciudadanos gobiernan gracias al apoyo de Vox pero sin Vox) y exigirá lo que cree que le corresponde, empezando por una mesa "a tres". Sin sus 12 diputados, los 30 de PP y los 26 de Cs no suman la mayoría suficiente para gobernar, por lo que intentará presionar para que le den su puesto en el Ejecutivo.
Ella misma se lo ha dejado claro a Ayuso: "Si quiere ser investida presidenta y quiere contar con los votos de Vox puede demostrar que tiene capacidad de negociación y convencer a Aguado para obligarle a sentarse en una mesa con Vox", espetó este miércoles en una entrevista en Telecinco.
Pero para eso tendrá que esperar ya que, tal y como están las cosas ahora mismo, todo apunta a que PP y Ciudadanos pactarán primero y dejarán los restos a Vox. No habrá mesa a tres, de momento.
Abascal presiona: "Sin Vox no hay alternativa a la izquierda"
Por su parte, el presidente nacional de Vox, Santiago Abascal, ha insistido este mismo miércoles, en rueda de prensa, en que su formación no apoyará ningún gobierno si PP y Cs no se sientan con ellos en una mesa de negociación. "Sin Vox no hay alternativa a la izquierda", ha advertido jugando su primera mano en la partida postelectoral.
"Será absolutamente imposible apoyar un gobierno de quien ni siquiera se quiere sentar a hablar con Vox"
Abascal fue especialmente duro con Ciudadanos a cuyas "dudas" y "titubeos" culpó de la posible "resurrección" de Manuela Carmena en el Ayuntamiento de capital. También lamentó que sean los naranjas quienes presentan más oposición a organizar una mesa a tres. "No será difícil llegar a acuerdos con quien se siente a dialogar con nosotros, pero será absolutamente imposible apoyar un gobierno de quien ni siquiera se quiere sentar a hablar con Vox", manifestó.
El líder y cofundador de Vox admitió la pérdida de votos el 26-M con respecto a las generales y, aunque calificó de "cantos de sirena" las intenciones del PP de refundar el partido volviendo a aglutinar al centro derecha, también le perdonó sus preferencias por Ciudadanos. "Tienen más escaños", constató Abascal, que aseguró que sí ha habido "contactos" con el PP pero a nivel nacional (ha hablado él con Pablo Casado) -no así en la Comunidad de Madrid-.
Aun así, incidió en que "Vox es imprescindible y necesario para ser la alternativa a la izquierda" y rechazó el pacto a la andaluza. "Quizá no ha sido la fórmula...", valoró. Y concluyó su intervención exigiendo "respeto" para sus electores que, en su opinión, tienen "derecho a exigir" formar parte de los ejecutivos en que Vox es llave de gobierno. Sus exigencias y "líneas rojas" a la hora de pactar se conocerán este jueves tras la reunión del Comité Ejecutivo Nacional del partido que, además, nombrará a los encargados de las negociaciones.
En el peor de los casos -opción que sirve como medida de presión de Vox a PP y Cs-, Abascal asegura que, de no llegar a acuerdos ahora, podrá haberlos después para proponer mociones de censura: "Nosotros seguiremos con la mano tendida después, estaremos dispuestos a mociones de censura en ayuntamientos y comunidades", concluyó.