El 19 de julio 1903, Madrid despertó con los fogonazos que emitía el teatro Eldorado, a las espaldas del palacio de la Bolsa de Madrid y ubicado donde ocuparon antes los jardines del Buen Retiro. Su duración fue escasa, pues se inauguró en 1897 pero el fuego lo redujo a cenizas seis años después.
Eldorado era por aquel entonces uno de los mejores teatros de verano con el que contaba la Villa, sin embargo el fuego se lo llevó por delante. Se culpó del siniestro a un fallo de la electricidad, que "fundió un tapón del cuadro de luz eléctrica", pero el suceso sirvió para recriminar la falta de efectividad de los servicios de incendios.
Del dispositivo del sofoco, relata el diario ABC que "hubo en la catástrofe rasgos de heroísmo, lo cual nada tiene de particular, porque precisamente cuanto peor es el servicio de incendios, más grandes son los esfuerzos que tienen que hacer la voluntad de las personas que espontáneamente o por obligación acuden a prestar auxilio". Además, señalan que pese a que hubo heridos, no fueron de gravedad.
Eso si, otro diaro de la época como El Globo, aprovechó para criticar con dureza la seguridad del teatro y los servicios contra incendios quienes "escasearon en rapidez". Si bien, el diario también señaló la suerte de no haber sufrido ninguna pérdida trágica: "en el incendio del Teatro Eldorado no hubo víctimas. No lo quiso la casualidad, que es la mejor regidora y administradora de Madrid".
A la mañana siguiente, el suceso era un tema acalorado en las administraciones. La prensa desató una retahila de duras críticas a los servicios municipales de la capital. Así se encargó en este caso, de hacerlo saber de nuevo, el diario El Globo en sus páginas: "Uno por uno, podríamos ir pasando revista a todos los servicios municipales. Son malos, son detestables; son organizaciones rudimentarias, con asignaciones mal distribuidas, con inspección deficiente, la vigilancia no es vigilancia, la limpieza no es limpieza y la seguridad, en caso de serlo para el vecindario, es únicamente la seguridad de ser robado, o asesinado, o muerto...".