La paciencia de los vecinos de Butarque se consume con episodios como el ocurrido el pasado 26 de febrero. Tres personas resultaban heridas en la colisión frontal de dos vehículos en la Avenida de los Rosales. El enésimo accidente en un tramo de la M-301 que confluye entre la M-45 y el By Pass de la A-4 de este barrio de Villaverde. Justo el mismo punto en el que otras dos personas perdían la vida en diciembre de 2016. Muy cerca de otro siniestro que en mayo de 2007 se llevaba por delante a cinco personas más y propiciaba el cierre de una de las salidas de la vía.
La M-301 cambia de dos carriles a uno en curva y los conductores parecen hacer caso omiso a las señales que marcan la obligación de reducir la velocidad. No es de extrañar que con estos condicionantes accidentes como el de la semana pasada se sucedan. Sin embargo, la Asociación de Vecinos Independiente de Butarque (AVIB) va más allá. Defienden que tanto el Gobierno regional como el municipal se muestran pasivos ante el problema y reclaman actuaciones inmediatas para evitar nuevas víctimas.
En 2016, la comunidad vecinal recogió firmas pidiendo la construcción de una rotonda entre la Avenida de los Rosales y la calle Hulla. Asimismo, llevan años solicitando la conversión de la carretera en vía urbana, además de una mejor iluminación, como explica a Madridiario la portavoz de AVIB, Verónica Parra. El último encuentro entre los representantes de los vecinos y las administraciones se produjo hace tres meses. No sabemos nada de ellos desde entonces, comenta.
Fuentes de la Consejería de Transportes, Vivienda e Infraestructuras niegan haberse desentendido del problema. Puntualizan que un tramo de la peligrosa M-301 en la intersección con la A-4- ya fue cedido al Ayuntamiento de Madrid en el año 2013. Además, añaden que han propuesto al Consistorio que la parte comprendida entre este punto y el enlace con la M-45 pase a ser también de su competencia. En este sentido, inciden en la peculiaridad de la carretera, antes fuera del desarrollo urbanístico y a la que la ciudad se ha ido comiendo. Aseguran estar a la espera de una contestación por parte de la Alcaldía.
El Área de Desarrollo Urbano Sostenible no ha confirmado tal información, de momento. Por el contrario, la Junta de Distrito de Villaverde sí se ha pronunciado y lo ha hecho a favor de los vecinos, a quienes apoya en las peticiones y reivindicaciones al Gobierno autonómico. Como han comentado a este medio, insisten en que se agilice la implementación de medidas que mejoren la visibilidad de la zona. La Consejería estudiará este tema. Mientras los trámites se resuelven, dicen haber instalado ya pivotes para reducir la velocidad.
Encerrados
A lo aparatoso del accidente de la semana pasada se sumó la lluvia. ¿El resultado? Un "caos" que provocó más de dos horas de corte de la vía al tráfico. Y es que este punto se convierte en una ratonera cuando se cierra, dejando a los vecinos sin el principal acceso al barrio, por no decir prácticamente el único. Están rodeados por la M-40, la M-45 y la A-4, pero no tienen salida directa a estas carreteras y la Avenida de los Rosales, -que nace en San Fermín, recorre Butarque de norte a sur y muere en Perales del Río- es su conexión con el exterior del distrito.
Moverse en transporte público tampoco parece una opción de garantías. Desde AVIB trasladan su malestar con el penoso servicio que reciben. El 85 es el único autobús urbano que llega hasta sus calles. El Consorcio fija su frecuencia entre 7 y 11 minutos. El testimonio vecinal no es tan optimista. Esto no se cumple ni de broma, afirma su representante, que además califica el recorrido de absurdo, ya que no se ajustaría a las necesidades de los habitantes.
Verónica Parra explica que el CRTM ha puesto un coche más en esa línea tras las reiteradas reivindicaciones, lo que habría reducido la frecuencia de paso en un minuto. No obstante, la medida no es suficiente para la población actual del barrio y prevén que se complique cuando decenas de familias ocupen las viviendas que se están construyendo en la zona de San Cristóbal.
En la línea 123, que abarca hasta Legazpi, ven un paliativo a sus problemas de movilidad y solicitan al Consorcio su ampliación. La petición concreta es que no muera en Villaverde Bajo, sino que continúe alrededor de dos kilómetros más hasta Butarque.
El Cercanías tampoco se libra de las críticas. La estación más cercana es la citada Villaverde Bajo, que dista en 30 minutos de algunos puntos del barrio. Los trenes que circulan por ella pertenecen a la C-3 y la C-4, que presentan el mayor número de incidencias de la red madrileña. El 26 de febrero, sin ir más lejos, una avería en Atocha paralizaba la hora punta dejando a cientos de viajeros en las vías de Villaverde esperando durante más de una hora.