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'Respiración', en el Teatro de La Abadía.
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'Respiración', en el Teatro de La Abadía. (Foto: Antonio Castro)

‘La respiración’: sobrevivir al divorcio

martes 02 de febrero de 2016, 19:06h
Alfredo Sanzol vuelve a la cartelera con ‘La respiración’ que está llenando el teatro de La Abadía. A través de Nagore –su alter ego femenino- conjura las consecuencias emocionales de una separación amorosa con grandes dosis de emotividad y de humor. Estará en cartel hasta el 28 de febrero.
'Respiración', en el Teatro de La Abadía.
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'Respiración', en el Teatro de La Abadía. (Foto: Antonio Castro)
Nagore nos pone al corriente en la primera escena: lleva varios meses separada de su marido y todavía lo echa de menos, todavía cree que está enamorada de él. A partir de ahí fabula una vida paralela guiada por su madre en la que irán apareciendo una serie de personajes que terminarán formando una especie de matrimonio múltiple. Pero cada uno de los hombres y de las mujeres, se van introduciendo con sabiduría hasta que todos confluyen en un punto en común: las sesiones de yoga con las que pretenden recuperar una respiración normal, olvidarse de la angustia en definitiva. Cada vez que Nagore parece entrar en modo de drama, surge el humor amable, el disparate que se asume con la mayor naturalidad. Sanzol ha construido el texto definitivo a partir del trabajo con los actores, una compañía homogénea en la que cada uno de sus miembros ha diseñado el personaje. Los diálogos fluyen ágilmente y el espectador se sumerge complacido en esa fantasía poligámica.

Nuria Mencia es Nagore con un trabajo deslumbrante. En otro ámbito podríamos calificarlo como un gran ejercicio de alta comedia, pero no sé si pega mucho aquí. Nuria-Nagore empatiza con el espectador, su confidente. Ella es el eje de toda la acción y la que debe enredar y desenredar la madeja de conflictos sentimentales. Junto a ella Gloria Muñoz, como la madre, aporta su extraordinario oficio, su humor sutil, su naturalidad a caballo, en este caso, entre la fantasía y la realidad. Los diálogos entre Nuria y Gloria son deliciosos.

Los que conocemos bien esa pequeña sociedad de ciudades norteñas –porque pertenecemos a ella- entendemos el juego de poder entre madre e hija. Y, aunque les pueda sorprender, algunos de los enredos sentimentales o sexuales que se plantean, no son tan extraños en algunas ciudades de ‘provincias’.

Hay en escena tres generaciones. Camila Viyuela –un valor cada vez más en alza- y Martín Rivas, con un peso creciente como actor teatral, son los más jóvenes, los más desinhibidos, aunque acaben atrapados por la convención. Pau Durá -¡qué poco lo vemos por Madrid!- y Pietro Olivares son los dos hombres maduros. El primero también pasa por un divorcio; el segundo es la amalgama entre todos. Durá consigue hacer un hombre tierno, vulnerable, de un romanticismo casi trasnochado. ¿Están predestinados los dos divorciados a entenderse?

‘La respiración’ es un teatro ágil, que no necesita de grandes alardes para interesar y gustar. El resultado de un trabajo muy bien hecho por todo el equipo artístico y técnico. Y eso llegar al espectador y éste lo agradece.
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