
La solución pasa por consolidar definitivamente el túnel y cerrarle el paso al agua. Son los objetivos en los que trabajan los técnicos contratados por la Consejería. "Estamos inyectando mortero desde el interior del túnel a unos nueve o diez metros de profundidad para que se cree una especie de 'patas' -micropilotes- que apoyen el túnel sobre una capa de arcillas ubicada a 52 metros de profundidad", explica José Trigueros, director general de Infraestructuras de la Comunidad de Madrid. No es la única acción que está llevando a cabo el Ejecutivo regional para que el problema se solvente de una vez por todas. También se están embalsando bolsas de agua en el ámbito para evitar que entre agua de distinta composición y disuelva las halitas -sales- que sustentan el túnel. Asimismo, se reinyecta el líquido elemento en el acuífero y se inyecta en todo el terreno mortero desde la superficie para consolidar el terreno cerca de los edificios más cercanos, a pesar de que desde la Consejería aseguran que no está demostrado aún que los problemas del túnel tengan que ver con los graves perjuicios estructurales que están sufriendo los edificios de la zona.
Al menos, parece, según datos de la Consejería, que se está consiguiendo estabilizar el suelo. Si antes la tendencia era a bajar un milímetro cada tres días, ahora es cada quince. "No puedo dar plazos de apertura porque estamos comprobando cada acción para ver cómo reacciona el terreno para estar los más seguros posible de que se están dando pasos en la buena dirección. De momento, no se han detectado problemas que pongan en peligro la zona", concluye Trigueros.