El coronavirus ha cambiado la vida tal y como la conocíamos. La distancia de seguridad y el uso de mascarillas están a la orden del día y son medidas que debemos respetar si no queremos que el virus continúe expandiéndose. Uno de los sectores más afectados y de los últimos en reincorporarse a la nueva normalidad es el de la noche. La desescalada para ellos se producía teóricamente al alcanzar la fase 3, pero en el caso de Madrid nunca llegó, puesto que se acabó antes el estado de alarma. Las autoridades madrileñas decidieron entonces, el pasado 22 de junio, mantener su cierre porque en otros puntos de España y del mundo se habían registrado rebrotes precisamente en estos establecimientos.
Desde ayer viernes, los bares de copas y las discotecas de la Comunidad de Madrid pueden abrir con una limitación del 40 por ciento del aforo. La decisión, que ha tardado en llegar, y que Ignacio Aguado ha achacado a un ejercicio de “prudencia”, ha sido adoptada por el Consejo de Gobierno después de que empresarios del ocio nocturno llevaran días pidiendo al Ejecutivo autonómico que retirase “el veto” a su apertura en la nueva normalidad, al considerarlo “injusto y desproporcionado”.
Entre las medidas de seguridad que tienen que incluir estos locales para poder abrir se encuentra la prohibición de usar las pistas de baile. En su lugar se pueden ubicar mesas con el fin de ganar más espacio a la zona de asientos de los establecimientos. Además, la consumición se tiene que tomar en la barra o en mesa, aunque en ambos casos respetando la distancia de seguridad. Tampoco se podrán utilizar las “shishas” o cachimbas, se evitarán las colas en las entradas y las aglomeraciones a la salida; se promoverá el pago con sistemas sin contacto como tarjetas de crédito, y los pedidos se realizarán de manera digital.
Las limitaciones impuestas por la CAM impiden, según el sector, que la mayoría de los locales de copas pueda abra todavía, a la espera de que se flexibilicen las restricciones, ya que muchos acumularían más gastos que beneficios, a la espera de conocer si el público acudirá a estos establecimientos. Otros ya han decidido esperar a septiembre, ya que tradicionalmente el verano es temporada baja para este negocio en la capital.
Por esta razón, durante este fin de semana, solo abrirá un 30 por ciento de los locales nocturnos (que en Madrid son menos de 500) y las grandes discotecas mantendrán sus puertas cerradas este fin de semana, según indica la asociación de empresarios de ocio nocturno Noche Madrid. De los grandes espacios de bailes, está confirmado que no reabran sus puertas este fin de semana Teatro Kapital, Teatro Barceló o la sala Joy Eslava, que en un comunicado ha indicado que no lo hará "hasta que la situación se estabilice". Fabrik, la discoteca más grande de la ciudad, también permanece cerrada.
Por su parte, el grupo de establecimientos formados por Medias Puri, Uñas Chung Lee y Tacones Manoli continúan con las persianas bajadas, pero sus shows volverán adaptados al aire libre en el ciclo 'Abre Madrid' a partir del 17 de julio en Ifema. La excepción es la discoteca Snobissimo, que retomará la actividad este fin de semana.
Los locales nocturnos, las discotecas y los bares se han tenido que adaptar a una nueva realidad que ha cambiado por completo la forma en la que disfrutar de la noche y que da trabajo a varios sectores. Entre ellos, el gremio de los DJs es uno de los que más afectado se ha visto, puesto que al no poder reabrir las pistas de baile y tener que guardar la distancia de seguridad, se encuentran sin poder ejercer su trabajo.
Ángel Sánchez es DJ y director artístico de los clubes Playa Padre y Momento en Marbella y ahora mismo pincha en las terrazas de dichos locales, que cuentan con un aforo máximo de hasta el 40 por ciento. Sánchez se considera a sí mismo un privilegiado y “la excepción” dentro del sector, ya que admite que la mayoría de sus colegas se han quedado sin trabajo y se están enfrentando a un gran paro mundial y él es de los pocos que está realizando eventos. “Muchos han bajado su caché para adecuarse a los aforos y pinchan a menos de la mitad de su precio habitual, pero la mayoría han perdido el trabajo y se han ido al paro”.
El disc-jockey propone como solución la realización de tests antes de la entrada al local y aforos máximos de hasta 300 personas, como ya están haciendo en otros países de Europa. Incluso plantea la contratación de personal sanitario para garantizar la máxima seguridad posible. Cree que, de esta forma, el virus estaría más controlado y sería “una vía de escape para los jóvenes que quieren divertirse”.
Medidas de higiene
Los locales tendrán que cumplir estrictamente las medidas generales de higiene y distancia física en sus locales, como el uso obligatorio de dosificadores de geles hidroalcohólicos, toma de temperatura en el acceso, intensificación de la limpieza y desinfección con viricidas, garantía de renovación de los flujos del aire, medidas higiénicas y sanitarias adicionales para los trabajadores de locales establecidas por el Servicio de Prevención de Riesgos Laborales, mantenimiento de una distancia interpersonal de 1,5 metros, eliminación de todos los utensilios que puedan ser comunes de las barras, prohibición del uso de sishas, control del flujo de entrada y salida de los lavabos, promoción del pago con tarjeta y sistemas contact-less y utilización de sistemas de pedidos digitales.
Según las normas preventivas propuestas en la Guía del ICTE, Noche Madrid ha decidido incorporar una serie de medidas complementarias y voluntarias, como proponer que los locales con capacidad superior a las 200 personas lleven a cabo la toma de temperatura y la elaboración de los correspondientes planes de prevención, diseñados por las empresas de riesgos laborales, que permitan adaptar las medidas y protocolos de actuación a las características de funcionamiento, tamaño y prestación de servicios propias de las distintas categorías de establecimientos públicos.
La pandemia ha afectado de forma directa a la música en directo y, con ello, a las salas de conciertos. Hangar 48 es una de las muchas salas de conciertos/discoteca que hay en la capital, cuya fuente de ingresos principal son conciertos y sesiones de DJs y, como la mayoría de sus homologas, va a esperar a septiembre para abrir sus puertas, aunque pueda hacerlo ya.
Fabián, el jefe de la sala, explica que son varios los factores que se juntan y que hacen que sea inviable volver a la actividad: la reducción de aforo al 40 por ciento y el respeto que la población sigue teniendo a los lugares cerrados por miedo al contagio, unido a que el verano es el periodo de temporada baja en la capital provocan que la solución más lógica y rentable sea esperar para la reapertura.
Por otra parte, el responsable del local destaca que la inversión que harían ahora por aclimatar la sala se iría al garete si en unos meses se produce otra oleada de coronavirus y tienen que volver a cerrar. “Todo el esfuerzo que puedes hacer ahora por aclimatarte a la situación es una inversión. En nuestro caso preferimos esperar a que las medidas de aforo se pongan de nuestro lado. Actualmente tenemos capacidad para 200 personas y no sale rentable abrir para 50 clientes”, admite.

Empresarios del sector solicitan ampliar la ocupación de los locales al cien por cien del aforo para septiembre. Pero, incluso en ese caso, la previsión es mantener aún las pistas de baile cerradas a esa actividad, por lo que la incertidumbre de cómo el sector puede hacer frente a las medidas de desescalada aun es un misterio.
Charangas y fiestas patronales
La Covid-19 también ha traído consigo la suspensión de todas las fiestas patronales del país, uno de los elementos más típicos del verano. Feriantes, verbenas y charangas, entre otros, no podrán trabajar este verano, suponiendo para el sector una gran pérdida de ingresos pues los meses estivales son su temporada alta y para muchos es la única forma que tienen de mantenerse económicamente y sobrevivir el resto del año.
Uno de los gremios afectados por la suspensión de las fiestas es el de las charangas, cuya temporada de trabajo suele ir desde mayo hasta septiembre y cuya actividad se ha visto paralizada en su totalidad. Desde la charanga La Melopea afirman que, a diferencia de las verbenas, ellos se encuentran en un limbo ya que no existe una regulación específica y no tienen ningún tipo de ayuda. El grupo tenía unas 90 actuaciones programadas durante este 2020 y hasta el mes de septiembre se ha cancelado todo, por lo que prevén que hasta el 2021 no puedan volver a tocar como lo hacían antes.
La charanga torrelodonense de La Penúltima apunta que, aunque en este gremio casi nadie vive al 100 por cien de los bolos, sino que esto es un extra que añaden al trabajo de cada uno, varios de sus integrantes están en el paro y las actuaciones les supondrían un gran aliciente para hacer frente a los gastos económicos. Desde el grupo apuntan que la única salida viable que les queda para este verano es trabajar para particulares, pero aun así es complicado porque tiene que haber espacio, tanto entre los integrantes de la charanga como entre el público. Además, no pueden llevar mascarilla al tocar y al haber varios instrumentos de viento, sería fácil contagiar si alguno de los integrantes tuviera el virus.
La Asociación Española de Agencias y Profesionales del Espectáculo (Acople) ha convocado para el próximo 8 de julio en Madrid una manifestación de ámbito nacional en defensa de los festejos populares, pues su suspensión deja ahora en una situación comprometida a las empresas y a los trabajadores que se suben cada noche al escenario, y que consideran irrisorias las ayudas puestas en marcha por el Gobierno. Esto se debe a la complicación que supone cumplir los requisitos impuestos por la administración, ya que muchos cotizan en el régimen general y no en el específico de los artistas.