Los principales síntomas que puede ocasionar el estrés posvacacional son, tanto físicos, como anímicos: apatía, irritabilidad, seguido del cansancio, falta de energía y concentración para llevar a cabo tareas. Otras personas se ven afectadas por trastorno de sueño, nerviosismo, estrés o tristeza.
Para impedir que el ánimo se vea afectado al regreso de las vacaciones, es importante, en la medida de lo posible, ir aumentando de manera progresiva el ritmo de trabajo. También, hacer ejercicio físico y llevar una dieta saludable, con mayor consumo de frutas y verduras, favorece una incorporación más agradable a la vida habitual.
No obstante, si esa situación de malestar es intensa, dura más de dos semanas y ocasiona dificultades para el desempeño de la actividad habitual, se recomienda consultar con los profesionales de la Atención Primaria, y, en cualquier caso, Sanidad recuerda que los pacientes no deben automedicarse.
Los responsables de la Oficina Regional de Coordinación de Salud Mental del Servicio Madrileño de Salud recuerdan que, como tal, no está reconocida la existencia del llamado 'síndrome posvacacional' y, en todo caso, hay que referirse a la bajada de estado anímico que puede producir la interrupción brusca del ocio y períodos de descanso.