Tres campeonatos del mundo de boxeo en peso mínimo, su hazaña personal. Sacar del ostracismo a este deporte minoritario, la victoria que ha conseguido para quienes, como ella, han hecho del ring su hábitat natural. No abarrota estadios, pero abandera la lucha femenina por la igualdad, la económica y la de la visibilidad. No le faltan palabras de admiración para las mujeres que encumbran el deporte español con sus victorias, así como tampoco escatima en agradecimientos para su equipo, al que hace partícipe de cada triunfo. El Estado le deniega ayudas para aumentar su ritmo de competición y ella contrarresta este hándicap con más trabajo, si cabe. Entrena en Alcobendas y compite en la región, siempre que puede, para sentir el empuje del público madrileño. Para devolver este cariño, tiene claro que cuando se retire ligará su futuro a ayudar a jóvenes deportistas a alcanzar sus metas. Hasta entonces, ella seguirá peleando por las suyas. Por su “esfuerzo deportivo y humano”, Joana Pastrana ha sido galardonada con el Premio Madrid a la ‘Mujer del Año’, distinción que recogerá el próximo lunes 29 de abril en el Westin Palace.
La prensa madrileña la distingue como Mujer del Año, ¿qué significa este reconocimiento?
Cuando recibí la noticia dije: ¿pero de qué prensa deportiva? Cuando me explicaron que no era un periódico de deportes me hizo especial ilusión. El hecho de que te resalten por encima de lo que es el deporte supone un orgullo tremendo. El reconocimiento es aún mayor de lo que esperaba.
En la pasada edición de los Premios Madrid reconocieron en la misma categoría a las mujeres que participan en el Reto Pelayo Vida, ¿impone la comparativa?
La comparación con estas mujeres, que ya no es que elijan luchar, sino que se les ha impuesto, que ganan y se plantean retos más grandes, es increíble. Solo puedo decir que tengo que luchar el doble para poder estar a su altura.
La superación personal y el trabajo diario van en paralelo en ambas historias…
Está claro que para conseguir cualquier meta, a no ser que te toquen con una varita o te lo regalen todo, hay que lucharlo y tener una constancia diaria. Al igual que para sacarte una carrera también se necesita dedicación y tiempo. La importancia está en que lo que hemos conseguido no lo ha hecho nunca nadie en la historia de España. Llama más la atención y si es un deporte mayoritariamente de hombres pues tiene el doble de valor.
El 9 de marzo consiguió su tercera corona en el Campeonato Mundial IBF, ¿ha cambiado su vida desde este último título?
No ha sufrido ningún cambio y tampoco quiero. Sí te conoce un poco más la gente, pero yo sigo rodeándome de las mismas personas que me quieren y que quiero. Nos seguimos planteando retos juntos.
¿La presión se incrementa?
Eso sí que es cierto. Cada vez hay más, pero yo trabajo muy bien bajo presión. Si no la sintiera no habría un aliciente para poder conseguir más retos. Mi ambición ha aumentado.
¿Por qué el boxeo?
No tengo antecedentes familiares, nadie se había dedicado a los deportes de contacto ni nada parecido. Ha sido algo interno mío. Probé primero con el muay thai, pero no me gustó del todo, no me sentía cómoda. Tampoco podía ejercer bien mi trabajo en la hostelería, era incompatible tener que estar 12 horas de pie y después entrenar. Pero quería darle la oportunidad a los deportes de contacto, cambié al boxeo y desde que entré no he vuelto a salir. Me enganchó, es adictivo.
¿Qué la movió para dar el salto al profesionalismo?
En cuanto empecé sabía que tenía que sacar algo de ello y no me he relajado. Quise que no solo fuese un hobbie, tenía que ponerme a prueba a mí misma y ver qué podía conseguir. Poco a poco fui pasando barreras, me proponía retos a corto y largo plazo y los he seguido batiendo. Los tres primeros años de mi carrera fueron como amateur, un tiempo en el que yo tenía que trabajar para poder comer. Con mi anterior entrenador hacía torneos, pero llegó un momento en el que él no tenía los conocimientos y las relaciones para hacerme debutar como profesional. Fue ahí donde cambié de gimnasio y entré a mi equipo actual, que me ha llevado a lo más alto. Ellos confiaron, pero me dijeron que necesitaban todo de mí. Yo se lo di. Dejé mi trabajo en la hostelería para poder dedicarme en exclusiva a esto. No pensaba que los resultados llegarían tan pronto, pero sabíamos que íbamos a obtenerlos.
Mi objetivo no es ganar dinero para irme de fiesta, sino para mantener una familia.
El único freno a su trayectoria, la grave lesión en 2016 que la mantuvo alejada del ring medio año. ¿Cómo se gestionan estos contratiempos?
Debemos contar con que puede suceder en cualquier momento, es una realidad. Sin embargo, sucedió antes de lo que pensábamos, antes de conseguir los títulos. Pudo ser un punto final, pero decidimos que no, que eso tenía que ser solo un bache. Además, gracias a que me he lesionado he adquirido unas capacidades que de otra forma no hubiese tenido. Al romperme la mano derecha tuve que aprender a boxear con la izquierda y ahora me noto muchísimo más completa para afrontar a cualquier tipo de boxeadora.
Esa imagen es un poco de la antigüedad. Se ha arraigado la idea del boxeo antiguo, donde primaba el intercambio de golpes. Las normas de arbitraje no protegían al boxeador, se hacían verdaderas barbaridades y estaban medio sonados. A parte, el que triunfaba no sabia redirigir su vida, solo hacían locuras con el dinero que ganaban. Eso ha enturbiado muchísimo el nombre de este deporte, pero las cosas han cambiado. Yo baso mi boxeo en no llevarme ningún golpe y animo a todas mis amigas a que vayan al gimnasio y no dejen que nadie le ponga una mano encima. Yo elijo competir, tú no. Tú vienes a pasártelo bien, a divertirte y a quemar calorías. Punto. Mi objetivo no es ganar dinero para irme de fiesta, sino para mantener una familia.
¿Puede vivir del boxeo?
Estando en lo más alto, yo sobrevivo. Es una locura porque no obtengo ninguna ayuda del Estado, ninguna subvención ni nada. Si fuese olímpico todavía, pero a día de hoy complicado.
Habla de subsistencia, ¿reinvierte las ganancias de los campeonatos en seguir compitiendo?
Sí. Más o menos estamos en esa línea.
¿Por qué no recibe ayudas del Estado o de la Comunidad de Madrid?
Las hemos solicitado y nos las han denegado al no ser un deporte olímpico. El boxeo amateur sí lo es, pero al ser profesional no hay ayudas para mí. No se muy bien por qué, qué normas o qué leyes deben cambiar o a quién se lo debo decir, pero yo ya estoy en lo más alto. Sería una apuesta segura. Así que lo único que nos queda es seguir trabajando como hasta ahora, invirtiendo el dinero de nuestro bolsillo, y llegar a lo más alto con nuestros propios medios. El dinero no nos hace falta, pero sí sería todo mucho más fácil. En lugar de ganar dos campeonatos al año podría ganar cuatro. Se lo están perdiendo.
Con ayuda del Estado podría ganar cuatro campeonatos al año
¿Allanaría mucho el camino para aquellos con dudas respecto a hacerse profesionales?
Evidentemente. Si en todas las entrevistas digo que gracias al Estado puedo hacer cuatro campeonatos al año, pues quienes están pensando dar el paso de dejar su trabajo para dedicarse al boxeo las animaría. Como no es el caso, no puedo mentir.
¿Compensa no recibir la retribución económica acorde a su estatus?
Es cierto que me encantaría terminar mi carrera y no tener que volver a trabajar nunca más, pero claro que compensa. Dentro de cien años, cuando busquen en la hemeroteca va a aparecer mi nombre, voy a perdurar para siempre por lo que he hecho. Por eso merece la pena.
¿La brecha de género es importante en el aspecto económico?
Ambos, tanto el boxeo femenino como el masculino, están devaluados. Tendríamos un nivel adquisitivo mayor si llenásemos pabellones, pero eso no sucede ni en hombres ni en mujeres, así que estamos prácticamente empatados.
¿En la visibilidad también ve paridad?
En este momento nos la están dando a nosotras. Somos el foco, no se si por ser la era de la mujer o por lo que estamos consiguiendo, pero hay más visibilidad para las boxeadoras.
Nos merecemos la visibilidad; a la vista está que quienes ganan medallas son las mujeres
¿Se intenta compensar la infrarrepresentación anterior por buena publicidad o por verdadero compromiso?
Nos dan esa visibilidad porque nos la estamos mereciendo. A la vista está que quienes ganan las medallas son las mujeres. Está muy bien que llenen las páginas quienes ganan, el problema está en que siempre, tanto mujeres como hombres, estemos en las últimas páginas. Echo de menos que quien se lo haya ganado de verdad tenga su inicio de periódico, como debería ser. A mi me encanta ver que un español ha vencido en cualquier disciplina y no tener que empezar el periódico por la parte de atrás.
Además, no dejan de batir récords de público en deportes como el fútbol o el rugby. ¿Vive un momento dulce el deporte femenino?
Estuve presente en el partido del Wanda Metropolitano. Si tienes la oportunidad, hay que apoyar a las compañeras. Ojalá hubiese llenado yo lo mismo que ellas, pero todo se andará. Es un orgullo poder asistir y ver a 60.000 personas aplaudiendo y animándolas. Parece que las mujeres de este país nos hemos puesto de acuerdo para ganarlo todo y con apenas recursos estamos alcanzando lo más grande.
¿Esto se traduce en más cantera femenina en el ring o los gimnasios?
Sí que lo noto, tanto a nivel de competición como a nivel de ocio. Yo aquí en el gimnasio veo entrar por la puerta familias enteras. Entrenan todos y se lo pasan genial. Al principio de mi carrera difícilmente podía competir contra otra mujer, ahora tengo compañeras que me ayudan con los entrenamientos. Muchas veces me tengo que desplazar, pero dentro de España. Antes hubo ocasiones en las que me tuve que ir fuera del país para preparar los combates.
Esto en cuanto al físico, pero ¿cuánto peso tiene el componente psicológico?
La cabeza en este deporte lo es todo. La mayor parte de la preparación es psicológica. En el gimnasio me ejercito físicamente, pero llego a casa y lo que sigue trabajando es la cabeza, no el cuerpo. Minutos antes de salir al ring tu cabeza tiene que estar tranquila, tiene que controlar tu cuerpo. Fortalezco la parte mental con mi equipo. Analizamos los puntos buenos y malos, mis inquietudes. Me ayuda mucho. Lo he dicho desde el primer momento y lo mantendré: yo sin mi equipo no sería nadie.
Después de la triple corona mundial. ¿Cree que su figura ha impulsado la promoción del boxeo entre los jóvenes?
Supongo que el ver a alguien que ha llegado tan lejos te hace sentir que puedes lograrlo. Directa o indirectamente soy un referente, tanto para quien quiera seguir mis pasos como para el que piense: “si ella ha podido, yo también puedo”.
Cualquier trayectoria futura llevará la palabra deporte acompañada
¿Seguirá vinculada a este deporte cuando abandone la competición?
Hay que tener presente que esto se puede acabar mañana. Tengo claro que seguiré ligada al deporte, cualquier trayectoria futura llevará la palabra deporte acompañada. Yo siempre me he definido como una persona muy inquieta y he practicado otro tipo de modalidades. Lo que pasa es que encontré ese vinculo, esa conexión, con el boxeo. Pero quizá luego me encuentre más reforzada ayudando en otros deportes.
¿Qué retos dibuja en el futuro más inmediato?
Lo primordial es retener el título. Si viniese una unificación y pudiese ganar el de otra organización mejor que mejor, pero de momento quiero mantener el nuestro. La presión para que las demás campeonas cedan, salgan de su zona de confort y expongan su título no va a faltar porque tengo la ambición de obtener el mayor número de coronas y unificar. Existe el riesgo de perder el propio, pero si ganas, ganas doble.