El actor y director sevillano Paco León se sienta con Madridiario, que le ha otorgado el Premio Madrid al Hombre del Año en la XVII edición de sus galardones por, según destacó el jurado, "saber reflejar la historia en blanco y negro de un Madrid irrepetible" a través de la exitosa Arde Madrid.
Lo suyo con Madrid no fue amor a primera vista. Pero puede que él, simplemente, no sea de flechazos. La de Paco León (Sevilla, 1974) no es una vida de género clásico. No fue el actor de provincia que llega a Madrid a buscarse la vida, sino que Madrid -o la vida en Madrid- lo buscó a él. Porque León perteneció en su día a esa especie en peligro de extinción que es el actor sevillano con trabajo en Sevilla. A finales de los noventa, había conseguido algunos trabajos en Canal Sur, hacía teatro y bailaba. De esa zona de relativo confort lo sacó la productora El Terrat, para llamarle a filas a Barcelona con un papel en la malograda Moncloa, ¿dígame? (Telecinco, 2001). De vuelta a Sevilla, hizo su primera parada en Madrid para participar en una obra de Sergi Bellver para el Centro Dramático Nacional. Dos años más tarde volvió a la ciudad condal para sumarse al proyecto de Homo Zapping (Antena3, 2003-2007), el programa de sketches con el que empezó a ser una cara conocida de la comedia televisiva. Y entonces, cuando los espectadores se encontraban enganchados sin remedio a su Raquel Revuelta, él se enamoró del personaje que le proponían encarnar en una nueva serie llamada Aída (Telecinco, 2005-2014). 'El Luisma' fue el que trajo a Paco León a Madrid. Quien le haría quedarse sería, no obstante, su hija Manuela. "Casi hasta que nació mi hija (en 2010) no he sentido que vivía aquí, aunque llevaba ya cinco años", confiesa el actor y director a este digital.
Ahora, quince años después de su desembarco en la capital, le ha cogido el gusto. Tanto, que ha convertido un pedazo de su historia, su carácter y su idiosincrasia en protagonistas de su último proyecto personal, la exitosa serie Arde Madrid, que dirige -junto a su pareja, Ana Rodriguez Costa- y protagoniza y que le ha valido el Premio Madrid al Hombre del Año en la XVII edición de estos galardones que organiza Madridiario. Tanto, que reconoce que es "un buen sitio para quedarse" y que se ve en el futuro siendo un "viejo madrileño", de esos que van al teatro y salen a discotecas, que se mantienen jóvenes.
¿Cómo recibe este reconocimiento como Hombre del Año de los Premios Madrid 2019?
Pues encantado y teniendo muy claro que es, como mínimo, un premio compartido. Creo que, en esta ocasión, la Mujer del Año (Joana Pastrana) es una mujer y el Hombre del Año, también. Entiendo el premio como un reconocimiento a la serie, por contar un Madrid desconocido para muchos, y esto ha sido una labor de Ana (Rodríguez Costa, cocreadora de Arde Madrid y pareja de Paco León) y mía, de los dos. Del tiempo que llevo aquí en Madrid, empiezo a tener un vínculo especial con la ciudad, esta ciudad en la que nadie es de aquí, pero todo el mundo la quiere, la usa y la practica. Kiki, mi anterior película, también la hice aquí y era bastante madrileña, con la verbena de La Paloma, así que asumo encantado el premio por toda esta relación con Madrid, no solo por Arde.
Madridiario le premia como Hombre del Año, pero ¿cómo diría Paco León que ha sido su año?
Ha sido muy cansado... que yo no sé si eso es bueno o malo, no sé si un año de vacaciones hubiese sido mejor... ‘el gran año de Paco León’. Pero he hecho trabajos muy diferentes, desde La Peste a La Casa de las Flores y Arde Madrid, tres personajes muy, muy diferentes, y tres tipos de interpretación también muy diferentes, y eso es lo que más me gusta. Ha sido un año muy cansado sobre todo por hacer Arde. Porque cuando eres actor, solo trabajas en las horas de rodaje, pero los directores, 24 horas.
¿Qué es lo mejor de Madrid?
Ayer hablaba con una amiga actriz de Puerto Rico, que está aquí trabajando, que ya ha terminado su trabajo y que ahora no se quiere ir. Tiene una casa allí con su novio que se ha comprado y todo, pero decía que no, que está encantada en Madrid y que no se va. Y me hablaba de una cosa en la que yo nunca antes me hubiera fijado: los viejos de Madrid. Es muy difícil ver una ciudad del mundo en la que haya viejos tan felices. Ves a las señoras yendo al teatro, cogidas del brazo unas de las otras, yéndose de marcha, a discotecas... tienen una vida de joven. A mí me encantaría ser un viejo madrileño, y seguir yendo a discotecas y a teatros, e ir del brazo por la calle y acabar en el Toni 2.
"Es muy difícil ver una ciudad del mundo en la que haya viejos tan felices"
¿Es ese uno de sus rincones en la ciudad?
Pues mira, sí. Aunque hace mucho que no voy, pero me parece un sitio especialmente recomendable y muy, muy madrileño. También por mi barrio, por La Latina, tengo mis sitios. Sitios en los que he rodado y a los que suelo ir bastante, como Las Vistillas.
¿Es una ciudad para quedarse o se ve volviendo a Sevilla?
La verdad es que yo soy muy poco nostálgico y aquí en Madrid estoy bien, creo que puedo estar bien y he decidido plantar aquí el huevo. Me encantaría vivir en muchas ciudades, claro, pero Madrid es un buen sitio para quedarse también, creo que sí.
Una ciudad grande, rápida, en la que vive y trabaja mucha gente... ¿Cómo es Madrid para vivir la fama?
La fama es un coñazo allí donde fueres. Ahora vengo de México, que siempre había sido un sitio, junto con Buenos Aires, como para escaparte. Y ya con esto de Netflix, te conocen en todos los sitios, y ya tranquilo, tranquilo no estás en ninguno. Aunque he de decir que en mi barrio, en La Latina, es distinto. Es un barrio muy céntrico y tal, pero también tiene algo tan pueblerino que la gente ya me conoce y yo a la gente también, te cruzas siempre con las mismas personas y te saludan como vecinos más que como famoso.
"La Latina es un barrio muy céntrico, pero también tiene algo muy pueblerino"
¿Y para retratarla? ¿Cómo es poner esta ciudad polifacética y diversa delante de una cámara?
Nosotros con Arde, teníamos que tener un rigor histórico, claro, pero también queríamos encontrar sitios y localizaciones que estuvieran exactamente igual, que no hubiera que transformar para la ocasión. Y ahí tenemos el hall del hotel Intercontinental, Chicote, el arco del Puente de Segovia... están así, tal cual. Es que vas a Chicote y tiene las mismas sillas que en su día. Te da la sensación de que estás en Mad Men. Así que buscamos esos sitios madrileños por los que parece que no ha pasado el tiempo, para tener la sensación de no mostrar un Madrid pasado de moda, sino un Madrid actual.
Y hay algo que yo defiendo y que en toda la comunicación ha estado muy presente: que Madrid es un sitio de fiesta. Incluso estuve hablando con gente tanto de la Comunidad como del Ayuntamiento que también creían que eso no se usaba lo suficiente. París, por ejemplo, se llena la boca de ‘la ciudad del amor’. Me topé con un estudio de turismo internacional en el que Madrid figuraba como la ciudad más divertida del mundo. Esto a mí me emocionaba, sin ser madrileño, ¿sabes? Pero me emocionaba pensar que vivo en la ciudad más divertida del mundo. A veces no lo noto, pero si todos los turistas la valoran como la ciudad más divertida, hay que aprovecharlo a nivel publicitario, a nivel de imagen. Porque es verdad que Madrid es una ciudad de fiesta, siempre lo ha sido. En los años 60, con esa dolce vita madrileña desconocida, que nosotros enseñamos a través de Ava Gardner y que en realidad vivieron cuatro gatos. Pero también en los 80, una etapa mucho más conocida y multitudinaria; y aún hoy, la gente sale, y viene a Madrid a tener fiesta cuando quiera y donde quiera. La fiesta forma parte de la identidad de Madrid y de los madrileños. Madrid es muy canalla y se sabe divertir.
"La fiesta forma parte de la identidad de Madrid y de los madrileños"
Esa dolce vita madrileña que en los sesenta vivieron cuatro gatos, pero cuatro gatos muy famosos: Lola Flores, Carmen Sevilla, Ava Gardner, Dominguín, Charlton Heston... Y sin embargo, es un episodio prácticamente desconocido...
A nosotros nos sorprendió lo desconocido que era. Que Ava hubiera vivido durante quince años en Madrid... yo sabía que había estado por aquí, que había hecho sus perrerías, pero no que había sido su casa durante quince años, que es mucho tiempo. Y después está esa maravillosa coincidencia de que fueran vecinos con Perón, la enemistad y todo lo que estaba alrededor de ella. Ava Gardner marcó de algun modo la existencia de todo el que se cruzó con ella en esos años en Madrid. Señores que cuentan a sus hijos o nietos el revolcón que tuvo con Ava Gardner... Su paso por Madrid ha calado, está retratado en mil fotos y, sin embargo, es también muy desconocido. Tanto, que cuando estábamos investigando para la serie, nos contaron que Fellini se había inspirado en Ava Gardner en Madrid para hacer La Dolce Vita (1960). Osea que para mí la verdadera es la de Madrid y no la de Roma.
Con su primera película como director -Carmina o revienta (2012)- apostó por un estreno simultáneo en VOD (Video On Demand) y salas, además de por reducir el precio de la entrada de cine; con Arde Madrid, se suma al impulso de las plataformas de contenidos, pero propone una serie en blanco y negro, nada habitual en el mainstream... ¿Cree que parte de su trayectoria y, por qué no, de su éxito, viene de haber arriesgado, de haber buscado una libertad incluso por encima de los términos generales de la industria española del audiovisual?
Puede ser que sí. Creo que la libertad no es la que tienes, sino la que te tomas. Creo que tenemos más libertad de la que usamos. Y yo lo único que he hecho ha sido usar, puede que al límite, la que tenía. El crédito que me da Movistar, para investigar haciendo una serie en blanco y negro. Carmina o revienta era una película que había hecho yo con mis ahorros y que no tenía subvención del ICAA ni nada, entonces podía romper las ventanas de distribución e investigar en ese sentido. Yo creo que hay que arriesgarse.
"Creo que tenemos más libertad de la que usamos"
Solemos hablar de si el cine español atrae o no al espectador. ¿Puede estar la clave en quitarle ese corsé a la industria, en buscar nuevas fórmulas que a acerquen al público?
Creo que hay que experimentar. Ahora están cambiando los órdenes de todo: estamos viviendo una revolución a nivel audiovisual y digital, el espectador está cambiando los hábitos de consumo... Está todo por cambiar y hay que investigar nuevas maneras para llegar al espectador y contar historias, que es lo que hacemos de una u otra manera.
También en la promoción, como en el caso de Arde Madrid, que puso un énfasis especial en redes sociales...
Todo está cambiando, la comunicación también. Además, hay un tipo de público que está sobre todo en las redes. Personamente, me divierto experimentando y creo que es, incluso, necesario; que si te dan una oportunidad como esta, es como si te dieran una vida, así que vamos a gastarla.
Pero, ¿dónde está la clave para tocar las teclas adecuadas?
Es intuición y sobre todo, no sé, riesgo. Aunque en realidad no es tan temerario... con la primera película, por ejemplo, yo sabía que no tenía dinero para comunicar y que siendo el primer estreno en multiplataforma, los medios iban a acudir y a hablar de algo novedoso. Y, de hecho, lo vimos. Yo tengo una amiga que estaba en ese momento haciendo Lo Imposible, que se estrenó a la vez que Carmina. Ellos gastaron un millón de euros en comunicación y tiene los mismos impactos de comunicación que Carmina y Amén.
Otro éxito: La Casa de las Flores. Madrid también ha recibido a los De la Mora, que han rodado parte de su historia en la que es la ciudad de su personaje, María José...
En la segunda temporada tuvimos tres días de grabación aquí, con colaboraciones como la de Eduardo Casanova y también la de mi hermana María (León), que hace de hermana de María José. Osea que hacemos de hermanas. En la tercera temporada, que empieza ahora a grabarse en mayo, nos vamos los dos para allá México. A mí me gustó ver aquí al equipo mexicano, rodando en Madrid. Sobre todo porque para ellos yo creo que era verdaderamente casi innecesario; era solamente una excusa para venir a Madrid. Algunos exteriores había, pero también rodamos interiores que se podían haber grabado en México. Pero yo creo que ese gusto no se lo podían perder, y me parece estupendo, vamos.
"Mis personajes femeninos son como un Frankenstein que no puedo matar"
¿Será el personaje de María José de esos que quedan, que marcan?
No creo, la verdad... Era interesante hacerlo, pero esto comenzó siendo un cameo, iba a ser un día, una sesión, y se ha convertido en que sale tres temporadas. Mis personajes femeninos me llevan persiguiendo desde hace mucho tiempo, son un Frankenstein que no logro matar. Yo los mato una y otra vez, pero siempre resucitan; están por encima de mis decisiones. Creo que lo hago con inteligencia, porque esto era diferente, era un personaje trans, que nunca había hecho. Pero esto es muy, muy pesado... Siempre digo ‘la última vez’, ‘nunca más’.
Y, hablando de temporadas... ¿Algo sobre la anunciada segunda temporada de Arde Madrid?
Estamos en proceso de exploración. Ahora mismo no sabemos nada. Nos estamos replanteando todo, incluso si hacerla...
¿De verdad?
Bueno, estamos viendo.
Pues quedémonos, de momento, con lo mejor. ¿Qué poso cree que ha dejado la, por el momento, única temporada de la serie en el espectador?
Hemos estado en Nantes, en Londres, en Berlín... festivales internacionales, con extranjeros viendo la serie, y era muy interesante, la verdad, porque les gustaba y entendían que era una imagen de España muy reconocible y a la vez muy desconocida. Por otro lado, una de las cosas bonitas que sabemos que ha pasado, que nos encanta que pase y que nos encantaría que pasase más, es la de unir generaciones. Contaba una mujer que, gracias a Arde Madrid, se habían juntado la abuela, la madre y la hija, y después de ver la serie juntas empezaron a hablar muchísimo de cosas que no sabían que habían vivido, de la prueba de la rana, de libertad sexual, de sexualidad femenina, de masturbación... juntar generaciones es muy bonito.
Los alcorques son para recepción de agua de los árboles no para poner obstáculos ni plantas inútiles que molestan al viandante, que los planten en su casa.