Las afamadas tortugas de Atocha llegaron este martes a su nuevo hogar tras recorrer 52 kilómetros para llegar a Navas del Rey. El Centro de Fauna 'José Peña', ubicado en este municipio de la Sierra Oeste de Madrid, será a partir de ahora la casa de los 300 galápagos que han dejado desierto el estaque de Atocha. Una vida mejor para los ejemplares que ya pueden ser apadrinados para ayudar en su alimentación y cuidados veterinarios.
Como estaba previsto hace unos meses, cuando el calor se instalase en Madrid, las tortugas de Atocha serían trasladadas al Centro de Fauna José Peña. Y así ha ocurrido. Con la predicción del mes de mayo, en Navas del Rey ya lo tenían todo preparado para recibir a los nuevos inquilinos, que se convertirán en las próximas semanas en las protagonistas de las visitas a la instalación, tras un periodo de revisión y seguimiento de los ejemplares por parte de los expertos. "Llegaron de noche para evitar el estrés de los ejemplares y no interferir en el funcionamiento de la estación", explica Isaac Navarro, biólogo del centro de fauna. "Espero que en un par de días puedan estar todas en el estanque. Ahora están pasando un control médico para ver su estado", añade.
Un traslado en horario nocturno que también ha incluido a los peces que nadaban en el estanque de Atocha para ayudar en el bienestar de las 300 tortugas. Un grupo de voluntarios de la Universidad, Alfonso X El Sabio, expertos en el manejo de animales exóticos, y personal del Centro de Navas del Rey fueron los encargados de ir cogiendo los galápagos: "Con redes y a mano, con guantes para evitar el contagio de dolencias de los ejemplares enfermos, hemos ido cogiendo las tortugas y las hemos introducido en cajas herméticas ya catalogadas por especies". Y así, detalla Navarro, es más "sencillo y ágil" el desembarco en el nuevo espacio acuático.
Las tortugas han sido reubicadas en un recinto de 300 metros cuadrados
Tras un acuerdo suscrito entre el municipio y el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif), las tortugas han pasado a una vida mejor. Un total de 50.000 euros para el traslado, reubicación y mantenimiento, por un periodo de cinco años. Y un recinto de 300 metros cuadrados rodeado por un murete perimetral de 90 centímetros de altura y coronado con bandeja antivuelco para evitar la fuga de los inquilinos. La lámina de agua de la laguna cuenta con 160 metros cuadrados con una profundidad variable, máxima de un metro. Además, para evitar que las puestas de huevos queden enterradas y poder así, controlar la reproducción de la especia, el área se encuentra solada con hormigón.
La nueva morada de las tortugas no solo supone una mejora en cuanto a las dimensiones del estanque: "Tendrán también un cuidado diario y una supervisión que antes no existía de la manera que debe hacerse". El espacio de Atocha, donde los galápagos eran abandonados por sus propietarios, llegó a sufrir una saturación que ponía en riesgo la salud de las especies, ya que estaba destinado para albergar solo flora.
"Con el paso del tiempo se vuelven más vegetarianas"
Esas mejoras en los cuidados pasan por incorporar la fruta y la verdura a su dieta porque a medida que crecen van siendo "más vegetarianas". En su nuevo hogar comerán pienso en seco y como son carnívoras se les proporcionará "algo de carne", afirma el biólogo del centro. Pero los cambios deberán realizarse "poco a poco" para que se habitúen a las nuevas condiciones.
Apadrina una tortuga
Por el momento las tortugas están bajo observación veterinaria. Una vez que hayan sido censadas y estén adaptadas a su nuevo hábitat, el Centro de Fauna José Peña iniciará una campaña de apadrinamiento. Quienes lo deseen, pueden colaborar apadrinando un ejemplar y ayudando así a la alimentación y cuidados diarios de los galápagos. Una pequeña aportación que servirá para que las 300 tortugas, en su mayoría a especies catalogadas como exóticas invasoras, disfruten de una mejor vida.
Un espacio ambiental y cultural
Una vez realizado el traslado tanto de los animales como de la flora del estanque de Atocha, se han iniciado las obras de supresión y posterior pavimentado del mismo, de 128 metros cuadrados. En esta área se ubicará un espacio destinado al desarrollo de acciones no comerciales de educación ambiental, sensibilización social y difusión cultural.
Además, este nuevo espacio podría contar con una zona expositiva permanente en la que se refleje la historia del espacio, la problemática medioambiental del abandono de mascotas y la compraventa ilegal de especies invasoras.