Las plataformas reservadas fueron incluidas en el plan estratégico de infraestructuras 2005-2020 del Ministerio de Fomento. La extitular de la cartera Magdalena Álvarez presentó en 2007 el proyecto, que, según sus propias palabras, contaría con una inversión de 904 millones. El Gobierno se comprometió a terminar las plataformas de la A-1, la A-2 y la A-6 en 2012. En 2010 replanteó los plazos porque la crisis seguía recrudeciéndose y el departamento constructor del Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero se veía obligado a reducir sus inversiones en 1.700 millones.
El proyecto durmió en un cajón hasta que, a principios de 2012, el Consorcio Regional de Transportes de Madrid propuso un proyecto alternativo infinitamente más barato a Fomento y la Dirección General de Tráfico para resucitar las plataformas reservadas y resolver los embotellamientos de entrada a la capital, especialmente problemáticos en algunas vías, como en la A-2. La propuesta fue bien recibida por la DGT, que, como organismo consultivo, apoyó la medida. Pero el Ministerio, propietario de la vía, no dio el visto bueno a la operación a causa de los recortes presupuestarios.
Los Bus-VAO propuestos por el Consorcio consistían en un sistema de conos con los que articular carriles reversibles en los laterales o en las vías de servicio de la A-1, la A-2, la A-3, la A-4, la A-42 y la A-5. No era una idea nueva. El Gobierno ya había ensayado con notable éxito ese proyecto antes de la implantación del carril de vehículos de alta ocupación en la A-6 desde el túnel de Guadarrama.
Cuando todos esperaban que fuese otro de esos proyectos que murieron con la crisis, fuentes de la Demarcación de Carreteras de Madrid de Fomento explicaron a este periódico digital que se están estudiando las alternativas más eficientes en materia técnica y económica para la dotación de estos carriles de transporte en las autovías de entrada a Madrid. Fuentes de la DGT aseguraron que esta institución mantiene su apoyo al proyecto, aunque, al igual que el Consorcio de Transportes, deja el asunto a expensas del departamento que lidera Ana Pastor.
Según datos del Cedex, el 66 por ciento de la red viaria española sufre algún problema de congestión y un 20 por ciento, problemas graves, especialmente, en las vías de acceso a las grandes ciudades. Solo en la Comunidad de Madrid se concentran en los corredores de acceso a la ciudad más de un millón de personas. El coste de este embotellamiento es de 52 millones de horas al año y de 1.220 millones de euros, sin contar la contaminación.
Carriles pintados
El Consorcio Regional de Transportes de Madrid explicó en varias ponencias que el transporte público del carril Bus-VAO de la A-6 mueve tantos viajeros como los otros cuatro carriles de transporte privado y el servicio de Cercanías de la zona juntos. Un informe de la Asociación Empresarial de Transporte de Viajeros (Asintra) establece que cada autobús interurbano puede sustituir entre 14 y 30 coches lo que contribuiría a la descongestión y supone un retorno en términos de coste-beneficio de casi 9 millones de euros anuales. Es decir, que la amortización de un Bus-VAO como la A-6 se materializaría en 6 años (52,28 millones de coste). El sistema también mejora la velocidad de acceso a la ciudad en, al menos, un 15 por ciento.
Por si fuera poco, el nuevo sistema optimizaría y rentabilizaría los 300 millones de inversión realizada por el sector del autobús interurbano y, por extensión, por la Comunidad de Madrid, en la modernización de la red de transporte interurbano. Según Rafael Barbadillo, presidente de Asintra, una de las asociaciones empresariales mayoritarias del sector del transporte de viajeros por carretera, se trata de una reivindicación histórica. "El carril bus-VAO de la A-6 fue un éxito absoluto. Ahora es imposible algo similar pero sí se pueden hacer plataformas reservadas por muy poco dinero. No son necesarios ni conos. Hay países europeos que señalizan el carril pintándolo. Su coste de puesta en marcha es mínimo y los retornos son enormes: menos contaminación, más capilaridad para el territorio y un retorno económico para la administración. El sector se beneficiaría de unos menores costes en combustibles y mantenimiento, y un incremento en eficiencia". Fuentes del sector inciden en que los operadores aplaudirían este modelo de carriles bus-VAO 'low cost', pintados, que podrían funcionar en determinadas franjas horarias con regulación semafórica, que se pueden realizar de inmediato sin requerir grandes inversiones.
Hay que tener en cuenta que del millón de nuevos habitantes que ha registrado la Comunidad de Madrid en la última década, 700.000 de ellos residen en los municipios de la corona metropolitana, con el consiguiente aumento del transporte mecanizado en la región. La implantación de esta política de plataformas reservadas cumpliría con una de las cuatro claves de la movilidad que barajan en el Consorcio: los intercambiadores urbanos, los intercambiadores comarcales, los bus-VAO que han de unirlos y los aparcamientos disuasorios que permitirían dejar el coche y acceder a la ciudad en transporte público, reduciendo la congestión de vehículos en la región.
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