Pedro Calvo (Ponferrada, 1968) es tercer Teniente de Alcalde, delegado de Economía y Empleo, y portavoz del Partido Popular en el Ayuntamiento de Madrid. Atendió a Madridiario para revisar el estado del Gobierno tras este ejercicio.
Es la primera vez que hay dos alcaldes en una legislatura, sin un fallecimiento de por medio. Ha sido un proceso regulado por Ley que no ha cogido a nadie por sorpresa porque considerábamos que era una posibilidad que se podía dar. Se podían dar muchas circunstancias. Cuando Alberto Ruiz-Gallardón fue incluido en la lista a las elecciones nacionales sabíamos que, al menos, compatibilizaría sus funciones de diputado con las de alcalde. Pero las de ministro son incompatibles.
Ruiz-Gallardón prometió que se quedaría. Yo no recuerdo eso. Creo que dijo que el no tenía objetivo personal distinto al de dedicarse a ser alcalde. Es decir, no se postulaba para ser ministro. Estaba trabajando para Madrid y se presentaba para seguir en esa senda.
Su estilo y liderazgo es totalmente distinto al de Ana Botella ¿Cómo ha sido la transición? Es que no ha habido una revolución. La transición ha sido tranquila. Excepto el delegado de Las Artes, Fernando Villalonga, todo el equipo de Gobierno ya formaba parte de la casa de una manera u otra. Estamos bastante cohesionados. Ana ha aportado su impronta personal: cercanía, complicidad, labor en equipo... De todas formas, es verdad que nos ha tocado hacernos cargo del Gobierno del Ayuntamiento en un momento menos lucido porque hay que ser austero, moderarse, contener el gasto, buscar la máxima eficiencia en la prestación de los servicios. Eso te hace funcionar de otra manera para hacer frente a la crisis económica y continuar siendo un reclamo para el emprendimiento, la creación de empresas y un nivel de paro más reducido que en el resto del país. También del turismo, que es nuestro petróleo.
Prometieron crear 150.000 empleos. Nos comprometimos a que en Madrid se creen 150.000 empleos. Ninguna administración podría crear ni mantener esa cantidad de empleo, ni los niveles de empleo que tenían antes de 2008. No queda otro remedio que tener una tasa de reposición negativa. No obstante, el compromiso se mantiene.
Pero es que se comprometen a algo que tienen que cumplir otros. Con el Gobierno que tenemos creemos que podemos recuperar en los próximos tres años la senda del crecimiento en España. Nosotros estamos intentando desde el minuto cero hacer de Madrid un ecosistema óptimo para la creación de actividad empresarial, de empresas y de empleo. La Ley de Emprendedores, que creemos que el Gobierno presentará dentro de poco, puede ser una punta de lanza que se complemente de una manera óptima con la Ley de Dinamización del Comercio de la Comunidad de Madrid, con la reforma de la Ley regional de Espectáculos y Actividades Recreativas, con la modificación de la Ley del Suelo, que se sume a la reforma de la Ordenanza de Licencias de Madrid y toda la revisión de la normativa municipal para eliminar trabas absurdas al emprendimiento, junto a la creación de las zonas francas para iniciativas culturales y creativas, y la bonificación de la cesta de tributos municipales para las empresas de I+D+i que se creen en la ciudad. Tenemos que ponernos de acuerdo las tres administraciones para que con todos nuestros instrumentos creemos un ecosistema que facilite la generación de empleo y empresas. Soy optimista y creo que lo estamos creando.
El negativo de esa política de fomento de la expansión es que la administración se comprime a base de planes de ajuste. La administración se está reordenando. Evidentemente, en algunos servicios no esenciales, es necesario realizar ajustes para acondicionar mejor la oferta a la demanda, y a veces hasta para gestionar la demanda de los servicios con el objetivo de reducirla y adaptarla a la verdadera necesidad. En los servicios no esenciales, la oferta tiene que ser adaptada a la demanda y la demanda debe ser ajustada a la baja, para que el servicio se adapte a un tamaño menor. En los servicios básicos, lo que ha habido junto a la contracción de la economía y la recesión, ha sido una necesidad de que el conjunto de las administraciones vieran reducidos los contratos, con lo cuál las empresas también han reducido márgenes para que, reduciendo costes, se hayan revisado contratos hasta en un 15 o un 20 por ciento como se ha hecho en el Ayuntamiento de Madrid ¿Hasta dónde se ha llegado? La racionalización se puso como límite que no produjese más despidos. Si ha habido que abaratar el contrato de recogida de basuras, se ha hecho de manera que no se destruyera empleo. La recogida en Madrid es un lujo. Puede compararse con muchas ciudades y capitales del mundo. En muchos sitios ahora y aquí no hace tanto, la basura no se recoge diariamente y no por eso el servicio es malo. Y el Ayuntamiento, aún pudiendo haber hecho un recorte mayor en la gestión de residuos, hemos mantenido un equilibrio para garantizar el empleo. La crisis nos va a obligar a dar algún paso atrás, sin duda, pero no lo tenemos que tomar como algo trágico. En política tenemos que saber que lo mejor es enemigo de lo bueno. En este caso, se ha hecho con sentido común. Los madrileños le agradecerán a Ana Botella este esfuerzo.
Aparte de los recortes en los contratos, ha habido otros recortes. El plan de ajuste es el instrumento que el Gobierno de la nación ha utilizado como contraprestación para aceptar el plan de pago a proveedores. Es una forma de exigir disciplina presupuestaria y ortodoxia mediante contraprestaciones. Madrid ha querido acogerse a ello para pagar una deuda importante que tenemos con proveedores. Va a dar a las empresas madrileñas un respiro en sus tesorerías y una capacidad de endeudamiento mucho menor. La pena ha sido tener que haber esperado a que este nuevo Gobierno haya puesto en marcha este plan de pago a proveedores que es, con otras palabras, lo que habíamos solicitado al anterior. Ruiz-Gallardón discutió con Zapatero en el desfile de las Fuerzas Armadas para pedirle refinanciar su deuda para poder atender el pago a proveedores, no para aumentar esa deuda. Es decir, pedía cambiar deuda comercial por deuda financiera. En aquel momento, la razón para impedírselo fue política y por un objetivo electoralista. Pero para impedírselo a Madrid, hubo que impedírselo a muchos ayuntamientos, lo que ha provocado establecer ahora los planes de ajuste. Si se hubiese permitido entonces, la situación económica actual sería mejor. Por otra parte, el plan de ajuste hace hincapié en reducir el gasto y no el incremento de los ingresos mediante la subida de impuestos, aunque haya que hacer ajustes puntuales.
Ha habido revisiones fiscales muy gravosas, como la del IBI. La revisión catastral que ha realizado el Gobierno central toca este año, no se puede no hacer, y a eso se le suma el incremento temporal que ha impuesto el Gobierno para intentar garantizar una mayor previsión de ingresos a los entes locales. Sabemos que es un momento doloroso. Se ha intentado extremar al máximo las ayudas sociales. Hemos creado el IBI social para intentar que esos reajustes se hagan de una manera socialmente menos dolorosa.
¿Han conseguido el IBI social? ¿No necesitaban cambios normativos a nivel nacional para realizarlo? Algunas cosas no se han conseguido.
Los juzgados les han anulado algunas modificaciones de tasas y sanciones: los vados, las multas... El asunto de las multas no tiene carga económica ¿El agente de movilidad tiene capacidad de sancionar una infracción cuando no tiene posibilidad de detener el vehículo? Yo creo que la sentencia se ha calculado con unas expectativas económicas que no son reales, aparte de que solo afecta al colectivo de agentes de movilidad, no al resto de cuerpos de seguridad. No obstante, no voy a negar que ha habido sentencias que no han ganado en el Tribunal Supremo. Unas veces se gana y otras se pierde. La de los parquímetros se ganó. La sentencia en el caso de los vados ya no es recurrible, sino acatable y cumplible. Tras la devolución correspondiente habrá que modificar la ordenanza. Es la única sentencia con trascendencia económica.
También se han atragantado en los tribunales las operaciones del Calderón y el Bernabéu. En el Calderón, nosotros creemos que es una reforma del Plan a la que no afecta la modificación de la Ley del Suelo con respecto a las altura. Así lo entendió la Comunidad porque si no, no hubiera firmado el convenio urbanístico.
Pero la Comunidad no ha recurrido la sentencia. No la ha recurrido porque ya la recurre el Ayuntamiento aunque hubiera sido más coherente que lo hubiera hecho. En todo caso, siempre he oído al vicepresidente regional que no estaba de acuerdo con la interpretación de la sentencia que había hecho el tribunal. Hemos recurrido al Supremo porque entendemos que esa norma no afecta a la operación del Manzanares.
¿Y el Bernabéu? Es una situación similar. Hay una compensación de compromisos. Además, de una manera justa desde el punto de vista económica, y atractiva desde el punto de vista de la generación de oportunidades de la ciudad. El Bernabéu es uno de los elementos más visitados de la ciudad y uno de los continentes más activos de Madrid. Lo que sea seguir poniéndolo en valor no favorece solo al club, sino al conjunto de la ciudad. El hecho de tener al Real Madrid en tu ciudad es algo positivo porque pasean la marca Madrid por todo el mundo.
¿Qué Plan General tiene el Partido Popular en la cabeza para el futuro de la capital? Es una ciudad que el último Plan General se lo planteó, con éxito, para obtener un crecimiento económico y el desarrollo de la ciudad. Contemplaba la práctica colmatación del suelo disponible. En estos momentos, el nuevo Plan debe articularse en función de las bases del anterior. Los nuevos desarrollos ya se han planificado, se han urbanizado y se han puesto en marcha en gran medida. Lo que tiene que hacer es pensar cómo crear espacios de oportunidad en una ciudad ya consolidada. Y, en ese sentido, el Plan tiene que ser un instrumento más flexible que lo que ha sido hasta ahora. Idear esa flexibilidad se debe lograr en un plazo relativamente pequeño y con la mayor participación posible. Queremos, por ejemplo, que se consolide población en el centro, que no se tercialice en exceso, aunque sabemos que la oferta comercial y turística es importante. Queremos seguir ganando en calidad de vida, por lo que el medio ambiente y la calidad del aire tienen que ser elementos que estén presentes en mayor medida que en el Plan de 1997. Recuperar la parte de industria que interesa a la ciudad: la que genera I+D+i, la del valor añadido, la del talento, la de las universidades... El Plan condiciona la actividad y el crecimiento, pero debe saber aprovechar las sinergias metropolitanas y, en su condición de capital, aprovechar las corrientes que le puedan favorecer.
¿Qué relación tienen con el resto de grupos municipales? La relación personal e institucional es buena. La discusión política por eso puede ser todo lo agria o lo cordial que se requiera dentro de las necesidades del momento y de las ideologías, pero con respeto. La incorporación de UPyD ha sido con más ganas que experiencia, y con más ímpetu que sabiduría. A nivel político, la situación es tensa como demandan los tiempos. El modelo social económico con Izquierda Unida es radicalmente opuesto al nuestro pero, aún así, podemos alcanzar acuerdos en asuntos importantes para la ciudad. Con el PSOE, entendemos que hay que tener paciencia con ellos, esto nos ha pasado a todos y tienen que pasar esta travesía en el desierto. Sin más.