Según datos de la Asociación de Comerciantes Barrio de las Letras, tras el cierre forzoso para frenar la pandemia han reabierto “como mucho el 35 o 40 por ciento de los negocios” en esta zona de Madrid, una situación similar a la del resto de áreas comerciales del centro de la capital cuya mayor fuente de ingresos es el turismo. Precisan, además, que en esos establecimientos “solo están trabajando los dueños, porque no se pueden permitir sacar a los empleados del ERTE”.
Hasta el momento apenas han echado el cierre definitivo “2 o 3 tiendas en todo el barrio”. Otros muchos negocios hacen números y todavía no les dan para subir la persiana. “Están esperando a septiembre y, a partir de ahí, tomar una decisión”, explican a Madridiario desde esta asociación. El resto, los que han reanudado la actividad en estos ejes turísticos ven cómo su facturación se reduce. Las rebajas tampoco han sido un revulsivo. “Atraen a gente, pero no son lo primordial en un barrio de turistas”.

Mientras tanto, en el Madrid periférico, otros comerciantes respiran aliviados. “A pesar de las perspectivas negativas que teníamos al comienzo del confinamiento, en que calculábamos que se perdería un 20 por ciento del comercio, al final no se han cumplido las previsiones y han cerrado muy pocos negocios”, se felicita Fernando Cifuentes, presidente de la Asociación de Comerciantes del Barrio del Pilar. En esta zona de Madrid, además, durante estas semanas “han surgido muchas iniciativas de negocio y comercio, inmobiliarias, nuevos bares, otra tienda de fotografía y empresarios que durante la pandemia han creado nuevos conceptos de negocio”, desgrana Cifuentes.
Desde esta asociación han estado muy activos durante y después de la pandemia, poniendo en marcha medidas para recuperar la economía de proximidad, como “un Plan de Digitalización del comercio de barrio, para que todos tengan tienda on line. Más del 95 por ciento no tenía y no pudo vender por no estar en internet”, apunta el presidente de la asociación. La web ‘Yo compro en el barrio, ¿y tú?’ es otra de las iniciativas que han desarrollado. “Allí aparecen todas las empresas del barrio y en ellas se va a poder comprar on line”. Una guía de comunicación, publicidad y marketing para los comerciantes, promociones cruzadas entre comercios y bonos solidarios son otras de las ideas desarrolladas por esta Asociación que pretende “aprovechar los recursos del barrio y transformarlo en un centro comercial abierto”.
En los negocios del Barrio del Pilar se nota más la recuperación que en el centro. “No dependemos tanto del turismo ocasional”, comenta Cifuentes. De hecho, este verano muchos vecinos han renunciado a salir de vacaciones, así que “se quedan en Madrid y están consumiendo”, algo que agradecen los comerciantes de la zona.

La ausencia de turistas lastra la reactivación de los comercios del centro
En el extremo contrario se encuentran los establecimientos de la Asociación Área Comercial Preciados-Carmen-Arenal (APRECA). Uno de ellos es la Casa De Diego, el negocio más antiguo de la Puerta del Sol. Se fundo en 1823, aunque no fue hasta 1858 cuando se asentó en el lugar que ocupa hoy en pleno kilómetro cero. “Vamos para bicentenarios. A ver si lo consigo”, dice su propietario, Javier Llerandi.
Este negocio tradicional, que ofrece paraguas y en esta época, sobre todo, abanicos y sombrillas, reabrió en cuanto fue posible “en la fase 1,5 y por vergüenza torera”, presume su dueño, que entendió que había que recuperar la normalidad cuanto antes. A pesar de ello, está vendiendo “entre un 10 y un 20 por ciento de lo que vendía” en un mes de agosto, “que siempre es difícil” y con el mínimo de plantilla, “de 11 empleados solo se han reincorporado cinco, el resto sigue en ERTE”. Llerandi espera que el Gobierno prorrogue hasta el primer trimestre de 2021 los ERTE por razón del Covid también a los comercios en zona turística, “igual que al sector hostelero y al turístico”.
“Nuestra zona es muy especial, esto es un comercio tradicional, pero no de proximidad. Las tiendecitas de proximidad sí pueden haber recuperado ventas, pero nosotros estamos enfocados al turismo nacional y extranjero. El 80 por ciento de mi clientela es turista”, incide el responsable de De Diego.
Mientras sobrevive abierto y aguanta a la espera de que haya un remedio para la pandemia, entiende que las tiendas de souvenirs de la zona permanezcan cerradas mientras no haya más negocio, aunque “el turista nacional sí se está moviendo y nosotros tenemos clientes muy fieles”.

Los dueños de Sport 2000 conocen las dos caras de la moneda. Tienen un negocio de ropa deportiva multimarca en pleno centro de Madrid y otro en Pueblo Nuevo. El primero depende un 70 por ciento del turismo, nacional e internacional, mientras que el segundo es una tienda de barrio. Ambos cesaron su actividad cuando el Gobierno decretó el estado de alarma y obligó al cierre de los establecimientos que no fueran de primera necesidad. Tardaron 15 o 20 días en reabrir sobre la fecha permitida en la desescalada y la tienda de Alcalá comenzó a dar servicio una semana antes que la de Preciados. “En el centro no había turistas y no se permitía mucho el movimiento en Madrid”, dice Beatriz Fernández, responsable de este negocio, así que prefirieron esperar, pero nunca se plantearon echar el cierre. “La temporada primavera-verano la tenemos recibida y pagada en febrero. Si no abrimos, ¿qué hacemos con la mercancía?”.
Desde entonces, la recuperación va muy lenta. “Llevamos 35 años en la calle Preciados y es desalentador ver cómo está el centro. Se te cae el alma a los pies. Un sitio que estaba lleno de gente, ahora se nota que le falta vida. La zona centro depende de turismo y el turismo está parado”, se lamenta Beatriz. La situación es más esperanzadora en la tienda de Pueblo Nuevo. “Sí notamos que el público en general está asustado, pero allí no han disminuido tanto las ventas”.
Un año perdido
Por suerte, esta pequeña empresa está muy saneada y no han recurrido a ninguna de las ayudas ofrecidas por el Gobierno, solo a la figura del Expediente de Regulación Temporal de Empleo. De los 20 empleados, aún quedan cinco o seis en ERTE. “Este año lo damos por perdido, pero podemos aguantar, tenemos la esperanza de que esto sea un bache que se va a pasar”, señala esta comerciante que no se plantea la venta on line porque su mejor baza "es su ubicación en la calle Preciados".

“Confío en la vacuna. Cuando la gente tenga menos miedo y sea más seguro moverse, será el punto de inflexión”, augura Beatriz, quien cree que “necesitamos un gobierno que fomente la creación de empleo, riqueza y que la economía vuelva a levantarse. Necesitamos una cooperación de todos, que escuchen más de lo que escuchan. Falta un poco de realidad”, se lamenta.
Un estudio realizado por Sage asegura que el 68 por ciento de las pequeñas y medianas empresas en España no prevé alcanzar la facturación previa a la crisis de la Covid-19 hasta el segundo semestre del 2021. Coincide con este planteamiento Eduardo Vega, director de la Asociación Empresarial del Comercio Textil y Complementos de la Comunidad de Madrid (ACOTEX), quien cree que el sector “va a necesitar un año para recuperarse, lo estamos viendo” y sentencia que “las perspectivas para lo que queda de año no van a ser buenas y más con los posibles rebrotes”.
En el caso concreto del sector textil, “hay un 15 por ciento de tiendas que todavía no han abierto”, apunta Vega. “Hasta junio, la caída en las ventas acumulada era de un 40 por ciento y estimamos que cuando termine este 2020 estará entre el 30 y el 40 por ciento con respecto al año pasado”.

Las tiendas de ropa han utilizado dos tipos de estrategias de recuperación. “Unos comercios han decidido hacer promociones agresivas para sacar el stock y algunos han conseguido vender; otros han preferido alargar la campaña de verano hasta octubre y no hacer tampoco grandes descuentos”, comenta el director de ACOTEX. “Pero las rebajas no han funcionado bien y las ventas se han reducido”.
Ante este panorama y con la incertidumbre de lo que pueda venir, desde esta asociación consideran que la manera de aliviar la situación de estos pequeños negocios pasa por “más que una moratoria en el pago de tasas y tributos, la exoneración del abono de esos impuestos; una rebaja en el IVA para incentivar el consumo, aunque sea temporal, y ayudas directas de financiación para el sector”.